Hay que saber que el origen de los brahmanes se encuentra en los grupos de saltimbanquis, histriones y actores que iban por las aldeas contando historias del gusto de las gentes, historias de dioses y héroes. Al importar de civilizaciones occidentales la moda del sacrificio masivo como la forma de ganarse la voluntad de los dioses para que proporcionaran una buena cosecha al año siguiente, estos comediantes empezaron a convertirse en sacerdotes al ser ellos los que conocían las fórmulas rituales exactas para lograr que el sacrificio fuera propicio.
De ahí nació la casta brahmánica, surgida precisamente de la lengua de Brahma. Estos sacerdotes memorizaban con escrupulosa exactitud los vedas para poder declamarlos con precisión matemática en los sacrificios que implicaban un tremendo coste económico para las aldeas y ciudades al sacrificar prácticamente la totalidad de los excedentes a los dioses.
El poder económico les ascendió a los más alto de la sociedad que dependía de ellos para su supervivencia la siguiente temporada.
Y como lógicamente no tenía relación la ceremonia con el resultado, cuando a pesar del coste del sacrificio y la fidelidad de la pronunciación de los textos el resultado no era el esperado, se buscaron cabezas de turco, gente que presente en el sacrificio como espectador les traía mala suerte y a los que habría que purificar previamente.
No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que a más oscuro que fuera el individuo más purificación necesitaba. De ahí surgen el resto de castas. Y aquellos que por mucha purificación que se les hiciera iban a estropear la costosa ceremonia eran los intocables.
India, un subcontinente donde a sus gentes jamás les interesó el futuro o dejar nada para la posteridad, nunca tuvo concepto de «historia». Sí de matemáticas, porque eran necesarias para calcular con exactitud los detalles de la ceremonia de sacrificio. Ni siquiera escritura, porque aquello digno de ser recordado o bien eran textos sagrados, que se ponían en estructuras métricas para ser aprendidos con su pronunciación exacta, incluso si no se conocía el lenguaje, por lo que la escritura no servía ya que no se puede expresar un tono o una dicción determinada, o bien eran historias que iban de pueblo en pueblo degradándose cada vez más por culpa de exageraciones del gusto de la gente.
De ahí surgieron textos cuya fidelidad fue perfecta durante siglos y siglos e historias fantasiosas que no sirven ni siquiera para tratar de ubicarlas en el tiempo y el espacio.
Es por esto que los suttas antiguos se conservaron, sin traducir hasta hace poco, con una enorme fidelidad. Si aprendes un texto como una dicción exacta en una lengua que desconoces, la precisión en la transmisión puede ser perfecta si se usa una métrica que sustente la estructura del texto.
Esto era la especialidad de los brahmanes.
Cuando dos de ellos, abochornados de cómo las palabras del Buddha eran traducidas a dialectos comunes, le proponen al Buddha que estructure su enseñanza de forma métrica como los vedas, el Buddha se indigna, les insulta, les reprende y ordena a los bhikkhus que su enseñanza se dé en las lenguas de las gentes a las que van dirigidas, bajo ofensa de maldad.
Curiosamente, un grupo disidente, patrocinado por el rey Ajatasattu, enemigo mortal del Bendito, no tardó ni tres meses después del parinibbāna del Buddha en montar un Concilio para hacer justo lo contrario.
La desventaja es que nunca se comprendieron las enseñanzas. La ventaja, es que han llegado hasta hoy en buen estado.
Vinaya Pitaka Khandhaka (Cūḷavagga) 15. Asuntos menores (Khuddaka)
En ese momento, Yameḷu y Tekula eran los nombres de dos bhikkhus que eran hermanos, brahmanes de nacimiento, con voces encantadoras, con una enunciación encantadora.
Se acercaron al Buddha. Al acercarse, al saludar al Buddha, se sentaron a una distancia respetuosa. Mientras estaban sentados a una distancia respetuosa, estos bhikkhus hablaron así al Buddha:
—En la actualidad, Señor, han salido bhikkhus de varios nombres, varios clanes, diversos estratos sociales de varias familias; estos corrompen el discurso del Despierto al usar su propio dialecto. Por tanto, nosotros, Señor, damos el discurso del Despierto en forma métrica ”.
El Despierto, el Señor los reprendió, diciendo:
—¿Cómo pueden ustedes, hombres tontos, hablar así: «Ahora nosotros, Señor, ¿damos el discurso del Despierto en forma métrica»? No lo es, hombres tontos, por complacer a aquellos que no están todavía complacidos …
Y habiéndoles reprendido, habiendo hablado con razonamiento, se dirigió a los bhikkhus, diciendo:
—Bhikkhus, el discurso del Despierto no debe darse en forma métrica. Quienquiera que lo dé así, comete un delito de maldad. Bhikkhus, les apruebo que aprendan el discurso del Despierto según su propio dialecto.
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