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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Una de Ratas

Copyright (C) 2020 Tomás Morales

Érase una vez en cierto laboratorio en el que a un investigador se le ocurrió una idea para «resucitar» a un grupo de ratas. Es bien conocido que si a una rata se la somete a la ausencia de oxígeno durante un periodo prolongado de tiempo, ésta sufre daños neurológicos e incluso la muerte. En un grupo de control se las sometió a una atmósfera con ausencia de oxígeno y midió el tiempo que transcurrió hasta que todas murieron.

¿Qué podría haber que protegiera a las neuronas cerebrales ante la ausencia de oxígeno o anoxia cerebral?

A un grupo de ratas las inyectó un conjunto de neurotransmisores, entre ellos, la dopamina y la serotonina, directamente en el cerebro, y a otro grupo de control, nada. Después de tenerlas durante un tiempo superior al registrado para la muerte de las ratas, como era previsible, todas las del grupo de control estaban muertas, sin embargo, las ratas a las que se las inyectó el cóctel de neurotransmisores al volverlas a dar oxígeno se fueron «despertando» una a una y no solo no mostraban daño cerebral alguno, sino que se las veía especialmente «contentas».

Es evidente que durante ese periodo de tiempo, en ausencia total de oxígeno, las neuronas no estuvieron funcionando, aunque sí quedaron protegidas por los mismos neurotransmisores que ellas mismas generan y que les fueron inyectados. Esto indica que durante ese tiempo, su cerebro dejó de funcionar.

El investigador tomó nota y lo publicó.

No llegó a más. Pero nosotros, sí…

¿Qué le sucedió a la conciencia de las ratas en el periodo en el que su cerebro estuvo inactivo? La conciencia procesa lo que le llega del cerebro, pero si no le llega nada de ese cerebro si puede ponerse a procesar «otras cosas». Quizás por eso se las veía tan «contentas» al «despertarse»…

Recordemos que no estaban soñando, que el sueño es una actividad intensa del cerebro. El cerebro estuvo desactivado por falta de comburente para hacer las reacciones químicas.

De momento, parece que ya sabemos como salir de donde estamos para ver la Torre Eiffel. Se llama anoxia cerebral y la idea es implementarla sin sufrir daño cerebral irreversible o la muerte, y sin pincharnos drogas en el cerebro, además.

No vayas a pensar que esta idea se le ocurrió solo a este investigador, que va. Hace mucho tiempo también la tuvo el futuro Buddha, el bodhisatta Gotama…

Colección de Discursos de Mediana Longitud MN 85. Con el Príncipe Bodhi

Entonces se me ocurrió:

«¿Por qué no practico la absorción sin respiración?»

De modo que corté la respiración por la boca y la nariz. Pero luego salieron vientos de mis oídos haciendo un ruido fuerte, como el soplo de los fuelles de un herrero. Mi energía se despertó e incansable, y mi conciencia estaba totalmente lúcida, pero mi cuerpo estaba perturbado, no tranquilo, porque había presionado demasiado con ese esfuerzo doloroso.

Entonces se me ocurrió:

«¿Por qué no sigo practicando la absorción sin respiración?»

De modo que corté la respiración por la boca, la nariz y los oídos. Pero luego los fuertes vientos me aplastaron la cabeza, como si un hombre fuerte me perforara la cabeza con una punta afilada. Mi energía se despertó e incansable, y mi conciencia estaba totalmente lúcida, pero mi cuerpo estaba perturbado, no tranquilo, porque había presionado demasiado con ese esfuerzo doloroso.

Entonces se me ocurrió:

«¿Por qué no sigo practicando la absorción sin respiración?»

Así que corté la respiración por la boca, la nariz y los oídos. Pero luego tuve un fuerte dolor de cabeza, como si un hombre fuerte estuviera apretando una correa de cuero resistente alrededor de mi cabeza. Mi energía se despertó e incansable, y mi conciencia estaba totalmente lúcida, pero mi cuerpo estaba perturbado, no tranquilo, porque había presionado demasiado con ese esfuerzo doloroso.

Entonces se me ocurrió:

«¿Por qué no sigo practicando la absorción sin respiración?»

De modo que corté la respiración por la boca, la nariz y los oídos. Pero luego los fuertes vientos me partieron el vientre, como si un hábil carnicero o su aprendiz me abriera el vientre con un cuchillo de carnicero. Mi energía se despertó e incansable, y mi conciencia estaba totalmente lúcida, pero mi cuerpo estaba perturbado, no tranquilo, porque había presionado demasiado con ese esfuerzo doloroso.

Entonces se me ocurrió:

«¿Por qué no sigo practicando la absorción sin respiración?»

De modo que corté la respiración por la boca, la nariz y los oídos. Pero luego hubo un intenso ardor en mi cuerpo, como dos hombres fuertes agarrando a un hombre más débil por los brazos para quemarlo y quemarlo en un pozo de brasas encendidas. Mi energía se despertó e incansable, y mi conciencia estaba totalmente lúcida, pero mi cuerpo estaba perturbado, no tranquilo, porque había presionado demasiado con ese esfuerzo doloroso.

Entonces algunas deidades me vieron y dijeron:

—El asceta Gautama está muerto.

Otros decían:

—No está muerto, pero se está muriendo.

Otros decían:

—No está muerto ni muriendo. El asceta Gautama es un perfeccionado, porque así es como viven los perfeccionados.

Es decir, en principio, eso de la anoxia cerebral funciona, porque la conciencia se vuelve totalmente lúcida. El asunto es que conteniendo la respiración no funciona… Además, sin protección neurológica el tema se vuelve peligroso…

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