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La Declaración de los Derechos del Hombre de 1793 arranca en su artículo 1 con la siguiente declaración:
“Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”
Durante los siguientes siglos se fue imponiendo esta idea liberal de forma que hoy es parte integrante de lo que se llaman “Derechos Humanos”, que también en su artículo primero proclama:
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.»
Aquí se da por hecho de que todos están dotados de razón y conciencia. Pero… ¿todos los humanos tienen la misma dotación de razón y conciencia?
Obviamente, no.
Durante la historia de la Humanidad se ha discriminado por múltiples criterios, siendo los más conocidos los raciales y económicos. Es un hecho que en países multiétnicos estos criterios subyacen en la mentalidad de las personas.
Sin embargo, ni la raza ni el estatus social ni el poder económico implica estar dotados de mayor nivel de razón y conciencia. Estos criterios, inútiles, se emplean por un supuesto efecto halo, una disonancia cognitiva, que ve en el blanco y rico al ser superior.
El término que utilizó el nacionalsocialismo para referirse a los seres superiores es el de “Ario”, justamente el mismo término que utilizó el Buddha para designar a los Nobles que han entrado en la corriente y son los vencedores del Samsara en uno u otro grado.
¿Qué diferencia hay entre el Ario alemán y el Ariya buddhista?
Como término discriminatorio, es más fuerte el término buddhista, de forma que un simple sotāpanna es un ser muy superior a cualquier persona corriente, incluyendo los reyes. Y existe una jerarquía entre los arios buddhistas, los arahants ocupan la casta superior, seguidos por los anagami y sakadagami y, por último, como casta inferior, los sotapannas.
Ninguno de ellos podrá renacer en planos de sufrimiento.
Las personas corrientes quedan fuera de este sistema de castas, siendo de esta forma considerados Dalits o parias, sujetos a renacer en el infierno.
En India las castas se formaron con criterios raciales de color de piel al invadir los arios blancos de las estepas del norte a los dravidianos negroides del sur. La raza es una condición de nacimiento y no puede ser removida. Sin embargo, carece de sentido si tomamos en cuenta la multiplicidad de nacimientos a lo largo de una existencia. Hoy naces noble, mañana esclavo; digamos que cambias de condición hacia arriba o abajo en cada nueva vida, pero no durante una misma vida.
En el sistema buddhista solo se puede ascender en la escala social, de forma que un anagami puede llegar a ser un arahant, pero no al contrario, y el cambio social se produce en vida.
Resultaba escandaloso que un Dalit pudiera ser un Arahant (Su Señoría) y ser tratado como tal, y que un brahmán de origen, siendo una persona corriente no fuera digno de tratar con un simple Aprendiz (sotāpanna).
Estas distinciones sociales se mantuvieron en las sociedades buddhistas, lo que provocó en ocasiones problemas de orden político ante la contingencia de que alguien se declarara Ario, por eso, estas declaraciones se reprimieron severamente.
Cuando se organizaron las diferentes religiones del espectro buddhista, los autores se encargaron de imposibilitar que los adeptos lograran cualquier nivel de iluminación lo que resultaría verdaderamente problemático para el Emperador que patrocinase estas religiones. El Hinayana desvió la atención a la corrupción de los textos mediante comentarios y el uso del estudio intensivo del Abhidhamma en lugar de la práctica que podría resultar políticamente peligrosa. El Mahayana fue más allá y directamente prohibió a sus fieles la iluminación como muestra de “compasión” para “todos los seres”, estando obviamente entre esos seres, el emperador Kanishka.
El nacionalsocialismo alemán retoma el concepto hindú de raza como discriminador social ignorando el sistema buddhista, lo que es un error.
Y ¿por qué un Ario tiene más conciencia y razón que una persona corriente?
Ya lo vimos, una persona corriente usa el cerebro anfibio y reptil mayoritariamente, con lo que su conciencia es verdaderamente pobre y su razón, al estar mediatizada por las emociones químicas, deficiente.
En biología, la taxonomía es la ciencia de nombrar, definir y clasificar grupos de organismos biológicos en base a de características compartidas. Los organismos se agrupan en taxones (singular: taxón) y estos grupos reciben un rango taxonómico; Los grupos de un rango determinado se pueden agregar para formar un supergrupo de rango superior, creando así una jerarquía taxonómica. Los rangos principales en uso moderno son dominio, reino, filo, clase, orden, familia, género y especie.
Estamos hablando de diferencias funcionales incluso a nivel de Clase, donde las personas corrientes, estos Dalits, pueden asociarse a la clase Amphibia o Saurópsida, muy diferente de la Mammalia, específicamente Theria, Euarchontoglires, Primates, Haplorrhini, Homínidos, Homo, Homo Sapiens.
Es mucho más que “racismo” que es indistinguible genéticamente. La diferenciación no es a nivel material sino mental.
Y así considerados, aplicando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al no tener ni la razón ni la conciencia iguales, no son iguales.
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