Aunque la palabra místico viene etimológicamente del latín mystĭcus y a su vez procede del griego mystikós (relativo a los misterios, místico), la mejor definición nos la ofrece Wittgenstein, en su Tractatus: “Hay, ciertamente, lo inexpresable, lo que se muestra a sí mismo; esto es lo místico”
Es inexpresable porque está fuera tanto de la esfera del lenguaje como de la esfera de los sentidos, y se muestra tal como es. No se puede expresar porque lo expresable es aquello que está dentro la esfera del lenguaje, o sea, no existen palabras que puedan comunicarlo. Y como, además, está fuera de la esfera sensorial no puede entrar a través de ningún sentido, se muestra directamente. Como veremos más adelante para acceder a la mística debemos ejercitarnos en anular tanto la esfera del lenguaje como la de los sentidos. Lo «inexpresable» es la Realidad tal como es. La mística trata exclusivamente de la Realidad, expresiva y desnuda. Evidentemente, la Realidad es congruente con la Verdad, esto es, con la máxima fundamental: «todo está condicionado».
La lógica funciona porque trata sobre relaciones condicionales, y las matemáticas se basan en la lógica. Esto significa que nada real o que sea verdad es incoherente, por insólito que resulte.
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