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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Materialismo, Eternalismo y Pensamiento Mágico.

Parece increíble cómo, en su esencia, el materialismo tratando de despegarse de todo lo que suene a sobrenatural, caiga indefectiblemente, a su pesar, en el mismo pensamiento mágico. ¿Por que digo esto? La base del materialismo, al enfrentarse al problema de la conciencia, dicta que: “la conciencia es producida por la materia”. Ésto, que en apariencia podría parecer cierto o probable, encierra magia. Una magia inasumible. La materia es puro concepto. No es experimentable. Sólo se puede pensar. Y el pensamiento mágico tiene como denominador común la creencia en que los conceptos (que son objetos de la mente no experimentables) pueden ser capaces de intervenir o influir en la realidad fenomenológica. Por tanto, ¿cómo puede un concepto “crear” un fenómeno?¿Cómo puede traspasar la frontera de lo irreal a lo real? De ninguna forma. De igual manera, el eternalismo se basa en que toda la realidad es producto de los conceptos. Es exactamente el mismo error de base. Y se diferencian sólo en lo detalles. No es Dios más potente que la Materia ni la Materia más potente que Dios. No hay conceptos potentes. Los conceptos son la pura impotencia. Pensar en que lo que piensas influye al mundo real es pensamiento mágico. Y pensamiento mágico es infantilismo. Asi que, cuando hay filósofos buddhistas que se pasaron la vida enredados con el concepto de “El Camino Medio”… ¿de qué “Medio” hablan? ¿Qué hay en medio de dos tendencias no excluyentes del Pensamiento Mágico? ¿Más Pensamiento Mágico? El Buddhismo actúa con lógica y razón y deja claro que los conceptos no pueden influir en la realidad. Esto es una denuncia formal contra todo Pensamiento Mágico. ¿Camino Medio? ¿A dónde? ¿Por dónde? El Buddhismo no anda ni por ahí. Ni cerca.

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