top of page
Foto del escritorTomás Morales y Durán

La Sublime Compasión del Buddha

Hay momentos de gran belleza en algunos pasajes de los suttas. Uno especialmente atractivo es “La Esquirla”. Describe como es el dolor en un iluminado: sensaciones intensas, sin reacción emocional que no alcanzan a producir dolor ni sufrimiento. Además, como cada vez que aparece el Māra, siempre hay moraleja. Si cualquier otro ser, sufriente y doliente, es capaz de descansar. Más aún él que ha superado el sufrimiento. Él ya hizo lo que tenía que hacer. ¿Por qué no va a descansar? Nada feo hay en su horizonte… solo queda la compasión por todos los seres que aún tienen todo el trabajo por delante. Viene de vuelta. Mientras descansa, ve con compasión a todos los seres ir de ida, dolientes, sufrientes… “¡Pues no les queda mili, ni ná! Otra moraleja, es la sublime compasión del Buddha: desde su posición ve a todos los seres en su travesía del desierto haciendo círculos sin llegar a ninguna parte. Qué estúpidos son esos “compasivos” que no pueden entender la Compasión porque, para entenderla, primero, hay que mirar a todos los seres desde el mismo otero del Buddha y eso no está a su alcance, ni lo estará porque han renunciado a llegar ahí, por “compasión”… ¿Redundante? Sí. Es lo que estás pensando: estupidez retroalimentada. Colección de discursos agrupados temáticamente SN 4.13: La Esquirla Así lo he oído. En una ocasión el Bendito estaba viviendo en Rajagaha en el Parque de los Ciervos de Maddakucchi. En esa ocasión, el Bendito se cortó el pie con una esquirla de piedra. Un intenso malestar asaltó al Bendito: sensaciones corporales dolorosas, agudas, penetrantes, angustiosas, desagradables. Pero el Bendito los soportó, consciente y comprendiendo mentalmente de forma clara, sin sufrir dolor ni angustia. Entonces el Bendito tomó su túnica exterior doblada en cuatro, y se tumbó a su derecha en la postura del león con una pierna sobre la otra, consciente y comprendiendo mentalmente de forma clara. Entonces Mara el Perverso se acercó al Bendito y se dirigió a él en verso: – ¿Te acuestas aturdido o ebrio de poesía? ¿No tienes suficientes ambiciones para satisfacer? Sólo, en un espacio retirado ¿Por qué duermes con el rostro amodorrado? Respondió el Bendito: «No estoy acostado en la oscuridad ni ebrio de poesía; Habiendo alcanzado la meta, me libro del dolor. Sólo, en un espacio retirado Me acuesto lleno de compasión por todos los seres. «Incluso aquellos con una flecha clavada en el pecho Desgarrándoles el corazón momento a momento Incluso éstos se acuestan; ¿Por qué no debo dormir cuando mi flecha ha sido arrancada? «No me acuesto despierto por el miedo, Tampoco tengo miedo de dormir. Las noches y los días no me afligen, No veo para mí ningún declive en el mundo. Por lo tanto, puedo dormir en paz, Lleno de compasión por todos los seres. » Entonces Mara el Maligno … desapareció justo allí.

3 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page