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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Ética para Nerds o cómo dejar de sufrir.

Ética para nerds o cómo dejar de sufrir. La Ética es la disciplina que dirige la conducta para evitar toda clase se sufrimiento. Cuando hablo de sufrimiento solo hablo de sufrimiento propio, porque el sufrimiento “ajeno” no es experimentable. Este punto es esencial. La ética no es una norma social. No es un conjunto de normas de convivencia. No son una especie de “Derecho Natural”. Haber confundido estos términos y habiendo prostituido la ética a niveles de mandamientos divinos o de fuerzas mágicas ignotas, ha llevado por un lado a una élite a imponerla sólo para su propio beneficio y a una mayoría, para vivir atemorizados sobre castigos sobrenaturales, llámense divinos o de una especie de karma sobrenatural, si se trasgrede y para una minoría para usarla en su propio beneficio siendo un hándicap para los demás, sin remordimientos ni nada por el estilo. Son los sociópatas que ahora ocupan, por ejemplo, los puestos claves de la economía, las finanzas o la política. La ética en sí misma es una forma de vida que conduce al fin del sufrimiento, siempre y cuando se dé algún requerimiento previo. El sufrimiento es el dolor físico que se produce cuando el cerebro rompe sinapsis inútiles y debe rescatar esas neuronas. El motor de construcción de sinapsis inútiles se llama “apego”. La mente prevé una situación, la da por hecha, crea una realidad sobre ella y construye encima. Después, debido a la fuerza indomable de la entropía, la situación no se da o es diferente o incluso opuesta, y toda la construcción se viene abajo. Dicen que es cerebro es una máquina que sirve para prever el futuro. Pues lo hace bastante mal, y cada vez que lo hace mal, el propio cerebro se castiga sufriendo. También dar por hecho que una situación es estable, que es así y lo será siempre, Técnicamente es lo mismo, salvo que a esto lo llamamos “aversión”. Y la vieja entropía, de nuevo, se encarga de tirar estas construcciones de castillos de naipes. Aquí vemos que creer, tener cualquier clase de creencia, y sobre todo si es irracional y ciega, es la fórmula de éxito para obtener un sufrimiento seguro, sostenido en el tiempo y florido, muy florido. Es obvio que si montas estructuras sobre la base de ideaciones prefabricadas (normalmente por otros interesados) éstas no se van a ajustar a la realidad cambiante e imprevisible (que no aleatoria) que ni siquiera trata de descender su nivel de entropía a base de información. Es cierto que se puede vivir en un cuento durante toda la existencia, como también es cierto que no se deja de sufrir durante toda la existencia sin percatarse de que es el cuento la fuente de ese sufrimiento. Pero en el pecado va la penitencia. El mecanismo para no sufrir consiste en construir estructuras mentales si y solo si tenemos una posibilidad nula de equivocarnos. Construir sobre seguro. Dicho de otra forma: no hacer nada (o dejar de hacer nada) por ignorancia. La información es energía, y se emplea para disminuir los niveles de entropía del entorno. El sufrimiento va a depender de la entropía residual que aceptemos como asumible después de tratar de reducirla lo más posible con información. Si solo apostamos solo a hechos seguros, solo podremos ganar, y si no tenemos información suficiente sencillamente no apostamos con lo que jamás podremos perder. La vida es un casino, una ruleta que se nos aparece imprevisible. Pero está en nuestra mano jugar o no. Apostar o no. Ganar o no. Perder o no. Aquí regreso a la fe. En este símil viene a ser el que se trae un libro que le ha dado un adivino y que solo con base a él apuesta, independientemente de todo. No necesita saber nada de juego, solo del libro. Así… ¿crees que va a ganar siempre? Por supuesto que no. Ganará y perderá. De todo. Eso sí, en el libro se le instruye de que cuando gana es gracias al libro y cuando pierde es porque no es suficientemente creyente del libro. Y el tipo va y se lo cree. Y así, aunque parezca infantil y estúpido, funciona una inmensa mayoría de carne con ojos que vota, dirige y decide el futuro del planeta. Por tanto la clave para no sufrir será la posesión de la Sabiduría. O sea, si eres sabio nunca harás nada por ignorancia. Una forma particular de ignorancia es el apego. No haces las cosas porque son adecuadas sino porque te encaprichas. O bien, dejas de hacer las cosas que son adecuadas porque te enrabietas con ellas. Imagina un conductor tratando de llevar un coche con un niño pequeño, caprichoso, y enrabietado que no para de chillarle que vaya por aquí o por allí, que llora, patalea, le insulta y hasta le muerde. Acaba en la barranca, fijo. Pues ese conductor eres tú. Como lo lees. Entonces… ¿Cómo lo podemos hacer? Matando al crío, claro. Pero el jodido no se deja. Así que vamos a tratar de plantear una estrategia. Lo primero es hacer que se calme, y no se las pase chillando. Eso se consigue mediante las jhānas, con Samadhi, que si se llama también meditación de tranquilidad es por algo. Esto induce en la mente a suprimir los pensamientos reactivos. Así lo calmas y no habla hasta que no le preguntas. Ya es un paso. Previo, pero fundamental. Sin este paso, lo demás se hace imposible porque el bicho te va a tener permanentemente aturdido. Vemos que ser sabios es no hacer nada por ignorancia, y esto implica que nada haremos por capricho, llamémosle “apego”, o por rabieta, llamémosle “aversión”. Entonces, en la práctica ¿cómo lo hacemos? Lo primero es poniendo atención al volante, para ver que tenemos delante. Para eso hay que echarle esfuerzo, porque la atención se marcha solo, y para no dormirnos. Es obvio que si no hacemos nada ni por aversión, ni por apego, implica necesariamente que no haremos cosas que solo se hacen por aversión o apego. ¿Y cuáles son esas cosas? Quitar la vida solo se hace por aversión. Robar, por apego. Mentir por de todo, se miente, se chismorrea, se insulta por aversión, por apego, o por ambos. Y el sexo es una fuente natural de invitación al apego. No es necesariamente apego, pero es algo a tener bajo control para que no derive en un apego ciego. Un caso claro de apego es cualquier relación incorrecta. Es claro, si no lo haces por apego al sexo, ¿a qué viene liarte con la mujer del vecino? Bueno, también puedes hacerlo porque le odias… si no, ¿a santo de qué? ¿Por qué? ¿Para qué? Además, si bebes no conduzcas. Entender esto, y tener la intención de hacerlo cierra el ciclo. Esto es lo que es el Noble Óctuple Camino, explicado para nerds. Y no me vengas ahora diciendo que no te has enterado.

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