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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Más allá del Noble Óctuple Sendero

El DN 2 es un relato perfecto de lo que el Buddha quería de sus bhikkhus: los quería santos, no iluminados. Una buena parte del relato nos lleva a diversas actividades relativas a la perfección de la virtud, pero la virtud ata al Samsara exactamente igual que la ignorancia. En lugar de amarrar al infierno, amarra al cielo, que viene a ser exactamente lo mismo. Este es el problema: si optas por la virtud, por la ética llegas a la extinción del sufrimiento. Y ¿despues que? ¿Morir y seguir vagando por el Samsara? El noble octuple camino es la ética llevada a sus maximas consecuencias y lleva indefectiblemente al fin del sufrimiento. Pero hasta ahí. Quien ya no sufre es aquel que ha erradicado el apego y la aversión, y se llama «anagami». Pero el noble óctuple sendero no guarda la fórmula para erradicar la ignorancia. Al final del relato, como por arte de magia, el Buddha introduce «A través de este conocimiento y la visión, su mente es liberada de las impurezas de la sensualidad, de las impurezas de la existencia y de las impurezas de la ignorancia.» ¿Como va a erradicar las impurezas de la existencia si lo UNICO QUE HA HECHO es ATARSE a la existencia a través de la virtud? Y ¿como va a erradicar la ignorancia si ni siquiera sabe como se hace? EL Buddha fracasó y su fracaso tiene un nombre: Ananda. En el momento de su muerte, el Buddha se dirige a Ananda, un ser lleno de inteligencia, memoria y virtud, un santo, y le dice que si quiere iluminarse que haga lo que él hizo, o sea, nada de todo lo anterior. Un ser iluminado no necesita restringir sus sentidos, no necesita virtud alguna, como tampoco necesita conocimiento de nada. Un ser iluminado es sabio y está por encima del bien y del mal porque ya nada le ata al Samsara y, por supuesto, nada le puede hacer sufrir, está liberado del kamma.


Digha Nikaya 2

Samannaphala Sutta

Discurso sobre los frutos de la vida contemplativa

Rajamaccakatha—Porción con el rey

Esto he escuchado: En una ocasión, el Bienaventurado estaba en Rajagaha, en la Arboleda de los Mangos de Jivaka Komarabhacca, con un numeroso grupo de monjes, unos mil doscientos cincuenta monjes. Esta día era el día de Uposatha, la noche de la luna llena, de la época de las azucenas, del cuarto mes de las lluvias, llamado Komudi. Esta noche, el rey Ajatasattu de Magadha, hijo de la reina Videha, estaba sentado en la terraza de su palacio rodeado por sus ministros. En un momento dado, sintió una inspiración y exclamó: “¡Qué maravillosa, amigos, es esta noche iluminada por la luna! ¡Qué hermosa! ¡Qué encantadora! ¡Qué auspiciosa es esta noche iluminada por la luna! ¿A cuál de los ascetas o brahmanes podríamos visitar esta noche, para que trajera paz a nuestra mente?”. Cuando esto fue dicho, uno de los ministros se dirigió al rey con estas palabras: “He aquí, Su Majestad, está Purana Kassapa que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio. Entonces, otro ministro se dirigió al rey con estas palabras: “He aquí, Su Majestad, está Makkhali Gosala que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio. He aquí está Ajita Kesakambalin … He aquí está Pakudha Kaccayana … He aquí está Sañjaya Belatthaputta … He aquí, Su Majestad, está Nigantha Nataputta, que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además, es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio.

Komarabhaccajivakakatha—Porción con Jivaka Komarabhacca

Mientras tanto, todo ese tiempo Jivaka Kombarabhacca estaba sentado en silencio, no muy lejos del rey. Así que el rey se dirigió a él con estas palabras: “Amigo Jivaka, ¿por qué permaneces en silencio?”. “Su Majestad, he aquí que el Bienaventurado, el Arahant, el plenamente despierto Buda, está en mi Arboleda de los Mangos con un numeroso grupo de los monjes, unos mil doscientos cincuenta monjes. En referencia al Bienaventurado se ha difundido este admirable informe: ‘Ciertamente, el Bienaventurado es un Arahant, un Buda plenamente despierto, dotado de sabiduría y buena conducta, el Sublime, el Conocedor de los mundos, incomparable maestro de los hombres que han de ser amansados. Maestro de los devas y seres humanos, despierto y Bienaventurado’. Su Majestad debería visitar al Bienaventurado. Quizá esta visita traería paz a su mente”. “En este caso, amigo Jivaka, que se prepare a los elefantes para que sean montados”. “Así sea, señor”, respondió Jivaka y preparó a quinientas elefantas, listas para ser montadas y al real elefante personal. Después de lo cual, dijo al rey: “Su Majestad, sus elefantas están listas. Proceda Su Majestad de acuerdo con sus deseos”. Entonces, el rey Ajatasattu, habiendo colocado a cada una de sus quinientas esposas en una de las quinientas elefantas, montó su elefante personal y emprendió el camino desde la capital, a lo largo de su estado, acompañado con el séquito que llevaba las antorchas, rumbo a la Arboleda de los Mangos de Jivaka Komarabhacca. Sin embargo, una vez que el rey Ajatasattu arribó a las cercanías de la Arboleda de los Mangos, sintió como si sus cabellos se le pararan de miedo y temor. Y así agitado y aterrado, con el pelo parado dijo a Jivaka Komarabhacca: “Amigo Jivaka, ¿tú no me engañaste, verdad? ¿Verdad, que no me traicionaste? ¿No me entregaste a mis enemigos? ¿Cómo puede ser que en este lugar haya un numeroso grupo de monjes –el mil doscientos cincuenta, en total— y que no se escuche sonido alguno, ni siquiera un estornudo o una tos?”. “No tenga miedo, Su Majestad. No tema. Yo no le engañé, no le traicioné, ni le entregué a sus enemigos. Siga adelante, Su Majestad, siga adelante. Hacia aquellos fuegos que se queman en la entrada del pabellón”.

Samannphalapuccha—Preguntas sobre los frutos de la vida contemplativa

Entonces, el rey procedió montado en su elefante personal, hasta donde se lo permitió el camino, después de lo cual, se acercó a pie a la puerta de la entrada del pabellón. Al llegar ahí, preguntó a Jivaka: “Amigo Jivaka, ¿Dónde está el Bienaventurado?” “Éste es el Bienaventurado, Su Majestad, el que está sentado al lado opuesto del pilar central, con el rostro dirigido al este y rodeado por el Sangha de los monjes”. Entonces, el rey se acercó a donde estaba el Bienaventurado y se paró a un lado. Después de lo cual, observó cómo el grupo de los monjes continuaba en silencio, como si fuera un lago transparente y despejado, y exclamó: “¡Si tan sólo el príncipe Udayabhadda estuviera dotado de semejante calma, que el Sangha de los monjes!” [El Bienaventurado dijo, entonces:] “¿Está hablando, Su Majestad, de alguien que le es muy querido?” “Señor, el príncipe Udayabhadda es muy querido para mí. ¡Si tan sólo estuviera dotado de semejante calma, que el Sangha de los monjes!” Entonces, inclinándose frente al Bienaventurado, saludó al Sangha de los monjes y con sus manos juntadas sobre su corazón, se sentó a un lado. Una vez sentado, se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Quisiera preguntar al Bienaventurado sobre un asunto, si me lo permite”. “Pregunte, Su Majestad, lo que desee”. “Venerable Señor, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de los elefantes, los entrenadores de caballos, los aurigas, los arqueros, los abanderados, los mariscales de campo, los oficiales paladines, los altos oficiales reales, los comandos, los héroes militares, los guerreros vestidos de armaduras, los guerreros vestidos de cuero, los esclavos domésticos, los pasteleros, los peluqueros, los encargados de los baños, los cocineros, los fabricantes de guirnaldas, los lavanderos, los tejedores, los fabricantes de cestas, los alfareros, los contadores y especialistas en cálculos, y otros muchos semejantes artesanos. Todos ellos viven del fruto de sus artes, los cuales son visibles aquí y ahora. Sus artes les proporcionan la felicidad y el placer a ellos mismos y a sus padres, esposas e hijos, como también a sus amigos y compañeros. Con el fruto de sus artes, mantienen a los ascetas y brahmanes asegurándose a ellos mismos, de esta manera, un feliz y celestial destino en los futuros renacimientos. ¿Sería posible, Venerable Señor, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un fruto que fuera visible aquí y ahora?” “¿Su Majestad recuerda haber planteado esta misma pregunta a otros ascetas y brahmanes?” “Sí, lo recuerdo, Venerable Señor”. “Si no sería difícil, ¿podría Su Majestad, decirme cómo le respondieron?” “No, no es difícil. Siempre que el Bienaventurado o alguien parecido me lo permita”. “Pues, cuéntelo, Su Majestad”.

“En una ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Purana Kassapa. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Kassapa, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) … ¿Sería posible, Venerable Kassapa, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa que fuera visible aquí y ahora?’ “Cuando dije esto, Purana Kassapa me respondió: ‘Su Majestad, para alguien que hace cosas o instiga a otros a hacerlas, para alguien que mutila o instiga a otros que mutilen, para alguien que quema o instiga a otros que quemen, para alguien que inflige penas o instiga a otros que las inflijan, para alguien que atormenta o instiga a otros que atormenten, para alguien que intimide o instiga a otros que intimiden, para alguien que mata, que irrumpe dentro de las casas, saquea las riquezas, comete asaltos, hace emboscadas, comete adulterio, habla falsamente –no existe mal que podría ser hecho. Si alguien con una navaja bien afilada convirtiera a todos los seres vivos de la tierra en un montículo de carne, no habría mal alguno que pudiera venir como resultado de estas acciones. Si alguien estuviera caminando a lo largo del río Ganges, matando e instando a matar a otros, mutilando o instigando a otros que mutilaran, quemando o instigando a otros que quemaran, no habría mal que pudiera venir como resultado de estas acciones. Si alguien estuviera caminando a lo largo del río Ganges, regalando cosas e instando a otros que las regalaran, haciendo sacrificios e instando a otros que hicieran sacrificios, no habría mérito alguno que pudiera venir como resultado de estas acciones. En la generosidad, en el autocontrol, en el correcto hablar, no hay mérito alguno que podría venir como resultado de estas acciones’. “De esta manera, Venerable Señor, Purana Kassapa, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló de la no-acción. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Purana Kassapa, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, respondió acerca de la no-acción. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a algún asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Purana Kassapa, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Makkhali Gosala. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Gosala, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Gosala, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Makkhali Gosala me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que no hay causas ni condiciones de las impurezas de los seres. Los seres están corrompidos sin causas y sin condiciones. Tampoco hay, Su Majestad, causas ni condiciones de la purificación de los seres. Los seres están siendo purificados sin causas y sin condiciones. He aquí que no existe poder de uno mismo, poder de otros ni poder humano alguno. No hay fuerza alguna, vigor, energía ni esfuerzo posible. Todos los seres vivientes, todos los tipos de vida, todos los seres, todas las almas, carecen de fuerza, no tienen poder, ni pueden realizar esfuerzo alguno. Solamente, están destinados a los cambios del destino y de la naturaleza, sin poder oponer resistencia a la continua sucesión de penas y placeres del séxtuple renacimiento. “’He aquí, que hay un millón cuatrocientos seis mil seiscientos modos de origen. Quinientas formas del kamma, cinco formas y tres formas. Pleno kamma y medio kamma. He aquí, que hay sesenta y dos senderos, sesenta y dos eones intermedios, seis grandes clases de renacimientos, ocho clases de hombres, cuatro mil novecientas ocupaciones humanas, cuatro mil novecientas clases de ascetas mendicantes, cuatro mil novecientas moradas de los nagas, dos mil facultades, tres mil infiernos, treinta y seis reinos de polvo, siete esferas de seres conscientes, siete esferas de seres inconscientes, siete clases de seres ‘libres de ataduras’, siete grados de los devas, siete grados de los seres humanos, siete grados de los demonios, siete grandes lagos, siete grandes nudos, setecientos grandes precipicios, setecientos precipicios menores, setecientos grandes sueños, setecientos sueños menores, ochenta y cuatro mil grandes eones, durante los cuales tanto los tontos como los sabios recorren la interminable rueda, hasta poner fin a sus sufrimientos. “’De modo que, aunque alguien pensara: «a través de mi moralidad, a través de mis prácticas, a través de la austeridad o a través de la vida santa voy a madurar el kamma aún no maduro y voy a eliminar el kamma ya maduro siempre que me toque hacerlo»—esto sería imposible. Los placeres y las penas están en su justa medida y todo está fijado dentro de sus límites. Es imposible acortarlo ni alargarlo, imposible acelerarlo y desacelerarlo. Al igual que cuando se lanza una pelota envuelta con un cordón, la misma se para recién cuando se desenrolla el cordón, así también, sólo llegando al fin de su trasmigración, tanto el tonto como el sabio, llega al fin de sus penas’. “De esta manera, Venerable Señor, Makkhali Gosala, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló de la purificación mediante la vida errabunda. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Makkhali Gosala cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, respondió acerca de la purificación mediante la vida errabunda. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a algún asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Makkhali Gosala, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Ajita Kesakambali. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Ajita, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en verso 14) ¿Sería posible, Venerable Ajita, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Makkhali Gosala me respondió: ‘Se Majestad, he aquí que no hay nada dado, nada ofrecido, ni nada sacrificado. No existen frutos o resultados tanto de las buenas como de las malas acciones. No existe ni este mundo ni el venidero. No hay madre ni padre, ni tampoco renacimientos espontáneos de los seres. No hay ascetas ni brahmanes, los cuales, habiendo practicado correctamente, alcanzaran la meta directamente, mediante su propio descubrimiento, y que proclamaran este mundo o el venidero. Los seres humanos se componen de los cuatro elementos primarios. Al morir, la parte de la tierra retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia de la tierra. La parte del fuego retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia del fuego. La parte líquida retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia líquida. La parte del viento retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia del viento. Las facultades sensoriales se esparcen por el espacio. Los cuatro hombres con las andas, cargan el cadáver como si fuera una quinta persona. Se escuchan sus pasos hasta el cementerio. Luego, los huesos se ponen blancos y el sacrificio termina con las cenizas. La generosidad, es la enseñanza de los idiotas. Las palabras de aquellos que hablan de la existencia después de la muerte, son como un parloteo falso y vacío. Con la destrucción del cuerpo, tanto el sabio como el tonto son aniquilados por igual y destruidos. Ya nadie existe después de la muerte’. “De esta manera, Venerable Señor, Ajita Kesakambalin, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la aniquilación. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Ajita Kesakambalin, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la aniquilación. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Ajita Kesakambalin, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Pakudha Kaccayana. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Pakudha, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Pakudha, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Pakudha Kaccayana me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que existen estas siete sustancias –no hechas, irreducibles, no creadas, no producidas, estériles, firmes como el pico de la montaña y estables como un pilar— sustancias que no se alteran, no cambian, no interfieren una en la otra, incapaces de causar a las otras placer, pena, ni ambas cosas. ¿Cuáles son estas siete sustancias? Sustancia de la tierra, sustancia líquida, sustancia del fuego, sustancia del viento, placer, pena y el alma. Éstas son las siete sustancias –no hechas, irreducibles, no creadas, no producidas, estériles, firmes como el pico de la montaña y estables como un pilar—sustancias que no se alteran, no cambian, no interfieren una en la otra, incapaces de causar a las otras el placer, la pena, ni ambas cosas. “’Entre estas sustancias no hay asesino alguno ni alguien que podría causar la muerte, no hay oyente, ni alguien que podría causar la audición, no hay conocedor ni alguien que podría causar la cognición. Cuando alguien corta la cabeza [de otra persona], en realidad no existe el asesino. Simplemente, la espada atraviesa el espacio existente entre estas siete sustancias’. “De esta manera, Venerable Señor, Pakudha Kaccayana, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre el no-relacionamiento. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Pakudha Kaccayana, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre el no-relacionamiento. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Pakudha Kaccayana, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarla, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Nigantha Nataputta. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Nigantha, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, venerable Nigantha, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Nigantha Nataputta me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que en caso de Nigantha –el de los nudos desatados— él vive restringido por cuatro tipos de restricciones. ¿Y cómo es que Nigantha vive restringido por cuatro tipos de restricciones? En este caso, Nigantha está restringido en lo que respecta a todas las aguas, puede evitar a todos los males, está purificado al haber evitado todos los males y está impregnado con la prevención de todos los males. Es así como Nigantha vive restringido por cuatro tipos de restricciones. Cuando Nigantha –el de los nudos desatados—vive refrenado de esta manera por cuatro tipos de restricciones, se convierte en Desatado [Nigantha], hijo de Nata [Nataputta], el perfecto por sí mismo, controlado por sí mismo y establecido por sí mismo’. “De esta manera, Venerable Señor, Nigantha Nataputta, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la cuádruple restricción. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Nigantha Nataputta, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la cuádruple restricción. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Nigantha Nataputta, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Sanjaya Belatthaputta. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Sañjaya, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Sañjaya, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Sañjaya Belatthaputta me respondió: ‘Si me preguntases:

«¿existe el mundo más allá?», y si yo pensase que existiese tal mundo, podría declararte «existe un mundo más allá». Pero yo no digo «esto es de esta manera», ni «esto es de tal manera» ni «esto se otra manera». No digo «esto no es así» ni tampoco digo «no es cierto que esto no es así». “‘Y si me preguntases: «¿No existe el mundo más allá?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existe y que no existe el mundo más allá?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existe ni no existe el mundo más allá?» … «¿Hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿No hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que hay seres que han tomado el renacimiento y que no hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni hay seres que han tomado el renacimiento y no hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿No existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existen los frutos y los resultados de las buenas acciones y que no existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existen los frutos y los resultados de las buenas acciones ni no existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿No existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existe el Tathagata después de la muerte y que no existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existe el Tathagata después de la muerte ni no existe el Tathagata después de la muerte?» y si yo pensase esto podría declararte «esto es así». Pero yo no digo «esto es de esta manera», ni «esto es de tal manera» ni «esto se otra manera». No digo «esto no es así» ni tampoco digo «no es cierto que esto no es así».

“De esta manera, Venerable Señor, Sanjaya Belatthaputta, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló con evasivas. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Sanjaya Belatthaputta, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló con evasivas. Y se me ocurrió este pensamiento: ‘Entre todos estos ascetas y brahmanes, ¡éste es, sin lugar a dudas, el más estúpido de todos! ¿Cómo es posible que alguien siendo preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me hable con evasivas?’ Pero también, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Sanjaya Belatthaputta, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.

“Es por todo eso, Venerable Señor, que me dirijo ahora al Bienaventurado con esta pregunta: he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes, los entrenadores de caballos, los aurigas, los arqueros, los abanderados, los mariscales de campo, los oficiales paladines, los altos oficiales reales, los comandos, los héroes militares, los guerreros vestidos de armaduras, los guerreros vestidos de cuero, los esclavos domésticos, los pasteleros, los peluqueros, los encargados de los baños, los cocineros, los fabricantes de guirnaldas, los lavanderos, los tejedores, los fabricantes de cestas, los alfareros, los contadores y especialistas en cálculos, y otros muchos semejantes artesanos. Todos ellos viven del fruto de sus artes, los cuales son visibles aquí y ahora. Sus artes les proporcionan la felicidad y el placer a ellos mismos y a sus padres, esposas e hijos, como también a sus amigos y colegas. Con el fruto de sus artes, mantienen a los ascetas y brahmanes asegurándose, de esta manera, a sí mismos, un feliz y celestial destino en los futuros renacimientos. ¿Sería posible, señor, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un fruto que fuera visible aquí y ahora?”. “Así es, Su Majestad, lo puedo señalar. Pero primero, en consideración a esto, quisiera hacerle unas contra-preguntas. Que Su Majestad responda, según su parecer. Suponga que tiene en su entorno a uno de sus hombres, un esclavo o un obrero, que siempre se levanta más temprano que Usted, se acuesta tarde sólo después de que Usted se hubo retirado, siempre obedece sus órdenes, actúa conforme a sus deseos, habla bien de Usted y trabaja siempre en su presencia. Y que un día se le ocurre este pensamiento: ‘¿No es esto maravilloso? ¿No son realmente asombrosos, el destino y los resultados de las acciones meritorias? He aquí que este rey Ajatasattu es un ser humano, al igual que yo. Sin embargo, el rey Ajatasattu disfruta por sí mismo el suministro de todo lo que puede ser alcanzado por los sentidos, como si fuera un deva, mientras que yo soy un esclavo que trabaja siempre en su presencia. ¿Qué tal si yo también emprendo algunas acciones meritorias? ¿Qué tal si afeito mi cabeza y mi barba, me visto con el hábito amarillo y renuncio a esta vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar?’. “De modo que, después de cierto tiempo efectivamente afeita su cabeza y la barba, se viste con el hábito amarillo y renuncia a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Y viviendo así, restringe su cuerpo, su manera de hablar y su mente, se contenta con la comida simple y con la vivienda sencilla y se deleita en la soledad. Suponga entonces, que otro de sus hombres le informa de esto: ‘Su Majestad debe saber que un hombre de su entorno, un esclavo … que trabaja siempre en su presencia … renunció a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar … se contenta ahora con la comida simple y con la vivienda sencilla, se deleita en la soledad.’ Después de semejante informe, ¿podría Su Majestad decir: ‘Tráigase a este hombre de vuelta! ¡Qué vuelva a trabajar en mi presencia!’?” “De ninguna manera, Venerable Señor. Por el contrario, me acercaría a él e inclinaría respetuosamente mi cabeza delante de él y le invitaría a sentarse conmigo. Le invitaría a recibir de mí las vestimentas, los donativos de la comida, el alojamiento y los requisitos medicinales para su salud. Le proveería seguridad, defensa y protección”. “Entonces, ¿qué piensa Usted, Su Majestad: en este caso, hay algún fruto visible de la vida contemplativa o no?” “Sí, Venerable Señor. En este caso, ciertamente, hay un fruto visible de la vida contemplativa”. “Este es, Su Majestad, el primer fruto de la vida contemplativa, visible aquí y ahora, que puedo señalar para Usted”.

“Pero, Venerable Señor, ¿sería posible que el Bienaventurado señale algún otro fruto de la vida contemplativa que fuera visible aquí y ahora?”. “Así es, Su Majestad, lo puedo señalar. Pero primero, en consideración a esto, quisiera hacerle unas contra-preguntas. Que Su Majestad me responda, según su parecer. Suponga que, en su entorno, tiene a uno de sus hombres, un agricultor, un hombre hogareño, un contribuyente que engrosa su tesoro real. Y que un día, se le ocurre este pensamiento: ‘¿No es esto maravilloso? ¿No son realmente asombrosos, el destino y los resultados de las acciones meritorias? He aquí que este rey Ajatasattu es un ser humano, al igual que yo. Sin embargo, el rey Ajatasattu disfruta por sí mismo el suministro de todo lo que puede ser alcanzado por los sentidos, como si fuera un deva, mientras que yo soy un agricultor, un hombre hogareño, un contribuyente que engrosa su tesoro real. ¿Qué tal si yo también emprendo algunas acciones meritorias? ¿Qué tal si afeito mi cabeza y barba, me visto con el hábito amarillo y renuncio a esta vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar?’. “De modo que, después de cierto tiempo, efectivamente afeita su cabeza y su barba, se viste con el hábito amarillo y renuncia a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Y viviendo así, restringe su cuerpo, su manera de hablar y su mente, se contenta con la comida simple y con la vivienda sencilla y se deleita en la soledad. Suponga entonces, que otro de sus hombres le informa de esto: ‘Su Majestad debe saber que un hombre de su entorno, un agricultor, un hombre hogareño, un contribuyente que engrosa sus tesoros reales … dejó la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar … se contenta ahora con la comida simple y con la vivienda sencilla y se deleita en la soledad’. Después de semejante informe, ¿podría Su Majestad decir: ‘Tráigase a este hombre de vuelta! ¡Qué vuelva a ser agricultor, hombre hogareño, contribuyente que engrosa mis tesoros reales’?”. “De ninguna manera, Venerable Señor. Por el contrario, me acercaría a él e inclinaría respetuosamente mi cabeza delante de él y le invitaría a sentarse conmigo. Le invitaría a recibir de mí las vestimentas, los donativos de comida, el alojamiento y los requisitos medicinales para su salud. Le proveería seguridad, defensa y protección”. “Entonces, ¿qué piensa Usted, Su Majestad: en este caso, hay algún fruto visible de la vida contemplativa o no?” “Sí, Venerable Señor. En este caso, ciertamente, hay un fruto visible de la vida contemplativa”. “Este es, Su Majestad, el segundo fruto de la vida contemplativa, visible aquí y ahora, que puedo señalar para Usted”.

Pero Venerable Señor, ¿sería posible, que el Bienaventurado señale algún otro fruto de la vida contemplativa que fuera visible aquí y ahora?” “Así es, gran rey, lo puedo señalar. Preste atención, su majestad, que voy a hablar”. “Así sea, Venerable Señor”, respondió el rey Ajatasattu y el Bienaventurado continuó: “Este es el caso, gran rey, en el cual el Tathagata aparece en el mundo, un Arahant, un Buda plenamente iluminado, perfecto en conocimiento y conducta, el Sublime, el Conocedor de los mundos, inigualado maestro de han de ser amansados, el maestro de los devas y los seres humanos, el Buda, el Bienaventurado. El Dhamma que enseña es agradable en el comienzo, agradable en el medio y agradable al final. Enseña tanto su espíritu como la letra, exhibiéndolo perfecta y plenamente y viviendo una vida santa, rigurosa y pura. “Un hombre hogareño o el hijo del hombre hogareño, o alguien que hubo renacido desde un hogar a otro, al escuchar este Dhamma, obtiene fe en el Tathagata reflexionando de esta manera: ‘La vida hogareña es un camino limitado y cubierto de polvo, mientras que la vida sin hogar es como vivir al aire libre. Esta no es una tarea fácil: vivir en el hogar y practicar una vida totalmente perfecta, totalmente pura y mantenerla brillante como una concha desvainada. ¿Qué tal si afeito mi cabeza y mi barba, me visto con el hábito amarillo y dejo esta vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar?’ “De modo que, después de cierto tiempo efectivamente abandona sus riquezas, pequeñas o grandes, deja el círculo de sus parientes, pequeño o grande, afeita su cabeza y su barba, se viste con el hábito amarillo para vivir el estilo de vida sin hogar. “Y viviendo así, se restringe a sí mismo mediante el Patimokkha, teniendo cuidado de no cometer la menor falta con su cuerpo, con sus acciones o palabras, enteramente entregado a purificar su vida, a la virtud, guardando las puertas de sus sentidos, dotado de la atención consciente y clara atención, estando además contento”.

Culasila—Sección menor de la moral

“¿Y cómo, Su Majestad, el monje perfecciona la virtud? Dejando de dar la muerte a los seres vivos, se mantiene distante de la destrucción de la vida; sin garrotes o espadas, se avergüenza de la violencia. Vive compasivo y amable con todos los seres vivos. Así se perfecciona en la virtud. “Dejando de tomar lo que no le ha sido dado, se mantiene distante de codiciar aquello que no es de él. Toma solamente lo que le es ofrecido y mientras espera las limosnas, transcurre su vida en la honestidad y en la pureza del corazón. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Dejando la vida sin celibato, vive en castidad. Se mantiene distante de las prácticas vulgares relacionadas con los actos sexuales. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Dejando las palabras mentirosas, se mantiene distante de la falsedad. Habla la verdad sin dobleces, es creíble y digno de confianza; nunca quiebra su palabra. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Dejando la difamación y calumnia, se mantiene distante de la embustería. Lo que escucha aquí, no lo repite en otro lugar, para no causar riñas con la gente de aquí; y lo que escucha en otro lugar, no lo repite aquí, para no causar riñas con la gente de allí. Así vive él, como el reconciliador de aquellos que están divididos, animando a los que viven en amistad, hacedor y amante de la paz, apasionado por la causa de la paz; sus palabras son siempre pacíficas. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Dejando la rudeza de hablar, se mantiene distante del lenguaje violento. Cada una de sus palabras es intachable, agradable, encantadora, que toca el corazón y es cortés. La gente ama su forma de hablar y se complace en ella. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Dejando las charlas frívolas, se mantiene distante de las vanas conversaciones. Sus palabras son siempre correctas, acordes a los hechos y llenas de significado; versan sólo sobre el Dhamma y Disciplina. Habla siempre a tiempo justo, y sus palabras son dignas de ser escuchadas, llegan al corazón, son ilustrativas, claramente escogidas y siempre tocan el punto. De esta manera, el monje se perfecciona en la virtud. “Se abstiene de causar daños a las semillas o las plantas,

  1. “Toma una sola comida al día y nunca come por la noche, y se abstiene de comer en el horario indebido,

  2. “Se abstiene de mirar los espectáculos de entretenimiento,

  3. “Se abstiene de danzar, cantar y escuchar la música,

  4. “Se abstiene de usar adornos, ni se embellece con guirnaldas, perfumes o ungüentos,

  5. “Se abstiene de usar grandes y cómodos lechos,

  6. “Se abstiene de recibir oro y plata,

  7. “Se abstiene de aceptar granos no cocinados,

  8. “Se abstiene de aceptar la comida cruda,

  9. “Se abstiene de aceptar mujeres o muchachas,

  10. “Se abstiene de aceptar esclavos y esclavas,

  11. “Se abstiene de aceptar ovejas y cabras,

  12. “Se abstiene de aceptar aves y cerdos,

  13. “Se abstiene de aceptar elefantes, reses, caballos y yeguas,

  14. “Se abstiene de aceptar campos de cultivo y campos baldíos,

  15. “Se abstiene de mandar recados,

  16. “Se abstiene de comprar y vender,

  17. “Se abstiene del engaño con las falsas pesas o medidas,

  18. “Se abstiene del camino torcido de sobornos, estafas y fraudes,

  19. “Se abstiene de mutilaciones, asesinatos y aprisionamientos,

  20. “Se abstiene de asaltos, robos y de la violencia.

  21. “Todo esto, también forma parte de su perfeccionamiento en la virtud”.

Majjhimasila—Sección mediana de la moral

“Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a dañar los semilleros y a todo tipo de plantas en crecimiento: propagadas desde las raíces, tallos, recortes, articulaciones y simientes –él se mantiene distante de este tipo de daño hecho a los semilleros y a las plantas en crecimiento. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. [47] “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a acumular bienes: acumular comida, bebida, vestimentas, equipajes, camas, perfumes o condimentos –él se mantiene distante de semejante uso de cosas acumuladas. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a visitar los espectáculos de entretenimiento, como la danza, las canciones, la música instrumental, las ferias, los romances, el manualismo, los cánticos de los bardos, los conciertos de las percusiones, el teatro de hadas, las acrobáticas hazañas de los Candalas, el combate de los elefantes, búfalos, toros, cabras, carneros, gallos y codornices, las luchas con duelas, el boxeo, las peleas, las luchas fingidas, los desfiles, las maniobras y los exámenes militares –él se mantiene distante de visitar semejantes espectáculos de entretenimiento. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmines, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a juegos y recreaciones, como los juegos de tabla con ocho o diez hileras de cuadrados, estos mismos juegos jugados imaginariamente en tablas del aire, las rayuelas, removiendo piezas del montón y poniéndolas de vuelta, lanzando dados, golpeando palo corto con el largo, haciendo “dibujos de la mano”, jugando con pelotas, soplando a través de juguetes de hojas, surcando con juguetes arados, girando en un trapecio, jugando con juguetes-molinos de viento hechos de hojas de bambú, jugando con los juguetes-medidas hechos con hojas de bambú, jugando con juguetes-carros o con juguetes que se inclinan, adivinando el contenido de las cartas trazadas en el aire o en la espalda del otro jugador, adivinando los pensamientos del otro jugador e imitando las deformaciones –él se mantiene distante de semejantes juegos y recreaciones. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos al uso de altos y lujosos sofás; es decir: sofás movedizos, altos de seis pies de altura, divanes con figuras de los animales esculpidos en los soportes, cobertores de pieles de cabras del largo vellón, coloridos retazos cristalinos, mantas blancas, cobertores de lana bordados con flores, edredones rellenados de lana de algodón, cobertores bordados con figuras de leones, tigres y otros animales, alfombras con pelaje de ambos lados, alfombras con pelaje de un solo lado, cobertores bordados con piedras preciosas, cobertores de seda, alfombras de gran tamaño, sufrientes para dieciséis bailarinas, alfombras con elefantes, caballos y carros, alfombras hechas de las pieles de antílopes, cosidas juntas, alfombras hechas de los antílopes machos, alfombras con toldos y sofás con almohadas rojas en la cabecera y en los pies –él se mantiene distante de semejantes altos y lujosos sofás. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a adornarse y embellecerse; es decir, frotando sus cuerpos con polvos perfumados, limpiando y lavándolos en espumas, dando golpecitos a sus miembros con cachiporras como lo hacen los luchadores, usando espejos, ungüentos de ojos, guirnaldas, coloretes, cosméticos, pulseras, collares, bastones de adorno, lengüetas para sus perros, estoques, sombrillas, pantuflas adornadas, turbantes, diademas, colas batidas de los yak y largos flecos bordeados en sus vestidos –él se mantiene distante de semejantes adornos y formas de embellecimiento. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a las bajas conversaciones, como estas: los cuentos sobre reyes, ladrones, ministros del estado, cuentos de guerra, de terror y de batallas, charlas acerca de comidas y bebidas, vestimenta, camas, guirnaldas, perfumes; pláticas sobre las relaciones, viajes, pueblos, ciudades, poblados y países; charlas sobre las mujeres y sobre los héroes, chismorreo en las esquinas de las calles o en lugares donde se busca el agua; historias de espíritus, conversaciones desganadas, especulaciones acerca de la creación de la tierra o del mar, o sobre la existencia o la no existencia –él se mantiene distante de semejantes conversaciones bajas. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a usar las frases reñidas, como por ejemplo: «Tú no entiendes este Dhamma-y-Disciplina, yo sí, la entiendo; ¿Cómo sería posible que conocieras este Dhamma-y-Disciplina?»; «Has caído en un punto de vista falso. Soy yo, el que mantiene el punto de vista correcto»; «Yo estoy hablando sobre el punto, tú divagas»; «Pusiste al final, lo que debería ir primero; pusiste primero, lo que debería ir al final»; «Lo que creías cierto por tanto tiempo, ya ha sido refutado»; «Tu desafío ha sido tomado»; «Tú mismo probaste estar equivocado»; «Trabaja para aclarar tu punto de vista» o «Desenrédate tú mismo, si puedes» –él se mantiene distante de usar semejantes frases reñidas. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo adictos a mandar mensajes, enviando recados, haciendo de mensajeros, ofreciendo servicios de inteligencia a los reyes, ministros del estado, a los khattiyas, brahmanes o a los jóvenes, diciendo: «Ve allá, ven aquí, toma a éste contigo, trae esto desde allí» –él se mantiene distante de semejantes ocupaciones serviles. De esta manera, también se perfecciona en la virtud. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, siguen siendo embaucadores, parásitos asalariados de palabras santas, adivinos y exorcistas, sedientos de acumular sus ganancias –él se mantiene distante de semejante engaño y golpeteo. De esta manera, también se perfecciona en la virtud.

Mahasila—Gran sección de la moral

“Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como por ejemplo, profetizando una larga vida o prosperidad a través de la quiromancia, leyendo las marcas de las manos o pies de los niños, etc.; haciendo adivinanzas de los agüeros o signos; prediciendo augurios de los rayos u otros objetos celestiales, interpretando sueños, leyendo el futuro de las marcas del cuerpo, prediciendo augurios de las marcas que dejan los roedores en la ropa, haciendo sacrificios a Agni, ofreciendo oblaciones de la cuchara, haciendo ofrendas a las divinidades de la cáscara, haciendo ofrendas de granos descascarillados listos para ser hervidos, haciendo ofrendas de miel y aceite; haciendo sacrificios que consisten en echar las semillas de mostaza y otras, desde su propia boca al fuego, derramando sangre de su rodilla derecha como sacrificio a los dioses, mirando los nudillos y otras partes del cuerpo para, luego de refunfuñar el encanto, adivinar si el hombre en cuestión posee un buen nacimiento, o si tiene la suerte o carece de ella; aconsejando sobre las reglas tradicionales, invocando demonios en el cementerio, invocando espíritus, usando los encantamientos para alojarse en una casa de tierra, encantando a la serpiente, haciendo arte de los venenos, arte de los escorpiones, arte de los ratones, arte de las aves y arte del cuervo; prediciendo el número de años que van a vivir los hombres, haciendo encantos para rechazar las flechas y haciendo ruedas de los animales –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como por ejemplo, desarrollando el conocimiento sobre las buenas y las malas cualidades de la gente, sobre sus riquezas y su suerte, a través de los siguientes elementos: el ingenio, las piedras preciosas, las astas, las prendas de vestir, las espadas, las flechas, los lazos, otros tipos de armamentos, a través de las mujeres, los hombres, los muchachos, las muchachas, los eslavos, las eslavas, los elefantes, los caballos, los búfalos, los toros, los bueyes, las cabras, las ovejas, las aves de corral, las codornices, las iguanas, las ratas de bambú, las tortugas y otros animales –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como cuando hacen este tipo de predicciones: «Los líderes marcharán adelante; los líderes retrocederán; nuestros líderes atacarán, mientras los líderes de los enemigos, retrocederán; los líderes de los enemigos atacarán, mientras nuestros líderes retrocederán; nuestros líderes obtendrán la victoria, mientras los otros líderes sufrirán la derrota; los otros líderes obtendrán la victoria, mientras los nuestros sufrirán la derrota; la victoria será para este grupo, la derrota para aquel» –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como cuando hacen esta otra clase de predicciones: «Va a haber un eclipse de la Luna; Va a haber un eclipse del Sol; Va a haber un eclipse de una estrella; Va a haber una anomalía en el Sol o en la Luna; El Sol o la Luna retornarán por su vía habitual; Va a haber una caída de los meteoros; Va a haber un fuego en la jungla; Va a haber un terremoto; El dios va a tronar; Va a haber un levantamiento o una posición determinados del Sol, de la Luna o de las estrellas, una claridad y una disminución de ella. Y con eso, predicen para cada uno de estos quince fenómenos, algún determinado tipo de resultado» –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como estos: prediciendo la abundancia o la escasez de las lluvias; prediciendo una buena cosecha o una escasez de alimentos; prediciendo la tranquilidad o los disturbios; prediciendo la pestilencia o tiempos saludables; contando con los dedos o sin la utilización de los dedos; sumando grandes números, componiendo romances y poesías; haciendo casuística y sofistería –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como estos: disponiendo de fechas felices para realizar matrimonios, en los cuales el novio o la novia están llevados a casa; disponiendo de fechas felices para realizar matrimonios, en los cuales el novio o la novia están llevados afuera; fijando un tiempo feliz para la realización de tratados de paz [o usando los encantamientos para procurar la armonía]; fijando tiempos felices para el comienzo de las hostilidades [o usando los encantamientos para procurar la discordia]; fijando tiempos felices para las deudas [o usando los encantamientos para aventar exitosamente en los dados]; fijando tiempos felices para gastar el dinero [o usando los encantamientos para traer mala suerte al oponente en los dados]; usando encantamientos para hacer la gente feliz, usando encantamientos para hacer la gente infeliz, usando encantamientos para provocar el aborto, haciendo conjuros para enmudecer a alguien, haciendo conjuros para mantener fija la mandíbula de alguien, haciendo conjuros para estirar la mano de alguien, haciendo conjuros para ensordecer a alguien, obteniendo respuestas de los oráculos, como la del espejo mágico; obteniendo respuestas de los oráculos por medio de la muchacha poseída, obteniendo respuestas de los oráculos de parte de la divinidad, adorando al Sol, adornado al Gran Ser, sacando fuegos de su propia boca e invocando a Siri, la diosa de la buena fortuna –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Mientras algunos ascetas y brahmanes, aunque se sostienen de la comida provista por sus seguidores, se ganan la vida de la manera incorrecta, mediante el desarrollo de los artes bajos, como estos: jurando regalos a la divinidad si se garantice cierto determinado beneficio, pagando estos votos, repitiendo encantamientos mientras se trasladan a las casas de la tierra, causando virilidad, haciendo impotente al hombre, fijando sitios felices para la morada, consagrando los sitios, haciendo ceremonias de los meses, haciendo baños rituales, ofreciendo sacrificios, administrando vomitivos y purgativos, purgando la gente para aliviar sus cabezas, engrasar las orejas de la gente, satisfaciendo los ojos de la gente, administrando drogas a través de la nariz, aplicando colirio a los ojos, ofreciendo pomadas medicinales para los ojos, practicando como oculistas, practicando como cirujanos, practicando como pediatras, administrando drogas y raíces y administrando medicinas de manera rotativa –él se mantiene distante de semejantes artes bajos. “Todo esto, también forma parte de su perfeccionamiento en la virtud. “El monje que ha perfeccionado la virtud, no ve peligro alguno en nada que ayuda a sus restricciones a través de la virtud. Al igual que un noble guerrero ungido que ha derrotado a sus enemigos, no ve peligro alguno por parte de ellos, así también el monje que ha perfeccionado la virtud, no ve peligro alguno en nada que ayuda a sus restricciones a través de la virtud. Envuelto en la noble totalidad de la virtud, él es internamente sensible al placer que deriva de ser intachable. Así es, Su Majestad, cómo el monje se perfecciona en la virtud”.

Indriyasamvara—Restricción de los sentidos

“¿Y de qué manera el monje guarda las puertas de sus sentidos? Cuando mira con sus ojos algún objeto visible, no se apega a él ni a alguno de sus detalles. Porque si alguien vive sin resguardar su sentido de la vista, le sobresaltan la avaricia y el pesar, de modo que, la práctica del monje consiste en resguardar la puerta del ojo. Cuando escucha con sus oídos algún objeto audible no se apega a él ni a alguno de sus detalles. Porque si alguien vive sin resguardar su sentido de la audición, le sobresaltan la avaricia y el pesar, de modo que, la práctica del monje consiste en resguardar la puerta del oído. Cuando huele con su nariz algún objeto olfativo no se apega a él ni a alguno de sus detalles. Porque si alguien vive sin resguardar su sentido del olfato, le sobresaltan la avaricia y el pesar, de modo que, la práctica del monje consiste en resguardar la puerta de la nariz. Cuando degusta con su paladar algún objeto gustativo … Cuando percibe con su cuerpo algún objeto táctil … Cuando conoce con su intelecto algún objeto mental, no se apega a él ni a alguno de sus detalles. Porque si alguien vive sin resguardar su sentido de la cognición, le sobresaltan la avaricia y el pesar, de modo que, la práctica del monje consiste en resguardar la puerta de la cognición. Dotado de esta noble restricción de las puertas de los sentidos, el monje se vuelve internamente sensible del placer proveniente de ser intachable. Es así, cómo el monje guarda las puertas de sus sentidos.

Satisampajanna—Atención consciente y clara comprensión

“¿Y de qué manera el monje practica la atención consciente y clara comprensión? Cuando camina hacia adelante o cuando camina hacia atrás, lo hace claramente consciente. Cuando mira hacia adelante o mira hacia atrás, lo hace claramente consciente. Cuando flexiona sus miembros o cuando los extiende, lo hace claramente consciente. Cuando viste la ropa interior o cuando viste el hábito externo, lo hace claramente consciente. Cuando carga su tazón, lo hace claramente consciente. Cuando come, bebe, mastica o saborea, lo hace claramente consciente. Cuando orina o cuando defeca, lo hace claramente consciente. Cuando camina, cuando está parado, cuando está sentado, cuando se recuesta para dormir, cuando se despierta, cuando conversa o cuando permanece en silencio, todo eso hace claramente consciente. Es así, cómo el monje practica la atención consciente y clara comprensión.

Santosa—Contentamiento

“¿Y de qué manera el monje permanece contento? El monje está satisfecho con la vestimenta que cubre su cuerpo y está satisfecho con las limosnas de comida que le quitan el hambre. Dondequiera que vaya, toma solamente aquello que es necesario para satisfacer sus necesidades básicas. “Como un pájaro que vuela de acá para allá, no llevando más carga que su propio vuelo, satisfecho con lo que tiene, de la misma manera, el monje, permanece contento”.

Nivaranappahana—Abandono de los obstáculos

“Dotado de la totalidad de la noble virtud, de esta noble restricción de los sentidos, de esta noble atención consciente y clara comprensión y de este noble contentamiento, el monje busca una morada solitaria: en el bosque, al pie de un árbol, en la cueva de una montaña, en el cementerio, en la arboleda de la jungla, al aire libre o en una pila de paja. Después de haberse alimentado, al haber regresado de su ronda en busca de las limosnas de comida, se sienta con las piernas cruzadas y, manteniendo recto su cuerpo, establece su atención consciente enfrente. “Dejando de lado las codicias mundanas, permanece atentamente consciente y libre de la codicia. Limpia su mente de la codicia. Dejando de lado la maldad y el enojo, permanece atentamente consciente y libre de la maldad, con el amor compasivo hacia el bienestar de los seres vivientes. Limpia su mente de la maldad y del enojo. Dejando de lado la pereza y el letargo, permanece atentamente consciente y libre de la pereza y del letargo, percibiendo la luz atenta y conscientemente. Limpia su mente de la pereza y del letargo. Dejando de lado la agitación y la ansiedad, permanece imperturbable y con la mente calmada. Limpia su mente de la agitación y ansiedad. Dejando de lado la incertidumbre, permanece como alguien que hubo traspasado las dudas, sin perplejidad en consideración de las sanas cualidades mentales. Limpia su mente de la incertidumbre. “Suponga Usted, que un hombre, al tomar un préstamo, lo invierte en asuntos de negocios y sus negocios le van bien: devuelve toda la vieja deuda y con el resto mantiene a su esposa, pensando así: ‘Al tomar el préstamo, lo invertí en asuntos de negocios y mis negocios me han ido bien; ahora, devolví toda la vieja deuda y con el resto puedo mantener a mi esposa’. A causa de esto, puede experimentar la alegría y felicidad. “Suponga también, que un hombre hubo caído enfermo. Y su enfermedad era grave y dolorosa: no podía disfrutar más de los alimentos y no sentía fuerza alguna en su cuerpo. Al pasar el tiempo, finalmente se recuperó de su enfermedad y volvió a disfrutar de sus comidas, como también volvió a sentir fuerza en su cuerpo, pensando así: ‘al caer enfermo, estuve grave y dolorosamente dolido: no podía disfrutar más de mis alimentos y no sentía fuerza alguna en mi cuerpo. Al pasar el tiempo, finalmente me recuperé de mi enfermedad y volví a disfrutar de mis comidas, como también volví a sentir fuerza en mi cuerpo’. A causa de esto, puede experimentar la alegría y felicidad. “Suponga también, que un hombre estaba encerrado en una prisión. Al pasar el tiempo, finalmente fue liberado de este cautiverio, seguro y salvo sin haber perdido sus bienes. Entonces, podría pensar así: ‘Antes, estaba encerrado en una prisión. Al pasar el tiempo, finalmente fui liberado de este cautiverio y ahora estoy seguro y salvo sin haber perdido mis bienes’. A causa de esto, puede experimentar la alegría y felicidad. “Suponga también, que un hombre esclavo, sujeto a la voluntad de otros, no siendo dueño de sí mismo, incapaz de hacer lo que desea, finalmente, al pasar el tiempo, es liberado de esta esclavitud, dueño de sí mismo, no más sujeto a la voluntad ajena, libre y capaz de hacer lo que desea. Entonces, podría pensar así: ‘Antes, era un hombre esclavo, sujeto a la voluntad de otros, no siendo dueño de mí mismo, incapaz de hacer lo que deseaba; finalmente, al pasar el tiempo, fui liberado de esta esclavitud, ahora soy dueño de mi mismo, no más sujeto a la voluntad ajena, libre y capaz de hacer lo que deseo’. A causa de esto, puede experimentar la alegría y la felicidad. “Suponga también, que un hombre, portando el dinero y los bienes, está viajando a lo largo de los caminos de un desolado país. Al pasar el tiempo, finalmente sale de este país desolado, seguro y salvo, sin haber perdido sus bienes. Entonces, él podría pensar así: ‘Estaba portando el dinero y los bienes, viajando a lo largo de los caminos de un desolado país. Pero finalmente salí de él y ahora estoy seguro y salvo, sin haber perdido mis bienes’. A causa de esto, él puede experimentar la alegría y felicidad. “De la misma manera, señor, cuando estos cinco obstáculos aún no son abandonados por uno mismo, el monje es como si tuviera deudas, enfermedades, como si fuera prisionero o esclavo, o como si viajara por los caminos de un desolado país. Pero cuando estos cinco obstáculos son abandonados, el monje es como si pagara todas sus deudas, como si recuperara su salud y libertad, o como si saliera de un lugar inseguro. Cuando él se da cuenta de que estos cinco obstáculos hubieron sido abandonados en su interior, nace en él la alegría que produce arrobamiento. Su cuerpo se vuelve tranquilo y sensible a este placer, cuya sensación a su vez, produce la concentración de su mente”.

Pathamajhana—El primer jhana

“Y estando así, separado de la sensualidad, separado de los insanos estados mentales, entra y permanece en el primer jhana, acompañado por el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, lleno de arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. Y todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. “Como un hábil especialista en preparar baños o su aprendiz, se adiestra en verter el polvo del baño dentro de la cuenca del latón, amasándolo una y otra vez con el agua, creando una bola de polvo del baño, saturada, suficientemente húmeda e impregnada por fuera y por dentro, sin que caiga de ella una sola gota, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

Dutiyajhana—El segundo jhana

“Y otra vez, el monje, apaciguando el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido, logrando la calma mental y la unificación de la mente, entra y permanece en el segundo jhana. Lleno de arrobamiento y placer nacidos de la reclusión y libre del pensamiento aplicado y pensamiento sostenido. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. “Como un lago con aguas manantiales, sin afluentes del Este ni del Oeste, del Norte ni del Sur, cuando recibe abundantes lluvias, sus aguas que brotan desde adentro, se mezclan con estas aguas frescas, de manera tal que las mismas impregnan e invaden todo el lago, sin que quede una sola parte no impregnada por las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el arrobamiento y placer nacidos de la reclusión, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por el arrobamiento y placer, nacidos de la reclusión. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

Tatiyajhana—El tercer jhana

“Y otra vez, el monje, al extinguirse el arrobamiento, permanece ecuánime, con la atención consciente y clara comprensión, sensible a la sensación del placer entra y permanece en el tercer jhana, del cual los Nobles declararon que “feliz es aquel que mora en la ecuanimidad y en la atención consciente”. Todo su cuerpo está impregnado, bañado y colmado de este placer despojado del arrobamiento. “Como una laguna que tiene flores de loto azules, rojas y blancas que han nacido del agua, han crecido en el agua y no hay ni una sólo flor que había crecido fuera del agua, de modo que todas estas flores de loto azules, rojas y blancas están impregnadas, bañadas y colmadas con las aguas frescas, así también el monje, impregna, baña y colma su cuerpo con el placer despojado del arrobamiento, de manera tal que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por este placer despojado del arrobamiento. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

Catutthajhana—El cuarto jhana

“Y otra vez, el monje, al abandonar tanto el placer como la pena –con la anterior desaparición de las alegrías y las tristezas—entra y permanece en el cuarto jhana, el cual va más allá de los placeres y las penas, purificado con la ecuanimidad y atención consciente. Impregna su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia de manera tal, que no queda lugar alguno en todo su cuerpo, que no fuera impregnado por esta ecuanimidad y clara conciencia. “Como si un hombre estuviera sentado cubierto de pie a cabeza con una ropa blanca, de tal manera que no quedara parte alguna de su cuerpo al descubierto. Así también, el monje permanece sentado cubriendo completamente su cuerpo con la pureza mental y clara conciencia, no quedando lugar alguno en todo su cuerpo que no fuera cubierto por esta pureza mental y clara conciencia. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores.

Vipassananana—Conocimiento perspicaz

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento y la visión. Entonces, discierne así: ‘Este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, nutrido con arroz y avena, es transitorio, friccionado, sujeto a disolución y dispersión. Y esta mi conciencia está ligada a este cuerpo y depende de él’. “Como si se tratara de una piedra preciosa perfectamente pulida de sus ocho lados, clara, brillante, sin defecto, admirable en todos los aspectos, colgada de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado. Si algún hombre, dotado de buena vista, la tomara en su mano y la inspeccionara diría lo siguiente: ‘Esta piedra preciosa está perfectamente pulida de sus ocho lados, es clara, brillante, sin defecto y admirable en todos los aspectos. Está colgada de un cordón azul, amarillo, rojo, blanco o anaranjado.’ De la misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento y la visión. Entonces, discierne así: ‘Este cuerpo mío es material, compuesto de los cuatro elementos primarios, nacido de padre y madre, nutrido con arroz y avena, es transitorio, friccionado, sujeto a disolución y dispersión. Y esta mi conciencia está ligada a este cuerpo y depende de él’. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Manomayiddhinana—El cuerpo hecho por la mente

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia la creación del cuerpo mental. A partir de este cuerpo, crea otro cuerpo, dotado de forma, hecho por la mente, completo en todas sus partes, con ninguna de sus facultades inferior a éste. “Como si un hombre desvainara un junco y dijera: ‘Éste es el junco y ésta es la vaina. El junco es una cosa y la vaina otra, aunque el junco haya salido de la vaina’. O, como si un hombre desvainara su espada de la funda y dijera: ‘Ésta es la espada y ésta es la funda. La espada es una cosa y la funda otra, aunque la espada haya salido de la funda’. O, como si un hombre sacara a una serpiente de su vieja piel y dijera: ‘Ésta es la serpiente y ésta es su vieja piel. La serpiente es una cosa y la vieja piel otra, aunque la serpiente haya salido de su vieja piel’. De la misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia la creación del cuerpo mental. A partir de este cuerpo, crea otro cuerpo, dotado de forma, hecho por la mente, completo en todas sus partes, con ninguna de sus facultades inferior a éste. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Iddhividhanana—Varios poderes espirituales

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia varios poderes sobrenaturales. Siendo uno, se convierte en muchos y siendo muchos, se convierte en uno. Aparece y desaparece. Sin impedimento alguno, traspasa las paredes, terraplenes y montañas, como si fueran aire. Se zambulle dentro de la tierra, como si fuera agua. Camina sobre el agua sin hundirse, como si fuera tierra seca. Sentado con piernas cruzadas, atraviesa los aires como si fuera un pájaro sobre el viento. Con su mano toca y, hasta da palmadas al sol y la luna, así es de imponente y poderoso. Ejercita la influencia de su cuerpo hasta los mundos del Brama. “Como un hábil alfarero o su aprendiz, sabe dar muchas formas a la arcilla bien preparada y convertirla en diferentes clases de recipientes cerámicos de acuerdo a sus deseos; o como un hábil tallista de marfil o su aprendiz, sabe trabajar el marfil bien preparado de acuerdo a sus deseos; o como un hábil orfebre o su aprendiz, sabe hacer de oro bien preparado los artículos que de acuerdo a sus deseos –así también, el monje, con su mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia varios poderes sobrenaturales. Siendo uno sólo, se convierte en muchos … Ejercita la influencia de su cuerpo hasta los mundos del Brama. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Dibbasotanana—El oído divino

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el oído divino. Con el oído divino, purificado y que supera el de los seres humanos, escucha a ambas clases de sonidos: los divinos y los humanos, provenientes de lejos o de cerca. “Como un hombre viajando a lo largo de la carretera, puede escuchar los sonidos de los timbales, pequeños tambores, conchas, címbalos e instrumentos de percusión, y discernir: ‘Éste es el sonido de los timbales, éste de los pequeños tambores, éste de conchas, éste de címbalos y éste de los instrumentos de percusión’. De la misma manera el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el oído divino. Con el oído divino, purificado y que supera el de los seres humanos, escucha a ambas clases de sonidos: los divinos y los humanos, provenientes de lejos o de cerca. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Cetopariyanana—Lectura de la mente

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia la lectura de otras mentes. Con su propia mente, conoce y distingue la mente de los otros seres o de otras personas. Conoce la mente afectada por la pasión, como mente apasionada, y la mente sin pasión, como la mente liberada de la pasión. Conoce la mente afectada por la aversión, como la mente con aversión, y la mente sin aversión, como la mente liberada de aversión. Conoce la mente afectada por la falsa ilusión, como mente mal ilusionada, y la mente sin falsa ilusión, como la mente liberada de la falsa ilusión. Discierne la mente restringida como tal y sabe cuándo la mente está dispersa. Cuando una mente está expandida, la reconoce como expandida y cuando está estrecha, sabe que está estrecha. A una mente destacada, la reconoce como destacada y una mente corriente reconoce como tal. Sabe cuándo la mente está concentrada y cuando no lo es, en ambos casos lo discierne correctamente, como también cuando la mente está liberada y cuando no. “Como una mujer, un hombre o un muchacho preocupado por su apariencia, examina cuidadosamente el reflejo de su propio rostro en el brillante espejo o en el tazón con agua pura, sabiendo discernir lunares o motas de las partes libres de manchas, así también, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia la lectura de las otras mentes. Con su propia mente, conoce y distingue la mente de los otros seres o de otras personas … Sabe cuándo la mente está concentrada y cuando no lo es, en ambos casos lo discierne correctamente, como también cuando la mente está liberada y cuando no. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Pubbenivasanussatinana—Recuerdos de las vidas pasadas

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento de las existencias pasadas. Se acuerda de sus múltiples vidas pasadas: de un nacimiento, dos nacimientos, tres nacimientos, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos eones de las contracciones cósmicas, muchos eones de las expansiones cósmicas, muchos eones de las contracciones y expansiones cósmicas, recordando: ‘En aquel entonces, mi nombre era así, mi linaje era éste y provenía de ésta casta; me alimentaba de ésta clase de alimento experimentaba ésta y aquella clase de alegrías y penas y he vivido ésta cantidad de años. Habiendo terminado mi vida ahí, me he reconectado allá, donde mi nombre era … Habiendo terminado mi vida ahí, me he reconectado aquí’. De esta manera, se acuerda de varias de sus vidas pasadas, con sus condiciones y detalles. “Como si un hombre saliera de su pueblo para irse al otro, y luego saliera de aquel para irse a uno nuevo y diferente y finalmente volviera a su casa. Entonces, podría tener este pensamiento: ‘Salí de mi pueblo natal y me fui a este otro pueblo. Ahí estuve parado de esta manera, estuve sentado así, hablé de esta forma y permanecí en silencio de esta manera. Salí de este pueblo y me fui a aquel otro pueblo diferente, donde estuve parado de esta manera, estuve sentado así, hablé de esta forma y permanecí en silencio de esta manera. Finalmente, salí de aquel otro pueblo diferente y volví a casa’. De esta misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento de las existencias pasadas. Se acuerda de sus múltiples vidas pasadas: de un nacimiento … se acuerda de varias de sus vidas pasadas, con sus condiciones y detalles. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, él direcciona e inclina su mente hacia la muerte y la reconexión de los seres. A través del ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, ve la muerte de los seres y su reaparición, discerniendo si su destino es inferior o superior, hermoso u horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo al kamma de cada uno. Conoce de esta manera: ‘Estos seres, que obraron mal con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que injuriaban a los nobles, mantenían los incorrectos puntos de vista y asumían acciones resultantes de estos erróneos puntos de vista, al quebrarse su cuerpo, después de la muerte, han reaparecido en el plano de las penurias, de mal destino, en los reinos bajos, en el infierno. Pero aquellos seres, que obraron bien con su cuerpo, con su habla o con su mente, los que no injuriaban a los nobles, mantenían los correctos puntos de vista y asumían acciones resultantes de estos correctos puntos de vista, al quebrarse su cuerpo, después de la muerte, han reaparecido en el buen destino, en el mundo celestial’. De esta manera, a través del ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, él ve la muerte de los seres y su reaparición, discerniendo si su destino inferior o superior, hermoso u horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo a su kamma. “Como si un hombre, que tuviera una buena vista, estuviera parado en la cima de un edificio en el centro de su ciudad y observara la gente entrando en la casa y saliendo de ella, caminando a lo largo de la calle y gente sentada en la plaza entral. Entonces, podría tener este pensamiento: ‘esta gente entra y sale de la casa, camina a lo largo de la calle y está sentada en la plaza central’. De la misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia la muerte y la reconexión de los seres. A través del ojo divino, purificado y que sobrepasa el humano, ve la muerte de los seres y su reaparición, discerniendo si su destino es inferior o superior, hermoso u horrible, afortunado o desafortunado, de acuerdo a su kamma. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, pero más sublime y más perfecto que los anteriores”.

Asavakkhayanana—Fin de las impurezas

“Con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento del fin de las impurezas mentales. Él conoce tal como realmente es: ‘Este es el sufrimiento, éste es el origen del sufrimiento, éste es el cese del sufrimiento y éste es el sendero que lleva al cese del sufrimiento’. También conoce esto tal como realmente es: ‘Estas son las impurezas mentales, éste es el origen de las impurezas mentales, éste es el cese de las impurezas mentales y éste es el sendero que lleva al cese de las impurezas mentales’. A través de este conocimiento y la visión, su mente es liberada de las impurezas de la sensualidad, de las impurezas de la existencia y de las impurezas de la ignorancia. Y entonces, el siguiente conocimiento nace en él: ‘¡Ésta es la liberación!’ Y sabe que ‘el nacimiento está terminado, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado. No queda más nada por delante’. “Como si un hombre, con una buena vista, se acercara a la orilla de un cristalino, limpio e impoluto lago en medio de las montañas y, estando ahí, observara las conchas, la grava, los guijarros, como también el cardumen de los peces que nadan y descansan. Entonces, podría tener este pensamiento: ‘Este lago es cristalino, limpio e impoluto; hay en él las conchas, la grava, los guijarros, como también el cardumen de los peces que nadan y descansan’. De la misma manera, el monje, con la mente concentrada, purificada y brillante, intachable, libre de las impurezas, maleable, flexible, firme y que ha alcanzado la imperturbabilidad, direcciona e inclina su mente hacia el conocimiento del fin de las impurezas mentales. Él conoce tal como realmente es: ‘Este es el sufrimiento, éste es el origen del sufrimiento, éste es el cese del sufrimiento y éste es el sendero que lleva al cese del sufrimiento’. También conoce esto, tal como realmente es: ‘Estas son las impurezas mentales, éste es el origen de las impurezas mentales, éste es el cese de las impurezas mentales y éste es el sendero que lleva al cese de las impurezas mentales’. A través de este conocimiento y la visión, su mente es liberada de las impurezas de la sensualidad, de las impurezas de la existencia y de las impurezas de la ignorancia. Y entonces, el siguiente conocimiento nace en él: ‘¡Ésta es la liberación!’ Y él sabe que ‘el nacimiento está terminado, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado. No queda más nada por delante’. “Este es, señor, otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, el más sublime y más perfecto que los anteriores. Y no existe otro fruto de la vida contemplativa visible aquí y ahora, que fuera más sublime que éste”.

Cuando esto fue dicho, el rey Ajatasattu se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “¡Excelente, Venerable Señor! ¡Realmente, magnífico! Es como si alguien enderezara lo que estaba torcido, como si revelara, lo que estaba oculto, como si mostrara el camino a alguien que estaba perdido o si encendiera una lámpara en medio de la oscuridad, para que alguien dotado de buena vista pudiera percibir las formas. De la misma manera, el Bienaventurado ha expuesto el Dhamma de diferentes maneras. Yo, señor, voy a tomar el refugio en el Bienaventurado, en el Dhamma y en el Sangha. Qué el Bienaventurado me considere, de aquí en adelante, como uno de sus seguidores laicos. “Sin embargo, Venerable Señor, me pesa mi trasgresión que cometí, cuando, para conseguir el trono, por ser tonto, confundido y malvado, privé de la vida a mi padre, quien era un buen hombre y un rey justo. Que el Bienaventurado acepte mi confesión de esta mala acción para que pueda contenerme en el futuro.” “Sí, Su Majestad, la trasgresión se apoderó de Usted, cuando, siendo tonto, confundido y malvado, privó de la vida a su propio padre, quien fue un buen hombre y un rey justo. Pero, ya que ha reconocido su trasgresión como tal y la confesó, según el Dhamma, nosotros aceptamos esta confesión. Alguien que quiere crecer en el Dhamma y Disciplina, cuando comete alguna trasgresión, debe reconocerla como tal y confesarla, para poder contenerse en el futuro”. Cuando esto fue dicho, el rey Ajatasattu se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Que el Venerable Señor ahora permita marcharme. Son muchas mis ocupaciones y responsabilidades”. “Haga, Su Majestad, de acuerdo con sus deseos”. Entonces, el rey Ajatasattu, al deleitarse y regocijarse en las palabras del Bienaventurado, se levantó de su asiento, saludó al Bienaventurado con reverencia y se retiró, cuidando por respeto, que el Bienaventurado quedara siempre a su lado derecho. No mucho tiempo después de que el rey Ajatasattu se hubo retirado, el Bienaventurado de dirigió a los monjes con estas palabras: “El rey fue profundamente afectado, monjes, fue tocado en su corazón. Si no fuera porque hubo asesinado a su padre, quien fue un buen hombre y un rey justo, el puro e impecable ojo del Dhamma podría haber surgido en él, mientras estaba aquí sentado”. Esto es lo que el Bienaventurado dijo y los monjes se alegraron y se deleitaron en las palabras del Bienaventurado.

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