ANSIEDAD La ansiedad (del latín anxietas, ‘angustia, aflicción’) es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos, y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza. La ansiedad es la respuesta aversiva a pensamientos que aparecen como desagradables. Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico., si además se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina. El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se libera es adrenalina. Desde este punto de vista este sistema es una señal positiva, de salud, que ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con ansiedad, entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por otras catecolaminas. En las sociedades avanzadas modernas, esta característica innata del ser humano se ha desarrollado de forma patológica conformando cuadros sintomáticos que constituyen los denominados trastornos de ansiedad, que tiene consecuencias negativas y muy desagradables para quienes lo padecen. TRASTORNOS DE ANSIEDAD Entre los trastornos de ansiedad se encuentran:
fobias,
trastorno obsesivo-compulsivo,
trastorno de pánico,
agorafobia,
trastorno por estrés postraumático,
trastorno de ansiedad generalizada,
trastorno de ansiedad social, etc.
El miedo escénico es una forma de ansiedad social, que se manifiesta frente a grupos y ante la inminencia de tener que expresarse en público o por efecto de imaginar dicha acción. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad patológica se vive como una sensación difusa de angustia o miedo y deseo de huir, sin que quien lo sufre pueda identificar claramente el peligro o la causa de este sentimiento. Esta ansiedad patológica es resultado de sus ideas interiorizadas acerca de sus problemas. Además, es muy común la comorbilidad con otros trastornos mentales, como los trastornos del estado de ánimo. Entre los factores biológicos, se han encontrado alteraciones en los sistemas neurobiológicos gabaérgicos y serotoninérgicos; anomalías estructurales en el sistema límbico (córtex paralímbico), que es una de las regiones más afectadas del cerebro; ciertas alteraciones físicas; una mayor frecuencia de uso y/o retirada de medicinas, alcohol, drogas y/o sedantes y otras sustancias; y cierta predisposición genética. Entre los factores ambientales destacan los factores psicosociales de riesgo que son las situaciones de estrés, las experiencias que amenazan la vida, el ambiente familiar y las preocupaciones excesivas por asuntos cotidianos. ANSIEDAD PATOLÓGICA Los estudios sobre epidemiología establecen una prevalencia a lo largo de la vida del 29% de los trastornos de ansiedad en la población general. La ansiedad se considera patológica cuando el estímulo supera la capacidad de adaptación de respuesta del organismo y aparece una respuesta no adaptativa, intensa y desproporcionada, que interfiere con el funcionamiento cotidiano y disminuye el rendimiento. Se acompaña de una sensación desagradable y desmotivadora, síntomas físicos y psicológicos, y persiste más allá de los motivos que la han desencadenado. La ansiedad patológica aparece de forma espontánea de manera endógena y presenta las siguientes características: se manifiesta intensamente, se prolonga y mantiene en el tiempo más de lo debido, surge ante estímulos que no debieran generar la respuesta de ansiedad y se presenta una respuesta inadecuada respecto al estímulo que lo suscita. El problema surge cuando esta forma de reacción aguda es excesivamente intensa, como en los ataques de pánico o en las crisis de ansiedad (en los que la persona no puede controlar su ansiedad y alcanza niveles extremos), o bien cuando dicha reacción aguda se establece como un hábito, es decir, si una reacción de ansiedad de alta intensidad se convierte en crónica, o se vuelve muy frecuente. Cuando la ansiedad se convierte en patológica provoca malestar significativo, con síntomas que afectan tanto al plano físico como al conductual y psicológico: Síntomas físicos:
Vegetativos: sudoración, sequedad de boca, mareo, inestabilidad.
Neuromusculares: temblores, tensión muscular, cefaleas, parestesias.
Cardiovasculares: palpitaciones, taquicardias, dolor precordial.
Respiratorios: disnea.
Digestivos: náuseas, vómitos, dispepsia, diarrea, estreñimiento, aerofagia, meteorismo.
Genitourinarios: micción frecuente, problemas de la esfera sexual.
Síntomas psicológicos y conductuales
Aprensión, preocupación.
Sensación de agobio.
Miedo a perder el control, a volverse loco o sensación de muerte inminente.
Dificultad de concentración, sensación de pérdida de memoria.
Inquietud, irritabilidad, desasosiego.
Conductas de evitación de determinadas situaciones.
Inhibición o bloqueo psicomotor.
Obsesiones o compulsiones.
SUICIDIO Llama la atención la poca cantidad de artículos publicados en la relación del suicidio con los distintos trastornos de ansiedad, en comparación con lo publicado con otros cuadros psiquiátricos, considerando su altísima prevalencia, casi 3 de cada 10 personas la sufrirá a lo largo de su vida. Tanto los estudios clínicos como aquellos realizados en la comunidad, instauran claramente la existencia de una asociación entre la presencia de trastornos de ansiedad y la ideación suicida, tentativas suicidas y el suicidio. En el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se presenta la mayor prevalencia de ideación suicida, siendo del 27,3% dentro de los doce meses. Los atentados suicidas están asociados más frecuentemente con trastorno de pánico (3,6%) y el TOC (3,3%). La comorbilidad es una constante entre los trastornos de ansiedad y depresivos, estos a su vez se presentan junto a otros trastornos psiquiátricos de forma independiente y frecuentemente están asociados a cuadros clínicos crónicos como ser los trastornos cardiovasculares o la diabetes mellitus. ANALISIS Hemos visto que lo que condiciona la ansiedad patológica es su carácter endógeno que no es otro que la aparición descontrolada de pensamientos desagradables. Para que esos pensamientos desaten una respuesta emocional negativa es condición que exista un previo apego a la situación actual o miedo a una pérdida. La respuesta emocional negativa provoca cambios químicos en todo el cuerpo para responder a la amenaza, lo que genera todo tipo de problemas.
Esta condicionalidad va en cascada: si no hay pensamientos, ya no hay ansiedad posible.
Pero, una vez lanzados los pensamientos, conseguir que no desaten su respuesta emocional requiere que la respuesta emocional esté anulada.
Y una respuesta emocional lanzada causa daños difíciles de reparar.
Podemos actuar en cualquiera de estos niveles, los dos primeros previenen el desencadenamiento de la ansiedad, el tercero solo puede paliar los efectos negativos. Lo más sencillo y radical es atacar el punto 1. Si logramos que no existan pensamientos no deseados, pensamientos reactivos, el resto ya no puede darse. Precisamente, una de las propiedades de la primera jhāna es precisamente esa: la eliminación de los pensamientos reactivos. Este efecto, como vimos, va desde las tres horas la primera vez que se practica, a convertirse en indefinido si la práctica es regular. La primera jhāna es, por tanto, el mejor ansiolítico posible. Carece de efectos secundarios y puede ser usado por la población en general. Es indudablemente el tratamiento de elección. Incluso resuelve la ansiedad debida a factores biológicos por alteraciones en los sistemas neurobiológicos gabaérgicos y serotoninérgicos, ya que, para lograrlo se necesita saber regular la propia generación de serotonina. Y los niveles de GABA también se regulan con un ejercicio muy similar. Jhānas son placer Jhānas son felicidad Jhānas son salud Física y mental.
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