Nacer en el plano humano, a pesar de su rareza, no implica necesariamente la posibilidad de la iluminación. La semilla de la budeidad es una semilla frágil que puede echarse a perder con demasiada facilidad y por culpa de diversos factores: padres, ambiente, economía, sociedad, educación, desarrollo humano… Entre ellos uno muy importante es el relacionado con el desarrollo del niño, su educación posterior y el papel de padres y educadores. Tener hijos es inmoral, pero echarlos a perder es aún peor. La condicionalidad es algo que estamos viendo constantemente y es la norma que rige al Samsara y, por ende, al mundo. A pesar de ello, la multiplicidad de causas que llevan a producir cada fenómeno es de una complejidad muy grande. Al tratar de entender el mundo y encontrar las reglas el hombre desarrolló dos formas diferentes de hacerlo, la ciencia y la magia. La ciencia usa muy pocos elementos y los relaciona de formas complejas. La magia introduce muchos elementos y los relaciona de forma simple. Las mentes que funcionan mal tienen poco rendimiento, están dañadas, degradadas o simplemente no están formadas, usan el pensamiento mágico porque es más sencillo y les sirve para muchas cosas, entre ellas, calmar su ansiedad. Es obvio que una mente en mal estado es incompatible con la iluminación., podríamos considerarla humana taxonómicamente pero no funcionalmente. Vamos a estudiar la forma de cómo echar a perder a una persona irremediablemente, si eres su padre, educador o amigo… El concepto “pensamiento mágico” se utiliza en psicología y antropología para describir atribuciones ilógicas de causalidad que se hacen sin pruebas empíricas, sobre todo cuando la persona cree que sus pensamientos pueden tener consecuencias en el mundo externo, bien por su propia acción o por la intermediación de fuerzas sobrenaturales. Está presente en la gran mayoría de culturas del mundo y se basa en la similitud o en la contigüidad temporal o espacial entre elementos, por ejemplo, para establecer una relación causal no demostrable entre ellos. También es pensamiento mágico la creencia de que la mente tiene poder sobre la materia. Esto último se basa en la extrema conceptualización de forma que el mundo acaba reducido a los conceptos que usa la mente divorciándose de la realidad. La extrema versatilidad de los conceptos asi como su carácter permanente e irreal da pie a combinaciones de propiedades entre ellos que resultan del todo absurdas en la realidad, pero que, para la víctima de este tipo de pensamiento, al ser su realidad la conceptual no solo es posible, sino que “es así”. No olvidemos que los conceptos son ladrillos con los que la Ignorancia construye nuestra prisión. El pensamiento mágico se produce por contigüidad entre eventos o por el pensamiento asociativo, que consiste en establecer relaciones en base a similitudes. Nos encontramos ejemplos de pensamiento mágico en la vida cotidiana en diversos entornos. Los más comunes son: Desarrollo infantil Durante el estadio preoperacional, entre los 2 y los 7 años, descrito por Piaget, los niños creen que pueden modificar elementos del mundo con la mente, sea de forma voluntaria o involuntaria. A esta edad el pensamiento se caracteriza por la dificultad para comprender conceptos abstractos y por el egocentrismo, o incapacidad para adoptar la perspectiva de otros. Cuando se produce la muerte de un ser querido los niños tienden a creer que han tenido la culpa de algún modo. No obstante, las atribuciones causales arbitrarias y el pensamiento ilógico en general, favorecidos por la falta de comprensión del mundo, son muy típicas en la infancia. El pensamiento mágico es muy habitual en niños porque es consustancial a la naturaleza humana. A medida que el desarrollo cognitivo progresa la frecuencia de este tipo de ideas se va atenuando, al menos en caso de que el contexto social favorezca el pensamiento racional; si esto no es así, las creencias mágicas pueden transmitirse de generación en generación. Superstición y pensamiento sobrenatural Las supersticiones son creencias sin fundamento lógico ni pruebas científicas. Son un tipo de pensamiento mágico. Entre las supersticiones más populares están las religiones, que se diferencian de los delirios particulares en que afectan a un grupo numeroso de individuos. Es como si una epidemia de cólera no se tuviera como enfermedad por el hecho de afectar a mucha gente. Las supersticiones se usan principalmente como correctores del estrés. Así, es típico que quienes no creen en Dios, cuando están desesperados se ponen a rezarle. La mayoría de supersticiones e ideas sobrenaturales se transmiten a través de la cultura, de los padres, profesores y entorno. Así se hace creer a los niños que existen Papá Noel, los Reyes Magos o el Ratoncito Pérez. Otras formas de pensamiento mágico son el destino y el “karma” entendido como una especie de ley que va apuntando lo que hacemos bien o mal, para castigarnos adecuadamente. Trastorno obsesivo-compulsivo Los rituales característicos del trastorno obsesivo-compulsivo pueden clasificarse como pensamiento mágico. Loe enfermos con TOC a menudo temen que pueda suceder una desgracia desproporcionadamente grave si no llevan a cabo el ritual. Hay quien sostiene que los ritos supersticiosos, incluyendo los religiosos, tienen su origen en los ritos del TOC. Mantener la validez de ritos y ceremonias es incompatible totalmente con la Iluminación. De hecho, el primer nivel erradica precisamente esto. Delirios y psicosis El pensamiento mágico aparece con frecuencia en los delirios, se den o no en el espectro de la esquizofrenia. Si bien en el trastorno delirante las creencias irracionales tienden a tener una estructura relativamente creíble, en el caso del trastorno esquizotípico y, sobre todo, de la esquizofrenia paranoide las creencias son más estrambóticas. Hablar con Dios, o que Dios te hable entra de lleno en este punto. Fomentar en nuestros hijos o en nuestros alumnos o amigos o en nosotros mismos cualquier clase de pensamiento mágico nos transforma en enfermos mentales con capacidad limitada para comprender la realidad tal como es y sin poder verla tal cual es, es imposible que nos permee la Sabiduría y sin ella, la Iluminación no es posible. Ver a miles de “budistoides” en interminables ceremonias, creyendo en el “karma”, creyendo en la suerte, o rezándole a un buda de yeso, da una imagen gráfica de cómo puede degradarse la mente humana y perder así sus características que la pueden llevar a la Iluminación, a degradar su semilla.
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