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Nagarjuna es el pensador más famoso en la historia del budismo después del mismo Buddha gracias a los primeros estudios por orientalistas en Occidente de sus escritos sobre el vacío siendo reivindicado por la corriente mahāyāna y los practicantes de Zen entre otros.
En la búsqueda de suttas originales que basen el concepto de vacío aparece el Pequeño Discurso sobre el Vacío, el número 121 de la Colección de Discursos Medianos. Es por esto que es un sutta que ha provocado en Occidente un gran interés y ha generado una gran cantidad de traducciones, curiosamente todas ellas absolutamente incomprensibles.
Lo enigmático permite a la imaginación de un pensador ignorante conectar conceptos que cree entender con otros de su gusto o interés y, de esa forma, sentar las bases de su propia construcción mental sobre un sutta original. A partir de ahí solo queda confeccionar doctrinas «puras» y «originales» de las que «nadie se ha dado cuenta» y proclamarlas como un gran descubrimiento con el oportuno márketing.
Sin embargo, nada de esto es así.
La fascinación que somete a la mente el concepto de «vacío» es sorprendente. La imaginación se dispara y elucubra nadas vacías de sí mismas flotando en ninguna parte. Pero esto no es más que imaginación. El vacío es el gran contenedor de todo lo que sostiene y, a su vez, es sostenido por otros vacíos. El vacío no es la «nada», sino todo lo contrario.
Este sutta es un elegante ejercicio de descubrimiento de capas de vacío que soportan objetos. Al retirar los objetos queda el vacío que lo contiene que, a su vez, es un objeto que existe sobre otro vacío. Como una matrioska.
El sutta, traducido correctamente, es perfectamente comprensible y se muestra como un sucesivo ejercicio de desprendimiento de la ansiedad que producen el apego, la aversión y la ignorancia en cada capa de la existencia, comenzando desde los conceptos más usuales, como «hombre» o «aldea» hasta llegar a la mismísima raíz de la existencia, dejándola descubierta y lista para ser arrancada.
Es un ejercicio místico de primer orden.
Colección de Discursos de Mediana Longitud
MN 121. Cūḷasuññata Sutta
El Discurso Pequeño sobre el Vacío
Así lo escuché:
En ese momento el Buddha se estaba quedando cerca de Sāvatthī en el Palacio Migamatra en el bosquecillo oriental.
Una tarde, el venerable Ananda salió de su retiro y fue donde estaba el Buddha. Lo recibió al llegar y se sentó correctamente. Una vez sentado, el venerable Ananda le dijo al Buddha:
—Cuando el Señor se estaba quedando con los sakkas, cerca del pueblo sakka llamado Nagaraka. Allí, escuché de la boca del Señor, aprendí en su presencia: «En la actualidad, Ananda, permanezco en un estado vacío de apego, aversión e ignorancia». ¿He escuchado correctamente, Señor? ¿Lo entendí correctamente? ¿Presté atención? ¿Me acordé bien? º
—Ciertamente, Ananda, escuchaste bien, bien entendido, bien prestada atención y bien recordado. Anteriormente, como ahora, permanecía en un estado vacío de apego, aversión y entorpecimiento.
Este palacio de Migâramâtu está vacío, desprovisto de elefantes, vacas, caballos y yeguas, está vacío de oro y plata, vacío de asambleas de mujeres y Hombres; sin embargo, no está vacío, ya que está aquí la comunidad de bhikkhus.
Del mismo modo, el bhikkhu (que aspira a este estado) no tiene en cuenta la imagen de «gente», no presta atención a la imagen de «Hombre», sino que solo presta atención a la imagen de «Selva». Su atención se sumerge en la imagen de «Selva», le gusta, se queda y permanece así.
Admite con perspicacia que la ansiedad causada por la imagen de la Aldea ya no existe, que el estrés causado por la imagen del «Hombre» ya no existe, pero que sigue habiendo un resto de agitación, debido únicamente a la imagen de la Selva.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen de “Aldea”, vacía de la imagen de «Hombre», pero que sigue existiendo algo que no está vacío, es decir, la imagen de la “Selva”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro.
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen “Hombre”, ya no presta atención a la imagen de la “Selva”, solo presta atención a la imagen de “la Tierra”. Su atención se sumerge en la imagen de “la Tierra”, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Una piel de res, bien estirada y fijada por medio de cien estacas, pierde todos sus pliegues. Del mismo modo, si el bhikkhu no presta atención a las prominencias y a las cavidades de la Tierra, a los arroyos y a los pasajes difíciles, a los tocones y a las espinas, a las colinas y a las irregularidades, y solo presta atención a la imagen, su atención se sumerge en la imagen de “la Tierra”, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Reconoce con perspicacia que la ansiedad causada por la imagen «Hombre» ya no existe, que el estrés causado por la imagen de la “Selva” ya no existe, pero que sigue habiendo un resto de agitación, debido únicamente a la imagen de “la Tierra”.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen «Hombre», vacía de la imagen de la “Selva”, pero que sigue existiendo algo que no está vacío, es decir, la imagen de “la Tierra”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro.
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen de la “Selva”, ya no presta atención a la imagen de “la Tierra”, solo presta atención a la imagen de la Esfera (āyatana) del Espacio (ākāso) Ilimitado (ananto). Su atención se sumerge en esta imagen, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Reconoce con sabiduría que la ansiedad causada por la imagen de la “Selva” ya no existe, que la ansiedad causada por la imagen de “la Tierra” ya no existe, pero que sigue existiendo un resto de agitación, debido únicamente a la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen de la “Selva”, vacía de la imagen de “la Tierra”, pero que sigue existiendo algo que no está vacío, es decir, la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro.
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen «la Tierra”, ya no presta atención a la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”, solo presta atención a la “Esfera de la Mente Ilimitada” (viññaṇañca). Su atención se sumerge en esta imagen, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Reconoce sagazmente que la ansiedad causada por la imagen de “la Tierra” ya no existe, que la ansiedad causada por la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado” no existe, pero que queda un resto de agitación, debido únicamente a la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada”.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen “la Tierra”, vacía de la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”, pero que sigue habiendo un no vacío, debido únicamente a la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro.
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”, ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada”, solo presta atención a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo” (ākiñcañña) . Su atención se sumerge en esta imagen, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Reconoce con sabiduría que la ansiedad causada por la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado” ya no existe, que la ansiedad causada por la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada”, ya no existe, pero que sigue habiendo un resto de agitación debido únicamente a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo”.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen de la “Esfera del Espacio Ilimitado”, vacía de la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada”, pero que sigue habiendo un vacío, debido únicamente a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro.´
A continuación, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada” , ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo” , solo presta atención a la imagen de la “Esfera de la Inconsciencia que No Discierne” (nevasaññānāsañña). Su atención está inmersa en esta imagen, la disfruta, se queda allí y permanece allí.
Reconoce con perspicacia que la ansiedad causada por la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada” ya no existe, que la ansiedad causada por la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo” ya no existe, pero que queda un resto de agitación debido únicamente imagen de la “Esfera de las Inconsciencia que No Discierne”.
Reconoce con perspicacia que este tipo de imagen está vacía de la imagen de la “Esfera de la Mente Ilimitada” , vacía de la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo” , pero que sigue existiendo algo que no está vacío, es decir, la imagen de la ”Esfera de las Inconsciencia que No Discierne”. Y por eso lo considera vacío de lo que no está allí, pero en cuanto a lo que queda, entiende que está presente. Así surge en él este estado: genuino, sin distorsiones y puro
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo”, ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Inconsciencia que no Discierne”, solo presta atención a la contemplación de la mente sin contaminaciones. Su atención se sumerge en esta imagen, la disfruta, se instala allí y se establece allí.
Reconoce con sabiduría que la ansiedad provocada por la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo” ya no existe, que la ansiedad provocada por la imagen de la “Esfera de la Inconsciencia que no Discierne” ya no existe, pero que todavía queda un resto de agitación debido al propio cuerpo formado por los cuatro elementos y asociado con las seis bases de los sentidos y relacionado con el proceso vital, mientras dure la vida.
Reconoce con sabiduría que este tipo de imagen está vacía de la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo”, vacía de la imagen de la “Esfera de la Inconsciencia que no Discierne”, pero que sigue habiendo un no vacío debido a este cuerpo asociado con las seis bases de los sentidos. y relacionado con el proceso vital.
Así contempla el vacío de acuerdo con lo que está ausente; y lo que queda, reconoce como existente: «esto está». Así encuentra un acceso a este estado tal como está, sin malentendidos, bien purificado.
Entonces, Ananda, el bhikkhu ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Ausencia de Todo”, ya no presta atención a la imagen de la “Esfera de la Inconsciencia que no Discierne”, solo presta atención a la contemplación de la mente sin contaminaciones. Su atención se sumerge en esta percepción, la disfruta, se instala allí y se establece allí.
Reconoce con sagacidad que esta concentración de la mente sin contaminaciones se crea (abhisaṅkhata) y se concibe (abhisañcetayita), y que todo lo que se crea y se concibe es temporal y está sujeto a la cesación.
Cuando él sabe esto y ve así, su mente es liberada de la contaminación (āsāva) de los objetos de los sentidos (kāma), liberada de la contaminación de la existencia (bhava), liberada de la contaminación de la ignorancia (avijjā). En la liberación es cuando se desata el conocimiento.
Reconoce sagazmente que destruyó el nacimiento, que vivió la vida santa, que hizo lo que se debía hacer y nada más queda por hacer.
Reconoce con sabiduría que la ansiedad causada por la contaminación por los objetos de los sentidos ya no existe aquí (de manera inmaculada y en el resultado), que la turbación causada por la contaminación por el deseo de existencia ya no existe, que la agitación de la contaminación de la ignorancia ya no existe aquí, pero todavía hay una agitación debida a las seis bases de los sentidos dependientes de este cuerpo y condicionada por la vida.
Reconoce con sagacidad que este tipo de percepción está vacía de contaminación por los sentidos, vacía de contaminación por existencia, vacía de contaminación por la ignorancia, pero que sigue habiendo un vacío, debido a las seis bases de los sentidos dependientes de este cuerpo y condicionado por la vida «. Así contempla el vacío de acuerdo con lo que está ausente; y lo que queda, reconoce como existente: «esto está». Así encuentra un acceso al este estado tal como está, sin malentendidos, bien purificado.
Todos los ascetas, Ananda y los brahmines del pasado que han accedido a este estado totalmente puro, supremo y supremo y han permanecido allí, han accedido precisamente a este estado (cesación) totalmente puro, supremo y sublime, y se mantienen allí. Todos los ascetas y brahmanes del tiempo futuro que alcanzarán este estado libre de apego, aversión e ignorancia totalmente puro, supremo y supremo y permanecerán allí, alcanzarán y permanecerán en este estado totalmente puro, último y supremo. Y todos los ascetas y brahmanes del presente que alcanzan este estado totalmente puro, último y supremo y permanecen allí, alcanzan con precisión y permanecen en un vacío totalmente puro, último y supremo.
Por lo tanto, Ananda, debes practicar de esta manera: «Alcanzaremos ese estado que es totalmente puro, supremo y sublime, y nos quedaremos allí».
Así habló el Buddha. Los bhikkhus estaban satisfechos y regocijados en las palabras del Bendito.
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