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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Lo Obvio

Nada hay más oculto que lo obvio.

A estas alturas de la mentira, que se sustenta de los conceptos que son irreales que se sustentan de las sensaciones que son irreales, en esos tres niveles de irrealidad es normal que lo obvio aparezca como invisible.

Resulta exasperante tratar de hacer ver a los peces la existencia del agua. Tienen ojos que sirven para no ver, oídos para no escuchar, nariz para no oler, lengua para no gustar y piel para no tocar. Si los ves, parecen enteros, funcionales, normales. Te fijas y miran, pero les preguntas y no ven. Y asi con todo.

Tienen un bloqueo mental que les impide su relación normal con lo que les rodea, son una especie de autistas encerrados en su mundo que reaccionan con violencia cuando se les trata de despertar. Nadie les ha metido en una granja succionadora de cerebros, pero ahí viven. Alimentan lo peor creyendo que hacen lo mejor.

La tragedia es que viven en el mundo real y sufren porque viven en el mundo real, pero no tienen la capacidad de interactuar con él. Solo interactúan en su sueño. Como sonámbulos por una cuerda que se caen, se lastiman y se matan. Una y otra vez.

Y no es que puedas hacer mucho, porque es una enfermedad neurodegenerativa genética heredada. Es la mentirización conceptualizada. Mantiene disociadas de la realidad a sus víctimas y es lo que provoca el sufrimiento como causa última. La cercana es el deseo y este solo puede producirse gracias a ella. El deseo es su consecuencia y a consecuencia del deseo está el sufrimiento.

La mentirización conceptualizada es una enfermedad social que se nutre de cada individuo y se retroalimenta por las interacciones entre ellos. Es una continua reinfección. Y es la sociedad enferma la que mantiene a sus componentes con vida.

Luego no te extrañes de que hable de posthumanos, que no serían otra cosa que pacientes degenerados debido a esta mentirización.

El Buddha hablaba eufemísticamente de “gente con polvo en los ojos”, unos más y otros menos. Me gustaría verle hoy aquí para que contemplara el panorama. Ya no es polvo, son vigas de madera de castaño curadas al fresco de la montaña. Y esto va a peor, como no puede ser de otra forma.

Si ver lo que tienen delante que, además, es falso les resulta imposible ¿Cómo hacer que vean la realidad?

Y sobre todo… ¿para qué?

¿De qué le sirve a este Titanic gigantesco que sus pasajeros aprendan a nadar?

Si alguno no está demasiado infectado, ya se tirará al agua.

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