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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Vida, Muerte, Nibbana…

La vida es intervalo. Puro concepto. Técnicamente se compone de una multitud de contactos, de ahoras, que no es sino una forma temporal de denominar el contacto. Cada ahora es único porque es un conjunto de efectos que fructifican en ese ahora. Y ese ahora acaba de convertir condiciones subyacentes en causas reales, medibles y cuantificables. A las que se puede seguir su origen hasta el infinito tendiendo hacia la ignorancia. Esos efectos pueden ser a su vez condiciones, que en otro ahora pudieren devenir en causas. Y así. Se asemeja a la ola en el mar. En si, no hay tal cosa como ola. Son moléculas agua en un movimiento coordinado. Esa coordinación es la fructificación de las condiciones en causas. Una molécula condiciona la siguiente y algunas más. Y queda atrás fuera de la ola. Con la vida sucede algo similar. Estamos surfeando una ola continuamente. El instante siguiente es efectos de condiciones preexistentes en el momento anterior. Las condiciones subyacen ahí. No están ni en el pasado ni en el futuro. Están todas ahora. Se combinan o no. Se convierten en causas o ni. Todas están ahora Podemos decir que la vida es de aquellos Estados anteriores de los que nos acordamos. Empezamos mal. Si es memoria malo, el cerebro tiene una tendencia de hacer el pasado a medida. Y la memoria sólo se ejecuta en tiempo real. Y el pasado es también puro concepto. Si esa actividad fuera incondicionada podríamos decir que podría tener algo así como un momento inicial. Pero no. Son condicionados por momentos previos, lo que significa que a antes de un surgimiento de dos condiciones básicas para el inicio de la vida que son la codependencia entre una conciencia y una materia, y estas son a su ve, condicionadas, por lo que el proceso carece de inicio al menos, y respecto a su final lo mismo, todas las condiciones están tan vivas o más que nunca. Y no hay forma de evitar que paren. Si alguien pudiese parar la condicionalidad sería más que Dios, porque ni siquiera necesitaría ser pensado. Por eso Dios es condicionado porque requiere ser pensado. El maremágnum de energías que inciden en el contacto con la conciencia se dan sentido ambas entre sí. Es ese punto el ahora. Las energías quedan determinadas por la conciencia y está a su vez es condicionada por las energías. Son codependientes. Uno no se casa sólo. Me remito a la mecánica cuántica respecto a la dependencia de las energías (conceptualizado a veces como el concepto materia). Y la conciencia no surge por si, sin objeto. No se ve si no hay qué ver. Y si nadie ve no hay luz. Y se van condicionando. Hablar aquí de muerte carece de sentido. No hay posibilidad de que una conciencia cuántica pueda parar la condicionalidad a no ser que esa conciencia salte fuera de las condiciones, que salte a Nibbana. Ahí sí está el fin de los procesos. Si no, la conciencia de muerte es tan condicionada como cualquier otra y condiciona como cualquier otra. La única diferencia es que el salto (jump to) es más largo. Esa conciencia condiciona otra de diferente cualidad. Nada más. Así, la muerte, no es más que el salto a otra serie de rutinas, pero en ningún caso la detención del programa. Lo que podríamos conceptualizar como vida no es más que el subconjunto de contactos entre cada dos pares de muerte-reconexión. En un continuo infinito de contactos.u Condicionados. En el Samsara.

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