Marco Teórico (VIII). La Conciencia Entrópica.
La conceptualización es la gran maravilla de la conciencia. Una ingente cantidad de entradas activadas continuamente son codificadas para transformarlas en información bruta. A continuación, esta información es procesada y se hacen millones de comparaciones en la memoria para encontrar un concepto con que casarla. A partir de ahí, manejando conceptos, la conciencia puede dedicarse a la toma de decisiones. El diferencial de entropía en este proceso lo podemos partir en dos partes, la primera de preproceso previo a la conceptualización- Podemos considerar que es una disminución de entropía fijo, dependiente del propio “sistema operativo” de la conciencia. Esto es, la radiación del rojo en la conciencia humana se traduce como rojo. El contraste entre rojo y verde, es forma de línea. Esa sintropía no la vamos a considerar porque no depende de la conciencia sino del “modo de conciencia”. En estados mentales sutiles y ultramundanos, la percepción es otra. A partir de las líneas y los colores, el proceso de conceptualización arranca. puede ser origen de un aumento de entropía ya que la conceptualización depende de la historia anterior, de la experiencia previa, de la predisposición. Escuchar un ruido de cadenas, puede significar desde echar un cierre a un fantasma aterrador. Esto hay que tenerlo en cuenta. La entropía puede aparecer definitivamente en esta etapa. Y el problema es que toda la información que salga a partir de una percepción errónea va a alterar todo el resto del proceso. Posteriormente, con la información recibida, se pueden activar las interrupciones del sistema en forma de “sensaciones”, de forma que se espera que la conciencia tome una decisión. Sin sensación no hay decisión ni respuesta. A partir de ahí, la conciencia inicia el proceso de toma de decisión. En este punto, tenemos que valorar el nivel de entropía que causa en el sistema la nueva información. Si es nula, la atención (manusikaro) no se dispara, si no, se debe evaluar ésta. A partir de aquí se debe extraer entropía del sistema a partir de recabar información. Cuanta más información extraigamos, menos opciones para la respuesta correcta no queda. Respuesta correcta es una. Es el orden más alto que podemos conseguir en el proceso. En todo sistema pseudoaleatorio, como vimos estudiando la entropía y la sintropía, las opciones pueden ser múltiples. Y solo una la correcta. Por ejemplo. Destazamos un libro de 580 páginas y las lanzamos al aire. Cualquier orden es posible, si no lo fuera, porque por ejemplo, un grupo de hojas quedara pegado, eso es un nivel de sintropía, de orden. Imaginemos que todas las opciones son equiprobables, por lo que la entropía es máxima. Como una sola es la correcta, (no es que sea especial, solo es la que previamente hemos elegido como correcta) sabemos que los sistemas cerrados tienden siempre a mayores niveles de entropía. Es obvio. Con cada paso tenemos 1 opcion sobre 580! (580 factorial, o sea 580*579*578*..*2*1) de quedarnos con el mismo nivel de entropía. Si no, vamos a más. En ese escenario, acertar con el orden final requiere meter mucha información. Por ejemplo, recabamos cual es la primera página. Asi rebajamos 580 veces las posibilidades Si la segunda, rebajamos otras 579 opciones, y así. Vamos a distinguir aquí los tres niveles que determinan el nivel entrópico total. De base, la sintropía residente. O sea, el conocimiento previo que tenemos del fenómeno. Lo podemos llamar kamma. Después, está la información que recabemos. El resto será la entropía residual. Si la entropía residual es cero, no hay más opción que la correcta. Eso no significa necesariamente nada. Aún queda la ejecución de la respuesta, la salida lógica de la conciencia no exenta de interferencias. Vamos a analizar las fases de la toma de decisiones desde el este punto de vista: Identificar y analizar el problema. Esta etapa consiste en comprender la condición del momento y de visualizar la condición deseada, es decir, reconocer que se debe tomar una decisión para llegar a la solución de este. Es la interrupción. Si la conciencia esta distraída, no atiende a la interrupción por negligencia o está alterada por intoxicantes o por bajas pasiones, esta identificación no se produce con el consecuente resultado posiblemente perjudicial de la inacción. Identificar los criterios de decisión y ponderarlos. Consiste en identificar aquellos aspectos que son relevantes al momento de tomar la decisión, es decir, aquellas pautas de las cuales depende la decisión que se tome. La ponderación, es asignar un valor relativo a la importancia que tiene cada criterio en la decisión que se tome, ya que todos son importantes, pero no de igual forma. Esta ponderación puede ser alterada por la propia entropía de la conciencia: la ignorancia. Esta se traduce en una negligente recopilación de opciones, en el apego a determinadas opciones (por ejemplo, la fe, las creencias, la religión, la ideología, la costumbre, el hábito, etc.), o la aversión injustificada a otras. El caso es que conjuntando ambas tres, o no recogemos la opción correcta, u optamos por otra que es nuestra “preferida” o simplemente la rechazamos por prejuicio. Las tres denotan un mal funcionamiento de la conciencia. Definir la prioridad para atender el problema. La definición de la prioridad se basa en el impacto y en la urgencia que se tiene para atender y resolver el problema. Esto es, el impacto describe el potencial al cual se encuentra vulnerable, y la urgencia muestra el tiempo disponible que se cuenta para evitar o al menos reducir este impacto. Aquí la ignorancia actuaría en forma de negligencia, el apego lo será a asignar un alto nivel de prioridad a un problema que no lo tiene, y la versión, justo lo contrario, un problema serio no se atiende porque no. Generar las opciones de solución. Consiste en desarrollar distintas posibles soluciones al problema. La ignorancia aquí actúa conformándose con un número reducido de opciones. La ignorancia no es creativa. Es cómoda. De hecho, la entropía va rondando hacia abajo sin hacer nada. La inacción corre a su favor. Evaluar las opciones. Consiste en hacer un estudio detallado de cada una de las posibles soluciones que se generaron para el problema, es decir mirar sus ventajas y desventajas, de forma individual con respecto a los criterios de decisión, y una con respecto a la otra, asignándoles un valor ponderado. El apego y la aversión distorsionan la evaluación de forma que hay opciones mejor calificadas que otras por el apego, y otras peor de lo que les corresponde, debido a la aversión. Elección de la mejor opción. En este paso se escoge la opción que según la evaluación va a obtener mejores resultados para el problema. Ignorancia es elegir sin un criterio correcto, apego, la que nos guste, aversión consiste en no elegir la correcta por prejuicio. La ignorancia residente es el kamma. Una conciencia poco cultivada va a tender a niveles inaceptables de ignorancia, incrementada por el apego y la aversión. Las elecciones de opciones van sentando esquemas de actuación con el tiempo, de forma que se van haciendo automáticos, con lo que cada vez la conciencia funcionará peor. La mejor opción pudiera hacerse recogido, o al menos, una no demasiado mala, pero entre estos tres, lograr elegirla es complicado, Aplicación de la decisión. Poner en marcha la decisión tomada para así poder evaluar si la decisión fue o no acertada. La implementación probablemente derive en la toma de nuevas decisiones, de menor importancia. Pero… están los tres de nuevo por aquí. Tenemos claro que debemos dejar el alcohol, las drogas, una relación amorosa dañina… ¿Y por qué no lo hacemos? Por apego. Tenemos claro que debemos bajar de peso, hacer ejercicio… ¿Y por qué no lo hacemos? Por aversión. Tenemos claro que debemos actuar ¿Y por qué no lo hacemos? Por ignorancia. Evaluación de los resultados. Aquí de nuevo los tres actúan. La ignorancia se limita a no evaluar. El apego a calificar de positivo un mal resultado. La aversión a calificar como negativo un buen resultado. Es la hora de las justificaciones. Que no hacen más que incrementar la ignorancia del sistema, o sea, su entropía. La conciencia entrópica.
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