En las últimas décadas se ha suscitado un amplio debate a raiz de la introducción del concepto “meme” por parte de Richard Dawkins en 1978 como item básico cultural cuya naturaleza y dinámica explica toda la cultura. La simplicidad de la idea, añadida a la simplicidad de su mecánica, la hace muy atractiva para unos, pero demasiado simplista para otros. Entre estos otros está Marvin Harris que la tacha de neoplatónica e insuficiente. Y no le falta razón. La cultura no es solo ideas, es sobre todo, comportamiento. Y dejar a los memes como determinantes del comportamiento resulta absurdo. Las normas sociales, por ejemplo, son un caso especial de memes que condicionan el comportamiento. Estos memes contienen código que puede ser ejecutado, y es transmitido socialmente. Son verdaderos virus. Los virus de la cultura. La ética es éso: no es más que un subconjunto de esa clase de memes normativos. Sin embargo, la contraposición de normas contradictorias entre si en un momento dado, hace que cualquier comportamiento derivado de estas normas resulte contradictorio con ellas mismas. Otro problema del postulado «los memes guían el comportamiento» radica en la conducta contradictoria que se observa cuando grandes cantidades de individuos tratan a la vez de cumplir determinadas normas. Por ejemplo, evitar el contacto con la materia fecal humana es una norma cardinal de las familias hindúes que viven en el campo, y sin embargo el anquilostoma, que se transmite únicamente a través del contacto con la materia fecal, es endémico en algunas regiones de la India. En un estudio efectuado por V. K. Kochar (1976), este rasgo paradójico del comportamiento se atribuía a la existencia simultánea de otras seis reglas:
Debe encontrarse un lugar no demasiado alejado del hogar.
Dicho lugar debe permitir no ser visto.
Debe permitir ver a cualquier persona que se acerque.
Debe estar cerca de una fuente de agua para lavarse.
Debe estar contra el viento, para evitar malos olores.
No debe estar en un terreno cultivado.
Si respetas todas estas normas, lo que resulta del todo imposible, acabas defecando donde todos y contagiándote, que era, recuerda, lo que se quiería evitar. Sin irse hasta India, no existe ninguna norma que determine que el tráfico debe densificarse hasta el embotellamiento total. Sin embargo, siguiendo las normas que garantizan una fluided máxima, se llega al colapso. Las normas económico-sociales, inculcadas desde niños a los miembros de la sociedad, están orientadas al éxito social y económico. Sin embargo, son una fábrica de pobres. La mayoria de la población termina pobre y sin hogar. Hay que considerar otros condicionantes más allá de los puros memes. Si bien es cierto que los memes condicionan, que son condicionantes necesarios, tambien lo es que no son suficientes. Hay dos factores más a considerar para tratar de cuadrar la ecuación. Estos son los genes y el entorno. La genética condiciona ciertos comportamientos que la cultura no explica, como la sonrisa a un conocido. O el papel definido de los sexos en el marco social. El entorno condiciona, y mucho, el comportamiento. Si bien las normas condicionan el comportamiento, es el entorno el que responde con las consecuencias de la aplicación de esas normas, de forma que se convierte el juez último de la validez o no de las normas. Por ejemplo, si las normas impelen a un grupo de individuos a inmolarse en un acto terrorista, la aplicación de la norma hace que esa norma desaparezca en esos mismos individuos, una vez completada su ejecución. Los memes son ciegos, pero la gente no tanto. Y llegados a ciertas circunstancias un entorno hostil a las normas, puede anularlas. Si bajamos a nivel de la conciencia, veremos que los memes pertenecen a Nama, la parte del interface que corresponde a los ficheros. Los memes son datos, pero muchas veces son programas, como por ejemplo las normas. Respecto a la parte Rupa del interface, en su salida es el comportamiento, y como entrada es el entorno. El mecanismo es simple: una situación es recogida por Rupa y enviada a Nama, que identifica la situación y busca que cuadre con alguna de las que almacena. Al encontrarla, salta al fichero de subrutinas de comportamiento para localizar cual debe ser ejecutada. Se recupera y se envía a la conciencia que es quien ejecuta la misma. Las salidas se envían a Rupa-salida como comportamiento. Si esto quedara aquí, seria un comportamiento platónico determinado por los memes culturales. Sin embargo, la aplicación del comportamiento puede traer consecuencias indeseables, y eso se recapta por Rupa-entrada. Se repite el proceso, norma a norma contradictoria, hasta que se puede ejecutar sin contradicción o bien, requerir que la conciencia tenga que hacer una ejecución libre, no preestaablecida, que poga fin al bucle absurdo. Si este nuevo código es replicable, se convierte en norma. Es por esto que el comportamiento también determina a los memes indirectamente a través de la conciencia. Aquí vemos una clase de codependencia entre el interface y la conciencia. Esto es muy importante: si proponemos que es Nama quien determina a la conciencia, estaremos hablando de eternalismo o idealismo. Si por el contrario, proponemos que es Rupa quien determina a la conciencia, o sea, las puras entradas sin intervención memética, con vamos al extremo materialista. La realidad es que aquí no determina nadie. Solo condiciona. Y condiciona tanto Nama como Rupa, pero, a la vez, la Conciencia condiciona a Nama como nuevos memes y a Rupa como comportamiento. El camino medio. De nuevo.
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