Copyright © 2023 Tomás Morales Duran. Todos los Derechos Reservados
Hemos de considerar que competir con el batracio a ver quién sintetiza más drogas no es una solución definitiva, más bien sirve para eliminar ciertas conductas adictivas y para interferir en las órdenes del bicho. Por ejemplo, una compradora compulsiva que es adicta a la serotonina a cambio de deudas inmanejables, cesará en su adicción en cuanto compruebe que consigue lo mismo, o más, sin buscarse problemas con las tarjetas de crédito.
También sirve para quitarle el misterio a las acciones del batracio, comprobando por uno mismo que el placer o la felicidad no tienen nada de «espiritual» o «elevado», que no son más que drogas sintetizadas por un bicho con ansia de dominio, pero que uno mismo las elabora igual.
Si lo que queremos es que el batracio no vuelva a molestar más, el tratamiento de elección consiste en someter al cerebro a una exposición extrema a la serotonina durante un periodo de tiempo muy prolongado con el objetivo de inmunizarlo. Esto se consigue mediante un ejercicio muy intenso de concentración que tiene como fin crear un bucle de síntesis de serotonina de forma que cuanta más se recapta, más se sintetiza. Así, repetidamente, cada vez más y más rápido, hasta que todo el circuito queda absolutamente agotado, sin capacidad de generar ni un solo miligramo más. Esto puede llevar de 10 a 16 horas, y quienes lo han hecho lo comparan a haber mantenido constantes diez dosis de LSD durante todo ese tiempo.
Es una experiencia definitiva. Después de ella, el batracio habrá perdido toda capacidad de influencia, porque el cerebro quedó inmunizado.
Mazinger se libró del chaval. Ahora tendrá que empezar a vivir por él mismo dependiendo de la ética que irá descubriendo según vaya eliminando las tinieblas de la ignorancia en la que estuvo sometido en su condición de autómata.
Esto no es el fin. Es el principio. Así comienza una vida realmente humana.
Comments