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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Respecto al Respeto al Respeto

El respeto aparece en apariencia como algo bueno y deseable, señal de buena convivencia y educación. El respeto es una norma social y adecuarse a ella contribuye a mantener la sociedad, sus valores y principios establecidos. Hasta aquí parece todo perfecto, pero… En el enunciado damos por supuesto cosas que son falsas. Por ejemplo, que todo es perfecto. En una sociedad donde todo es perfecto, el respeto ahonda en la perfección. En una sociedad en la que todos sufren, del respeto es al sufrimiento. ¿En qué sociedad estamos? ¿En la sociedad de la Información? ¿Y que implica la existencia de Información? Obviamente, la información solo existe en un entorno de Ignorancia. Al final, el respeto en sociedades como ésta es solo respeto a la Ignorancia. El respeto, al ser aceptado por el conjunto social, se transforma en primera instancia en un amplificador que ensordece cualquier clase de discrepancia y en último término, su misión es reprimir, entre otras cosas, a la misma Sabiduría. En una sociedad sabia, no hay información posible. Ni opiniones, ni discrepancias. Hablar de sociedad, considerándola como una especie de unión acumulativa consensuada de los individuos que son la que la componen, es una falacia. Las sociedades creen lo que sus élites les hacen creer y las creencias nunca son inocentes: siempre benefician a quienes las promueven y no a cada individuo particular. La misión de creer que hacer un poco menos infelices a unos a cambio del sufrimiento de la mayoría. Como aquel que tratando de no ahogarse se apoya en otros que sí que se están ahogando. La creencia no es colaborativa, es servil. Atenerse a normas, como el respeto, es una clase de fe, de fe ciega. Y ya sabemos que, si mirando nos equivocamos, sin mirar, mucho más. Ir con los ojos vendados por el valle de las espinas es la fórmula del fracaso. El respetuoso es una clase de virtuoso. Le sirve para ocultar sus abyectas intenciones al resto del grupo. Ocultar, que no eliminar. Así, el respeto a la ignorancia implica hipocresía. Para aquellos que velan por sus intereses y los imponen a las mayorías, la apariencia es suficiente. La hipocresía les vale. El respeto es siempre respeto a la hipocresía. ¿Os imagináis a un matemático respetando a otro que está equivocado?, o ¿a un ingeniero?, o ¿a un médico? La estabilidad, el statu quo, nunca es deseable para una sociedad oscurecida por la Ignorancia. Mantener la ignorancia sirve para muchas cosas, pero ninguna buena. Entonces… ¿para que sirve el respeto? El respeto tiene una gran utilidad para aquellos individuos interesados en conservar lo que existe y que nada les altere. Aquellos que están bien sufriendo se llaman tontos. Aquellos tontos capaces de llegar a la violencia defendiendo su sufrimiento, se llaman necios. Por tanto, el respeto es algo muy deseable tanto para necios como para tontos. Sin embargo, para aquellos que no lo son, el respeto puede ser una manta que oculta, un impedimento insalvable para despertar. Es por ello por lo que romper el respeto, tirar de la manta, agitarles para que despierten es imprescindible. Ser irrespetuoso con aquellos que están dormidos, agitar sus adherencias, desprendérselas es la forma de que se pongan a pensar y abran los ojos, en un acto de compasión. La ignorancia que no puede ser removida debe ser evitada. Por tanto, se puede usar el respeto, que tanto les gusta, con necios y tontos. Si te encuentras que alguien te agita, piensa que es alguien que se está molestando en hacerlo. Que es posible que lo que busque es despertarte y no agredirte. Trata de abrir los ojos y mira por ti mismo. Y, después, decide. A los necios y tontos nadie se molesta en agitarles. Despierta de tu pesadilla. Ya es hora. Y emplea tu respeto con aquellos que encienden luces, tiran de la manta y te hacen despertar. La ignorancia no merece respeto, la sabiduría sí.

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