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Los pueblos de habla indoeuropea que emigraron al valle del Indo y a la llanura de Punjab, se llamaban a sí mismos Arya o “noble” o “distinguido” frente a los indígenas a quienes denominaron daha, “enemigos” o dasyu “sirvientes”. Su integración en una misma sociedad condujo a su estratificación en cuatro castas nobles, discriminando a aquellos que carecían de casta. La pertenencia a una casta quedaba determinada por el nacimiento.
Pero ¿qué sentido tiene el nacimiento cuando la nobleza surge de uno mismo por sus propios méritos y no por razón de cuna?
¿Existen realmente las castas?
Realmente sí existen, pero no están en relación a la cuna, sino a los nacimientos que restan para escapar del Samsara. De esta forma distinguiremos a los nobles, destinados a la liberación de la gente corriente que permanecerá errando indefinidamente. Los nobles se dividen en cuatro castas, los Dignos que acabaron con la existencia, los que no regresarán al mundo humano, los que solo regresarán una vez y los aprendices que, a lo sumo, lo harán siete veces.
Las castas se alcanzan mediante cinco facultades: la facultad de la confianza, la facultad del esfuerzo, la facultad de la práctica, la facultad de la contemplación y la facultad de la episteme. Alguien que ha completado y cumplido estas cinco facultades es un Digno. Si son más débiles que eso, está practicando para darse cuenta del fruto de la perfección... o es uno que no retorna... o está practicando para darse cuenta del fruto del no retorno... o es uno que retorna una vez... o está practicando para realizar el fruto de un solo retorno a la vida humana... o es uno que ha entrado en la corriente... o está practicando para realizar el fruto de la entrada en la corriente. Alguien que carece total y absolutamente de estas cinco facultades es uno que está fuera, que pertenece a las personas corrientes.
La casta más baja, la de los aprendices, está constituida por aquellos que entraron en la corriente eliminando las adicciones menores. Las adicciones mayores, o sea, las consecuencias de la ignorancia como es el deseo de renacer en el mundo del Brahmā, el deseo de renacer en el mundo inmaterial, el engreimiento, la evagación y la propia ignorancia aparecen en las tres castas inferiores y desaparecen en la casta superior, la de los Dignos.
Los que retornan una vez han limitado mucho el ansia y la aversión y los que no retornan rompieron esas dos tendencias subyacentes, por lo que ya no pueden sufrir.
Con el óctuple camino se pueden alcanzar las cuatro castas. Con el ejercicio de la cesación se alcanza la liberación en la vida presente, o si queda algún rastro, el no retorno. Con el método de los poderes paranormales, la liberación aquí y ahora.
Las cuatro castas y esta forma de lograr desprenderse del alma y escapar del Samsara siempre han existido.
Aunque este camino medio no tiene nada de «religión», sirvió de base para las religiones más extendidas en el mundo, que abarcan a más de la mitad de la población mundial, aunque ninguno de esos miles de millones oyó nada sobre todo esto: ni budistas, ni cristianos, ni musulmanes.
Si quieres esconder un secreto, escribe un libro.
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