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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Las Jhānas de Mentira

Ha llegado, por fin, el momento de aclarar qué son las Jhānas de verdad y que son las Jhānas de mentira. En los suttas el Buddha hace permanentes referencias a ellas y son la llave y vía a la Iluminación. Al pedirme que revise qué es lo que se logra por mi método, porque es muchísimo más fuerte de lo que los theravadines expresan, me he puesto a revisar su literatura para ver las diferencias fundamentales entre los Estados de Conciencia Alterada que se producen con mi método y los supuestamente similares de ellos, y de existir, considerar si mi método es equivalente al del Buddha, o es el suyo, o ninguno de los dos. Vamos en primer lugar con las diferencias. Para ellos, las jhānas las ponen en secuencia de J1 a J8, siendo J1 la primera jhāna material y vas hasta la J4 que es la cuarta jhāna material, y J5 la primera inmaterial a la J8 que es la cuarta jhāna inmaterial. O sea, para empezar, ellos tienen 8 jhānas. Vamos a analizar en primer lugar las denominadas jhānas materiales. El Buddha habla de la primera jhāna así: Colección de discursos agrupados numéricamente 9.36. Jhana sutta “Monjes, yo declaro que la destrucción de las corrupciones mentales ocurre en dependencia del primer jhana. También declaro, monjes, que la destrucción de las corrupciones mentales depende del segundo jhana… del tercer jhana… del cuarto jhana… de la base de la infinitud del espacio… de la base de la infinitud de la conciencia… de la base de la nada…. de la base de la ni-percepción-ni-no percepción… del cese de la percepción y sensación. “Monjes, cuando se ha dicho: ‘la destrucción de las corrupciones mentales ocurre en dependencia del primer jhana’, ¿en referencia a qué se ha dicho esto? Es el caso del monje que, apartado de la sensualidad, apartado de los perjudiciales estados mentales, entra y permanece en el primer jhana: el arrobamiento y felicidad nacidos de la reclusión, acompañados del pensamiento aplicado y sostenido. Él considera a cualquier fenómeno que ahí ocurra y sea conectado con la forma, la sensación, la percepción, las actividades volitivas y la conciencia, como transitorio, insatisfactorio, penoso, canceroso, angustiante, como una saeta, una aflicción, algo ajeno, desintegrado, vacío y carente del ser. Entonces, aparta su mente de estos fenómenos e inclina su mente hacia lo propiamente inmortal así: ‘ésta es la paz, esto es lo excelso: la desactivación de todas las actividades mentales, el renunciamiento de todas las adquisiciones, el fin de la avidez, el desapasionamiento, el cese, el Nibbana.’ Si es firme en eso, alcanza la destrucción de las corrupciones mentales. Pero si acaso no alcanzara la destrucción de las corrupciones mentales por aquel deseo por el Dhamma, por aquel deleite en el Dhamma, entonces con la posterior destrucción de los cinco grilletes menores, llegaría a ser uno del nacimiento espontáneo para alcanzar allí el nibbana final sin retornar jamás a este mundo. “Monjes, imaginad a un arquero o un aprendiz del arquero que practicase disparos a un hombre de paja o arcilla; de esta manera, después de un tiempo, sería capaz de disparar de larga distancia, asestar acertadamente sus disparos en rápida sucesión y perforar una gran masa. De la misma manera, monjes, éste es el caso del monje que, apartado de la sensualidad… entra y permanece en el primer jhana. Él considera a cualquier fenómeno que ahí ocurra y sea conectado con la forma, la sensación, la percepción, las actividades volitivas y la conciencia, como transitorio… llegaría a ser uno del nacimiento espontáneo para alcanzar allí el nibbana final sin retornar jamás a este mundo.” La parte clave en este texto es ésta: “ésta es la paz, esto es lo excelso: la desactivación de todas las actividades mentales, el renunciamiento de todas las adquisiciones, el fin de la avidez, el desapasionamiento, el cese, el Nibbana.’ Si es firme en eso, alcanza la destrucción de las corrupciones mentales.” O sea, la primera jhāna logra la desactivación de todas las actividades mentales, y además el renunciamiento de todo, del desapasionamiento y de la avidez. Es obvio que el renunciamiento se hace efectivo después de la consecución de la primera jhāna, o sea, una vez recuperadas la actividad mental surge el desapasionamiento de todo, el fin del apego, el cese… Esto es EXACTAMENTE lo que sucede en la primera jhāna que se obtiene con mi método. Un estado de cese total de actividad mental seguido de un cambio orgánico en el cerebro caracterizado por el desapasionamiento sobre lo que se tiene: propiedades, relaciones, familia, trabajo, preocupaciones, etc. y la supresión del apego y la aversión, y con ellos, del sufrimiento. Absolutamente todos aquellos que lograron esta primera jhāna con mi método relatan esto mismo respecto del estado posterior a la primera jhāna, aparte del estado de gozo permanente que deja y que se prologa a lo largo del tiempo. Hay que hacer notar que hay practicantes que han abandonado esta práctica por la preocupación de no poder evitar hacer lo adecuado con el riego de romper el statu quo de su vida, fundamentada en el apego a los prejuicios y memes culturales. Además, como ya se vió en el “Curso de Jhānas”, mi método es perfectamente traducible a la sección de la atención a la respiración del Mahāsatipatthāna Sutta. Una vez establecido el sutta en relación a mi método, vamos a ver cómo los theravadines del más puro linaje entienden la primera jhāna: “Entonces, para resumir el método para entrar en el primer jhana: Usted se sienta en una cómoda y agradable posición vertical, y genera concentración de acceso al poner y mantener su atención en un solo objeto de meditación. Cuando surge la concentración de acceso, a continuación, usted cambia de foco su atención de la respiración (o del objeto escogido) a una sensación agradable, preferentemente una sensación física agradable. Usted pone su atención en esa sensación, y mantiene su atención en esa sensación, y no hace nada más.” Esto es obviamente una jhāna de mentira. Este texto pertenece nada menos que a Leigh Brasington, un informático que ha estado practicando la meditación desde 1985 y es el estudiante mayor de América de la fallecida Ven. Ayya Khema. Leigh empezó a ayudar a Ven. Ayya Khema en 1994, y comenzó a enseñar retiros de esto en 1997. Enseña en Europa y América del Norte y es el autor del libro “Recta Concentración: Una guía práctica para la Jhānas”. Ayya Khema (25 de agosto, 1923 – 2 noviembre 1997) fue una maestra budista, y la primera mujer occidental para convertirse en una monja budista Theravada. Estudió inicialmente en Sídney, Australia, con Phra Khantipalo. Para continuar sus estudios, Khema viajó a San Francisco para estudiar Zen en el San Francisco Zen Center] y trabajó en el Tassajara Zen Mountain Center durante tres meses. A continuación, pasó tres semanas en Birmania, donde estudió meditación con los estudiantes de U Ba Khin. En 1978, fundó el monasterio Khema Forest Wat Buddha Dhamma en Nueva Gales del Sur y se instala Phra Khantipalo como abad. El deseo de Khema para convertirse en una monja budista la llevó a Thailandia, donde estudió con Tan Ajahn Singtong durante tres meses. Sri Lanka fue su siguiente destino donde se reunió Nyanaponika Thera que la introdujo a Narada Maha Thera. Naranda Thera le dio el nombre de «Ayya Khema». Regresó a Sri Lanka donde conoció a su maestro, el Ven. Matara Sri Ñānarāma de Nissarana Vanaya, quien la inspiró para enseñar la meditación de abstracción. Como no era posible en el momento de organizar una ceremonia de ordenación de bhikkhunis en la tradición Theravada, Ayya Khema luego recibieron la ordenación monástica completa en el recién construido templo Hsi Lai, un templo chino Mahāyana bajo la Orden Budista Fo Guang Shan, en 1988. Khema fue una de las organizadoras de la primera Conferencia Internacional sobre la Mujer budistas en 1987, que condujo a la fundación de la Asociación Internacional de Mujeres budistas Sakyadhita. Más de dos docenas de libros de sus conversaciones transcritas de Dhamma en inglés y alemán han sido publicadas, y en el último año de su vida, ella también escribió su autobiografía: “Yo doy mi vida”. Me he explayado con el “linaje” de estos personajes para dejar claro que no son “espontáneos” que montaron un chiringuito de meditación enseñando esta estupidez. El resto de las jhānas, para ellos, son más o menos esto: J2 es el placer, o sea, el equivalente a la Dopamina en mi sistema. J3 es la felicidad, o sea, el equivalente a la Serotonina en mi sistema. J4 es un estado de “relajación con ecuanimidad” …  para lo que no tengo ni equivalente ni palabras. La primera Jhāna necesita como vimos, la confluencia de los siguientes neurotransmisores:

  1. Dimetiltriptamina

  2. Dopamina

  3. Serotonina

  4. Anandamida

  5. Epinefrina

  6. Encefalinas

Y con todo ello se entra en la primera jhāna que tiene los efectos descritos en el Jhāna sutta. Si siguiéramos con la numeración de mentira, la primera jhāna sería algo así como sexta o más… Si consideramos que esta es la primera, que hay cuatro materiales, y después otros cinco niveles inmateriales, esta gente necesitaría 56 niveles de jhāna por lo menos para describir el sistema de verdad. Estos son los que no se enteran. Así que no es de extrañar que prefieran darse al vipassana o bendecir campos de arroz en jets privados antes de tirarse años y años para «lograr» esto. De pena. Así que ni les hables de iluminación, para ellos es un verdadero mito… Como no saben practicar no pueden lograr nada y en su inmensa arrogancia creen que es imposible. Ya declaró el Buddha que cuando se dejaran de practicar jhānas el Dhamma se perdería. Y así ha sido. No hay más Dhamma del Buddha, en cambio hay dhammas negros para todos los bolsillos.

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