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Foto del escritorTomás Morales y Durán

La Sorprendente Ética de Buddha: Los preceptos. Tecera Parte.

“Hacer el bien, evitar el mal, purificar la mente, ésa es la enseñanza de los Buddhas…” (Dhammapada). AN 5,173 Niraya Sutta – El infierno [173] “Monjes, poseyendo cinco características un seguidor laico es depositado en el infierno como si se lo condujese allí. Y, ¿cuáles son esas cinco? Él destruye la vida… En este sutta, de nuevo el Buddha remarca lo que son la base de la ética buddhista y, de nuevo, son abstenciones.

  1. Él destruye la vida,

No está hablando de ser vegetarianos, veganos, frugívoros, carnívoros. Este precepto no es un precepto gastronómico. Este no. Tampoco significa que haya que hacer algún tipo de acción. Es una abstención. Es un no hacer. Solo no destruir la vida. La vida. No “dañar seres sintientes”. Incluso en ese caso.. ¿no es dañar al colibrí cortar la flor donde se alimenta? Aquí no se categoriza y se eleva una vida sobre otra, haciendo a una digna de ser respetada y a otra indigna de serlo. Vida es vida, sea animal o vegetal. Este precepto es un canto al respeto a la naturaleza, a dejar que florezca y se desarrolle. A no alterar el equilibrio de las condiciones para que ese desequilibrio nos acabe perjudicando. Así tenemos empezando a sentir la magnitud del efecto kámmico debido a la falta de respeto a la naturaleza. A destruir la vida, ensuciando el aire, el agua, la tierra… Incendios, huracanes, inundaciones, tornados, subida del nivel del mar, destrucción de cosechas, esterilidad del suelo, desaparición de lagos, mares y glaciares. La ética del Buddha es una ética eminentemente práctica. Desde un punto de vista evolucionista, el entorno tal como está es el a¡que ha hecho posible nuestra existencia como especie y nuestro desarrollo posterior. Destruir la vida que nos ha llevado hasta aquí tiene unas consecuencias nada beneficiosas. Es como ensuciar el plato en el que se come. Como destruir la casa donde se vive, estando dentro. La absurda perspectiva del hombre que se dedica a rapiñar la naturaleza cambiando el entorno como si dispusiera de más planetas para destruir, en una vorágine de crecimiento económico, como si la Tierra fuera infinita, se asemeja sobremanera al cáncer. Destruye el ser del que se alimenta, destruyéndose a sí mismo. Cortar una flor, es romper una cadena de replicación de unos genes no menos antiguos que los que nos han formado. Y que nos acompañan en un ecosistema que es un sistema de equilibrios muy frágiles. Cortar una seqoia de cinco mil años, hogar durante milenios de millones de animales, no es solo quitarle la vida a ese gigante sino también a todos los animales y plantas que de ella dependen y dependerán en los próximos siglos. ¿Quién puede afirmar que eso no tiene consecuencias? Sin embargo, la irracionalidad de las malas traducciones e interpretaciones han llevado a asentar una ética no buddhista, cuyo origen se remonta a Devadatta, primo del Buddha, que hizo el primer cisma en el Sangha y que trató de asesinar al mismo Siddharta, donde para ser “estupendo” se declaró vegetariano. ¿Qué diferencia consecuencial tiene comer un cadáver, de que sea comido por otros animales o bacterias? Creo que ninguna. Sin embargo, Devadatta lo proclamaba «por compasión hacia todos los seres». Sin embargo, sí que comía otros seres que son las plantas. Comer solo es quitar la vida si te comes a un ser vivo. Si no, no es quitar la vida. No es difícil de entender. Y la condicionalidad tiene una flecha temporal. No comiendo carne no evitas que el cadáver que tienes delante se retrotraiga y se le devuelva la vida. Si todo el mundo decidiera en un instante no comer más carne, desencadenaría un holocausto animal de proporciones bíblicas ya que ¿Quién seguiría manteniendo animales si no los pueden vender? Devadatta, se fue al más profundo de los infiernos, pero debe de haberse reivindicado en esta nueva era con millones de adeptos en todo el mundo proclamando la discriminación de la vida y la destrucción última de todos los animales industriales. Si quieres seguir al Buddha y ves una flor, ámala y no la cortes. No es solo una vida, es parte de tu vida. Quitarsela es quitártela. Eso es la condicionalidad No la gastronomía.

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