«La naturaleza del Buddha» es un término extendido a través de distintas sectas buddhistas, haciendo incluso bandera de él. Se usa como banderín de enganche para todos los posibles adeptos. Todos son capaces de iluminarse, todos tienen la Naturaleza del Buddha… Es tan cierto, que por obvio no se entiende. La naturaleza del Buddha es la tendencia natural del ser humano de ir directamente hacia la Iluminación, es su tendencia natural. Dadas las condiciones óptimas, el camino se va dibujando, y si las condiciones lo permiten, te lleva. El problema son las condiciones. Uno de los símiles más maravillosos es la anécdota del Buddha con su primo Ananda. Después de haber cruzado un río, el Buddha se dirige a Ananda y le pide que regrese y tome un poco de agua para él. Ananda obedece y regresa, al acercarse ve un grupo de carruajes atravesando el río. A llegar ve que el agua estaba toda enlodada. Ananda piensa que ese agua no es adecuada para beber y menos para el Buddha, Así que regresa y le cuenta lo sucedido al Tathagata. Él le reprende y le manda volver con una orden: no regreses hasta que consigas el agua. Ananda, no entiende nada, y obedece. Al llegar se sienta junto a la orilla y ve como poco a poco el agua se asienta y se va haciendo cada vez más clara, hasta que, al cabo de un rato, es limpia y transparente como surgió del manantial. Ahí Ananda lo comprendió. La naturaleza del agua es como la naturaleza de la mente. Si la dejas en paz, se vuelve pura y transparente… Si la dejas en paz… En esta aventura cada vez estoy comprobando que el camino hacia la Iluminación tiene muy pocas cosas, casi nada. La tendencia del ser humano de complicar las cosas en lugar de facilitar las cosas, las complica, las embarra, las enturbia. En post anteriores vimos cómo el Buddha advierte que con maestros la iluminación no es posible. También vimos que la fe y la devoción la impiden. Incluso el estudio de los Suttas entorpece. Solo un número muy limitado de Suttas son los precisos. El Buddha hablaba de lo mismo ante público muy diverso. A cada quien le decía lo justo para que comprendiera y abriera su vía al Nibbāna. Y lo hacía constantemente. Los miles de personas que se iluminaron en la época del Buddha no estudiaron los suttas, no eran eruditos de los comentarios. No sabían más discurso que el que el Buddha les regalaba en ese instante. Esta evidencia palmaria las distintas escuelas la han soslayado explicando que las palabras del Buddha tenían un efecto «mágico». Durante cuarenta y cinco años y ochenta mil kilómetros, la gama de personas con las que habló el Buddha es lo suficiente mente amplia como para considerar como algo muy probable que hubo alguien como tú al que el Buddha le dijo lo justo. Lo que le dijjera al vecino a tí no te sirve. Podría poner el simil de la farmacia. Si te quieres curar no es lo más inteligente entrar en una distribuidora de productos farmaceuticos y comerte todos los medicamentos. Dejar la mente en paz es también librarla de los troyanos que la infectan. Los conceptos que se piensan a sí mismos y no dejan a la mente funcione. Desconceptualizar la mente es desconceptializar la vida. Hacerla natural. Con los minimos requerimientos. Práctica: Considera qué es lo que te produce apego.Lo que sea. Incluso el propio Buddha. Trabaja en identificarlo. Solo identificarlo. Desapegarse no se hace mediante la voluntad ni mediante la acción. Te desapegas mediante Jhānas. Lo primero que deberías conseguir es una forma no demasiado penosa de lograr Jhānas. A partir de ahí, empiezan a desencadenarse procesos difícilmente explicables para una mente racional como la mía. Pero como se verifican empíricamente, no puedo objetarlos. Estos procesos suceden y de desencadenan en paralelo. Primero logras el desapego. Iras viendo como nada te ata, ni las cosas no las ideas, si acaso ira surgiendo un leve apego hacia este camino pero es temporal. Después empiezas a entender los suttas. Resulta increíble que suttas que habías estudiado y te sabias ahora empiezan a brillar, a darte su verdadero significado. A la vez, de una forma extraña, te llegan los suttas que necesitas. Si los buscas no los encuentras. Te vienen. Ya sea a través de un comentario en un foro, de una publicación de cualquier forma por extraña que parezca, el sutta que necesitas en ese momento te llega. E insisto. Si vas a buscarlo los suttas que encuentras no te dicen nada de nada. Son muchísimos y el que necesitas es uno. Es como la medina de Fez. Es tan endiabladamente intrincada que racionalmente si entras no puedes encontrar una de las pocas salidas. Ahora que si entras, sin pensar, sales. ¿Como? No preguntes… Y por último y no menos importante. Aparece un proceso independiente que te va guiando. Te dice qué debes intentar y qué ensayar. Y además no ahorra en darte todas las explicaciones racionales que necesites. ¿Quien es? ¿La naturaleza del Buddha?.
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