Es una evidencia tan brillante como el sol y no se puede ocultar con el dedo: el cerebro femenino es en general mucho más eficaz que el masculino. La diferenciación y especialización de los géneros durante tres millones de años has dado por resultado dos cerebros que funcionalmente podríamos decir que, sin saberlo, pertenecen a especies diferentes. Mientras que el hombre se especializó para tareas externas a la comunidad, como la depredación y su cerebro se especializó en lograr una vista puntual, poco oído, pocas palabras y una única tarea precisas para lograr una buena caza, la mujer fue la que creo la sociedad, la verbalización, la relación, la multitarea, el sentido de la empatía, el oído amplificado, y una vista panorámica. Tres millones de años son muchos años. Los dos cerebros no se parecen prácticamente en nada. Mientras que el hombre es fuertemente competitivo y la mujer es colaborativa, al empezar a compartir más tiempo en sociedad, un entorno hostil para el hombre y favorable a la mujer, el hombre hizo valer su mayor fuerza física para resolver a su favor, mediante la instauración de patriarcado, toda disputa a su liderazgo. Un análisis más pormenorizado de las diferencias morfológicas y funcionales de ambos cerebros están publicados en el artículo “La Falacia del Ser Humano (IV): Igualdad de Género”. Lo que es una evidencia histórica es que cuando el hombre se ve amenazado por la mujer, éste reacciona violentamente, y a relega todo lo que puede. La reacción masculina es del todo indeseable y sus consecuencias muy desagradables para la mujer. Es como si te hacen vivir en la jaula del gorila. Serás más inteligente, pero si no tienes contento al simio, la vas a pasar mal. Muy mal. Así que tienes que recurrir a la maña, porque por la fuerza no tienes la más mínima oportunidad. A nivel básico, no somos muy diferentes de nuestros primos. Igual sucedió cuando al Buddha se le aparece Mahapajapati, una mujer realmente extraordinaria, como vemos, suplicándole que permitiera a las mujeres pertenecer al Sangha. La situación vista desde el contexto de un Perfectamente Iluminado era un problema demasiado complejo como para que los bhikkhus, empezando por el inútil de Ananda, entendieran nada de lo que sucedía. Luego, el tratamiento posterior de este sutta corre a cargo de la historia mágica, porque los bhikkhus que lo aprendieron, no entendieron tampoco el fondo del asunto. Y además meten una apología del machismo que se cae por su absurdo peso. Las capacidades de Mahapajapati eran espectaculares, y el Buddha la quería muchísimo. Ahora bien… ¿Cómo casar esto con la rehala de bhikkhus que le acompañaban? La historia del encuentro y la instauración de una orden paralela es referida en el AN 8.51 un sutta manipulado, pero con una parte importante de verdad que los bhikkhus posteriores no ocultaron por su propia incompetencia. El sutta comienza con el encuentro en Kapilavatthu, poblado de los sakyas, su antigua tribu, con Mahapajapati. En esa ocasión ella le solicita así: “Venerable Señor, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. El Buddha, viendo las consecuencias nefastas que esa petición podría causar a las mujeres poniéndolas a convivir con los bhikkhus, opta por la solución radical: no aceptarlo. Así, evitaba de raíz cualquier problema: “¡Basta, Gotami! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Se lo suplicó hasta tres veces (número ritual de insistencia), y a todas, obviamente le dijo que no. No es una decisión que el Buddha pueda explicar, ni delante de sus bhikkhus que los humillaría ni delante de Mahapajapati que no entendería la negativa. Así que, lo adecuado era negar y salir del paso sin dar más explicaciones. Más adelante el Buddha sale hacia Vesali y allí se le aparece de nuevo Mahapajapati montando e número: “Mahapajapati Gotami se cortó el cabello, se puso la túnica de color ocre y, junto con un número de mujeres sakyas, salió hacia Vesali. Finalmente, llegó a Vesali, al pabellón con el techo de dos aguas en el Gran Bosque. Acto seguido, con sus pies hinchados, con su cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso, se paró a la entrada” Y, claro, no fue sola. El numerito lo monta muy completito, en plan víctima plañidera y con muchas mujeres para que el efecto fuera más fuerte. Quien no vea aquí un más típico intento de manipulación femenino, es que no conoce a las mujeres. Llorosa le va a Ananda, el inútil, como intercesor: “Y el Venerable Ananda, viendo las condiciones, en las cuales se encontraba, le dijo: “Gotami, ¿por qué estás ahí parada a la entrada, con tus pies hinchados, con tu cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso?”. “Estoy así, Venerable Ananda, porque el Bienaventurado no permite el renunciamiento a la vida hogareña en el estilo de vida sin hogar para las mujeres”. Y el tonto de Ananda, que no se entera de nada ya que la cosa iba entre Mahapajapati y el Buddha, se hace el importante: “Entonces bien, Gotami, espera aquí, mientras pediré al Bienaventurado que conceda el renunciamiento para las mujeres”. ¿Quién no conoce al típico secretario de un jefe que se hace el importante ante la gente porque cree que puede sacar para otros lo que los otros no pueden obtener para si mismos de su jefe, mostrándose importante por su poderío? Así que va en busca del Bienaventurado, y le espeta así: Venerable Señor, Mahapajapati Gotami está afuera parada a la entrada, con sus pies hinchados, con su cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso, porque el Bienaventurado no concede el renunciamiento para las mujeres. Sería bueno, Venerable Señor, que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “Sería bueno, Venerable Señor, que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña…”. Ananda, sin saber cuál es el problema, da su opinión, no pedida, al Buddha. Por supuesto, éste le responde: “¡Basta, Ananda! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Y, como no tiene bastante, insiste. Y, como no tiene bastante, el Buddha le manda callar. Aun así, Ananda no ceja en su empreño y piensa… “El Bienaventurado no permite el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar. Voy a pedir el renunciamiento para las mujeres de una manera diferente”. Y se le ocurre lo obvio: “Venerable Señor, si una mujer pudiera renunciar a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata, ¿sería posible que realizara el fruto de la entrada-en-la-corriente, el fruto de un-sólo-retorno, el fruto del no-retorno y el fruto del arahantado?”. La pregunta es sí es totalmente estúpida. El tonto de Ananda hace una proposición sin sentido: Si “si una mujer pudiera renunciar a la vida hogareña” entonces: “¿sería posible que realizara el fruto de…?” La realización de los frutos de la Iluminación no depende de que se autorice a la mujer a ser renunciante, o no. Depende exclusivamente de su naturaleza. O sea, la condición suficiente es que sea mujer, por lo que ser o no ser renunciante no es necesario. Sin embargo, la pregunta resuena en el Buddha que tiene el problema en la mente. Y la respuesta es clara y terminante: “Eso sería posible, Ananda”. No puede ser otra. El Buddha sabe perfectamente que las mujeres están más que capacitadas para iluminarse. Y la respuesta textual es a la pregunta textual, o sea, si se autorizare que las mujeres pudieran ser renunciantes, en ese caso hipotético, sería posible. No es que, si se autoriza, las mujeres se iluminaran, o que si las mujeres se hacen renunciantes se iluminen. No, simplemente sería posible. Ahora, el sutta sufre una interpolación, en forma de “[y considerando que]”. Mahapajapati NO es la madre adoptiva del Buddha, como es evidente ya que sus padres le despidieron con lágrimas en los ojos cuando decidió hacerse renunciante, tal y como viene descrito en el MN 85: “Más tarde, cuando era joven, un hombre de cabello negro, dotado de la bendición de la juventud, en la primicia de la vida, aunque mi madre y padre desearon otra cosa y derramaron lágrimas, afeité mi cabeza y la barba, me puse el hábito amarillo y salí del hogar para asumir un estilo de vida sin hogar. Esta “morcilla” no es inocente. La historia “oficial” contada como la fantasiosa leyenda del príncipe Siddharta de palacios maravillosos, creada siglos después del parinibbana del Buddha, que sirve para justificar que no hay forma de obtener los frutos de la iluminación. Este cuento justifica la esterilidad de ese budismo tempranamente corrompido, atribuyendo al Buddha ser nada menos que un semidiós, en contraste con los pobres hombres corrientes… Haciendo uso también del efecto halo, se hace aparecer a Mahapajapati como su madre adoptiva. O sea, una mujer normal no merece nada, pero la mamita del Buddha. claro, eso es otra cosa. Además ¿Cuántas mujeres son la madre adoptiva del Buddha? ¿Cuántas pueden aparecer diciendo que lo son? El Buddha, antes de iluminarse era una persona ordinaria, asi como Mahapajapati. Pero para justificar el injustificable acceso a las mujeres al Sangha, había que vestirlo de alguna forma… El texto es este: “Venerable Señor, si fuera posible que una mujer realizara el fruto de la entrada-en-la-corriente, el fruto de un-sólo-retorno, el fruto del no-retorno y el fruto del arahantado, [y considerando que] Mahapajapati Gotami ha sido de gran ayuda para el Bienaventurado—habiendo sido su tía materna, nodriza y madre adoptiva que lo nutrió con la leche del pecho cuando su madre murió―, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Insiste en que si sería bueno. Pues claro que es bueno. No solo bueno, sino que fue lo que el Buddha se propuso cuando el deva le convenció de que enseñara. Recordamos el pasaje del sutta denominado Los Terremotos, AN 8.70: “Alguna vez, el Bienaventurado dijo: ‘Malvado, yo no pasaré al Nibbana final hasta que tenga monjes y monjas, seguidores laicos y seguidoras laicas que sean verdaderos discípulos, bien entrenados, sabios, capaces de preservar el Dhamma, que vivan de acuerdo al Dhamma, que perduren en una conducta adecuada y que, al aprender las palabras del Maestro, sean aptos de exponerlas, predicarlas, proclamarlas, establecerlas, revelarlas, explicarlas en detalle y hacerlas claras, de tal manera que, cuando surjan las opiniones adversas, sean capaces de refutarlas meticulosamente y predicar este convincente y liberador Dhamma’. O sea, la misión del Buddha en un trato que hizo con el Māra era este: tener también monjas. Era o que tenía que hacer, pero el problema estaba en los problemas que los monjes iban a crear en el futuro si se les ponía en pie de igualdad con las mujeres. El Buddha rápidamente hizo tuvo una ocurrencia muy astuta, que tenía dos beneficios: Aceptaba la ordenación a la vez que las protegía de los hombres. Los hombres, si no se sienten amenazados, no reaccionarán violentamente y su machismo quedaría satisfecho. La idea la expresó así: “Ananda, si Mahapajapati Gotami acepta los ocho principios de respeto, haremos que tenga su plena ordenación.” El asunto se puede solventar, al menos de momento, con ocho simples medidas de protocolo, que no tienen significado alguno en el proceso de iluminación, pero si para que los bhikkhus no se sientan amenazados.
“La bhikkhuni que ha sido ordenada por cien años, debe rendir homenaje al monje que ha sido ordenado ese mismo día, debe levantarse ante él, saludarlo reverencialmente y comportarse cordialmente con él.
En el entorno de la sociedad patriarcal de la época, donde las mujeres se veían como inferiores, debe evitarse que un bhikkhu recién llegado trate de rebelarse por tener que rendir homenaje a una mujer.
“La monja no debe entrar al retiro de las lluvias en un lugar donde no hay otras monjas.
Las monjas deben estar juntas para evitar problemas de enfrentamientos con los bhikkhus, y si hay más de una, siempre se pueden ayudar.
“Cada medio mes la monja debe preguntar al Sangha de los monjes sobre dos cosas: sobre el Uposatha y sobre el venir por la exhortación”.
Los bhikkhus no pueden tener la sensación de que las monjas son independientes y van por su cuenta, y que vean que sus logros son también los de ellos.
“Cuando la monja haya observado el retiro de las lluvias, debe hacer la invitación a la corrección a ambos Sanghas en consideración a tres cosas: en consideración a todo lo visto, escuchado y sospechado”.
La disciplina de las bhikkhunis debe depender también de los monjes, para certificar la dependencia. Podría ponerse al revés, pero en las sociedades patriarcales no se entendería que un monje se confiese ante una monja.
“La monja que ha cometido una ofensa grave debe observar un periodo de penalidad de medio mes ante los dos Sanghas”.
La pena, obviamente, también debe depender de los bhikkhus.
“La practicante que ha completado dos años de entrenamiento en los seis principios, debe pedir la plena ordenación por parte de ambos Sanghas.
La ordenación también debe ser intervenida por el Sangha de los monjes. Es decir, los logros, las confesiones, las penas y la ordenación se dejan intervenidos.
“La monja, de ninguna manera debe insultar o injuriar a un monje.
Debe prohibirse que una monja provoque a los bhikkhus, por su propia seguridad.
“A partir de hoy, Ananda, las monjas tienen prohibido amonestar a los monjes, pero los monjes no tienen prohibido amonestar a las monjas.
Esta norma resume la forma de relación con los bhikkhus. Son normas de protección de las mujeres respecto de hombres, en un entorno cultural en el que la superioridad del hombre es nominal, pero no real. Después, Mahapajapati acepta las normas, y se hace efectiva la ordenación de las mujeres. Sigue el sutta con cuatro observaciones que aparecen como interpolaciones, donde como una amenaza a futuro se dice que en quinientos años la ordenación de mujeres destruirá el Dhamma y Disciplina. Ya sabemos que el número “500” es sinónimo de bastantes, pero no muchos. Solo había que observar la situación de las mujeres en los albores del siglo I AEC para justificar, en aras a la “pervivencia” del Dhamma cualquier medida contra ellas. En cualquier caso, las escasísimas referencias a futuro del Dhamma que hace el Buddha en los suttas se refieren a que el Dhamma se perderá, como así sucedió, cuando dejaran de practicarse las jhānas. Que haya un sangha de mujeres no influye para nada en que el Dhamma se pierda: cuando te pones a meditar ¿Qué te influye que haya o no, monjas? Si no sabes meditar, nunca entenderás el Dhamma, y acaba perdiéndose. Y la pérdida del Dhamma se llevará por delante tanto a bhikkhunis como a bhikkhus, a laicos y a laicas. El sutta finaliza con una frase que recoge el planteamiento general: “Ananda, al igual que un hombre que construye un dique alrededor de un gran embalse de agua como medida de precaución para que el agua no se desborde, así también, como medida de precaución he prescrito estos ocho principios de respeto como cosas que no deben ser transgredidas durante el tiempo que dura la vida”. Ciertamente, es son medidas para proteger a las mujeres de los bhikkhus. Este es el sutta completo: Colección de discursos agrupados numéricamente 8.51. Gotami En una ocasión el Bienaventurado estaba morando entre los sakyas, en el Parque de los Bambúes, cerca de Kapilavatthu. Entonces Mahapajapati Gotami se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se paró a un lado y le dijo: “Venerable Señor, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “¡Basta, Gotami! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Y por segunda vez… por tercera vez Mahapajapati Gotami dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “¡Basta, Gotami! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Entonces, Mahapajapati Gotami pensando: “El Bienaventurado no permite el renunciamiento a la vida hogareña en el estilo de vida sin hogar para las mujeres”, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso, rindió homenaje al Bienaventurado, lo rodeó, cuidando que siempre quedara a su mano derecha, y salió de allí. Habiendo permanecido en Kapilavatthu por el tiempo que consideró oportuno, el Bienaventurado se fue de gira hacia Vesali. Recorriendo los diferentes lugares, finalmente llegó a Vesali, donde permaneció en el pabellón con el techo de dos aguas, en el Gran Bosque. Entonces, Mahapajapati Gotami se cortó el cabello, se puso la túnica de color ocre y, junto con un número de mujeres sakyas, salió hacia Vesali. Finalmente, llegó a Vesali, al pabellón con el techo de dos aguas en el Gran Bosque. Acto seguido, con sus pies hinchados, con su cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso, se paró a la entrada. Y el Venerable Ananda, viendo las condiciones, en las cuales se encontraba, le dijo: “Gotami, ¿por qué estás ahí parada a la entrada, con tus pies hinchados, con tu cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso?”. “Estoy así, Venerable Ananda, porque el Bienaventurado no permite el renunciamiento a la vida hogareña en el estilo de vida sin hogar para las mujeres”. “Entonces bien, Gotami, espera aquí, mientras pediré al Bienaventurado que conceda el renunciamiento para las mujeres”. Acto seguido, el Venerable Ananda se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo: “Venerable Señor, Mahapajapati Gotami está afuera parada a la entrada, con sus pies hinchados, con su cuerpo cubierto de polvo, desgraciada y triste, llorando y con el rostro lloroso, porque el Bienaventurado no concede el renunciamiento para las mujeres. Sería bueno, Venerable Señor, que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “¡Basta, Ananda! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Y por segunda vez… por tercera vez el Venerable Ananda dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “¡Basta, Ananda! No favorezcas la obtención del renunciamiento de las mujeres a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. Entonces, esto se le ocurrió al Venerable Ananda: “El Bienaventurado no permite el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar. Voy a pedir el renunciamiento para las mujeres de una manera diferente”. Entonces el Venerable Ananda dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, si una mujer pudiera renunciar a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata, ¿sería posible que realizara el fruto de la entrada-en-la-corriente, el fruto de un-sólo-retorno, el fruto del no-retorno y el fruto del arahantado?”. “Eso sería posible, Ananda”. “Venerable Señor, si fuera posible que una mujer realizara el fruto de la entrada-en-la-corriente, el fruto de un-sólo-retorno, el fruto del no-retorno y el fruto del arahantado, [y considerando que] Mahapajapati Gotami ha sido de gran ayuda para el Bienaventurado—habiendo sido su tía materna, nodriza y madre adoptiva que lo nutrió con la leche del pecho cuando su madre murió―, sería bueno que las mujeres pudieran obtener el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata”. “Ananda, si Mahapajapati Gotami acepta los ocho principios de respeto, haremos que tenga su plena ordenación. “La bhikkhuni que ha sido ordenada por cien años, debe rendir homenaje al monje que ha sido ordenado ese mismo día, debe levantarse ante él, saludarlo reverencialmente y comportarse cordialmente con él. Este principio debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “La monja no debe entrar al retiro de las lluvias en un lugar donde no hay otras monjas. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “Cada medio mes la monja debe preguntar al Sangha de los monjes sobre dos cosas: sobre el Uposatha y sobre el venir por la exhortación Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “Cuando la monja haya observado el retiro de las lluvias, debe hacer la invitación a la corrección a ambos Sanghas en consideración a tres cosas: en consideración a todo lo visto, escuchado y sospechado. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “La monja que ha cometido una ofensa grave debe observar un periodo de penalidad de medio mes ante los dos Sanghas. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “La practicante que ha completado dos años de entrenamiento en los seis principios, debe pedir la plena ordenación por parte de ambos Sanghas. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “La monja, de ninguna manera debe insultar o injuriar a un monje. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “A partir de hoy, Ananda, las monjas tienen prohibido amonestar a los monjes, pero los monjes no tienen prohibido amonestar a las monjas. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “Ananda, si Mahapajapati Gotami acepta estos ocho principios de respeto, haremos que tenga su plena ordenación”. Acto seguido, el Venerable Ananda, habiendo aprendido estos ocho principios de respeto del Bienaventurado, fue junto a Mahapajapati Gotami y le dijo: “Gotami, si aceptas ocho principios de respeto, se hará que tengas tu plena ordenación: “La bhikkhuni que ha sido ordenada por cien años, debe rendir homenaje al monje que ha sido ordenado ese mismo día, debe levantarse ante él, saludarlo reverencialmente y comportarse cordialmente con él. Este principio debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida… A partir de hoy las monjas tienen prohibido amonestar a los monjes, pero los monjes no tienen prohibido amonestar a las monjas. Este principio también debe ser honrado, respetado, estimado y venerado; no debe ser transgredido durante el tiempo que dura la vida. “Gotami, si aceptas estos ocho principios de respeto, se hará que tengas tu plena ordenación”. “Venerable Ananda, si una mujer o un hombre joven, juvenil y amante de ornamentos, con su cabeza bañada, obtuviera una guirnalda de loto azul, jazmines o lirios, él o ella lo aceptaría con ambas manos y lo pondría sobre su cabeza. De la misma manera acepto esos ocho principios de respeto que no deben ser transgredidos durante el tiempo que dure la vida”. Entonces, el Venerable Ananda se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le dijo: “Venerable Señor, Mahapajapati Gotami aceptó los ocho principios de respeto que no deben ser transgredidos durante el tiempo que dure la vida”. “Ananda, si las mujeres no obtuvieran el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata, la vida espiritual tendría una larga duración; el buen Dhamma estaría firme incluso por mil años. Sin embargo, Ananda, porque las mujeres obtienen el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar en este Dhamma y Disciplina proclamado por el Tathagata, la vida espiritual no tendrá una larga duración; el buen Dhamma estará firme solamente por quinientos años. “Ananda, al igual que los ladrones que merodean, fácilmente asaltan a aquellas familias que tienen muchas mujeres y pocos hombres, así también todo aquel Dhamma y Disciplina, en el cual las mujeres obtienen el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar, la vida espiritual no es más muy larga. “Ananda, al igual que cuando un campo de arroz de montaña ha madurado, si lo ataca la enfermedad de blanqueo, ya no tendrá una vida larga, así también todo aquel Dhamma y Disciplina, en el cual las mujeres obtienen el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar, la vida espiritual no es más muy larga. “Ananda, al igual que cuando un campo de caña de azúcar ha madurado, si lo ataca la enfermedad de oxidación, no tendrá una vida larga, así también todo aquel Dhamma y Disciplina, en el cual las mujeres obtienen el renunciamiento a la vida hogareña dentro del estilo de la vida sin hogar, la vida espiritual no es más muy larga. “Ananda, al igual que un hombre que construye un dique alrededor de un gran embalse de agua como medida de precaución para que el agua no se desborde, así también, como medida de precaución he prescrito estos ocho principios de respeto como cosas que no deben ser transgredidas durante el tiempo que dura l
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