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¿Y qué sigue?
Ya vimos las razones de por qué liberarse.
Ahora bien, ¿quién puede liberarse? Uno puede liberarse a sí mismo por sus propios medios o puede hacerlo mediante la ayuda de un tercero. Hacerlo por uno mismo es estrictamente hacerlo todo por uno mismo, es decir, cualquier información que no surja de uno mismo se convierte en un contaminante que corromperá el proceso. Es lo contrario al «autodidacta» que agarra de aquí y de allí según se le va ocurriendo sino que es ser un investigador puro que parte de cero y para ello borra cualquier prejuicio y conocimiento previo.
Para liberarse con la ayuda de un tercero se tienen que dar dos condiciones. La primera es que ese tercero esté liberado, lo que es de pura lógica. La segunda, que se tenga una fe absoluta en su iluminación, ya que de no ser así, cualquier cosa que diga se podrá poner en duda, corrompiendo el proceso de liberación. De aquí se deduce que no se puede tener más de un maestro y, como en el caso anterior, cualquier información que no surja del Maestro o por indicación del mismo, se convierte en un contaminante que corromperá el proceso.
En resumen, o te salvas tú solo, pero tú solo, o te salvas con la ayuda de otro, pero solo con la ayuda de ese otro. A esto se llama Creencia Correcta, y es conditio sine qua non. Si te gusta mezclar, deja ese mal gusto antes de empezar.
¿Dónde puede uno liberarse?
Si se opta por liberarse uno por sí mismo, se debe localizar un lugar tranquilo, con buena temperatura, aislado, con un flujo de agua cerca y dotado con sombra para poder ahí hacer el esfuerzo. Si se opta por ser asistido por un Maestro, será éste quien indique el lugar. Al tratarse de un trabajo individual, se hace en aislamiento.
Si dar con el Maestro es complicado, aparece uno cada muchos siglos, dar con el sitio no lo es menos, no hay muchos sitios habilitados en todo el planeta.
¿Cuándo puede uno liberarse?
En cuanto se dé con el Maestro y el sitio.
Estás tardando.
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