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La Fe de los Buddhas

Copyright © 2021 Tomás Morales Duran. Todos los Derechos Reservados

Aunque parezca un contrasentido, los Buddhas deben ser hombres de fe. De una fe fuerte e inquebrantable en sí mismos, en su capacidad personal única para descubrir la Verdad, toda la Verdad, el Dhamma.

El Dhamma tiene en la congruencia su principal ventaja, pero es también su mayor inconveniente. Siendo un conjunto de conocimiento inmensamente grande o minúsculamente pequeño, dependiendo del nivel de abstracción que empleemos, todos sus elementos se conectan por medio de la lógica que es la traslación matemática de la condicionalidad. De hecho, a partir de cualquiera de sus elementos se puede deducir la totalidad del Dhamma. Sin embargo, el Dhamma es ciertamente extraño al conocimiento convencional, que jamás fue capaz de encontrar respuesta a nada calificable de fundamental y que se limita a manejar pequeñas verdades asentadas en grandes mentiras, que nadie remueve por temor a que todo el edificio se venga abajo.

Por ejemplo, nadie duda de que la física funciona. Sin embargo, el tiempo no existe, pero la física no puede prescindir de él, y lo emplea para todo.

Esto no funciona con el Dhamma. No permite la contaminación con ideas espurias, ni siquiera aplicando el compromiso. Lo que es verdad, es verdad y lo demás, es mentira.

La principal fuente de contaminación la traen los bodhisattas de su vida anterior. Todo conocimiento previo es susceptible de ser un contaminante. Descubrir la Verdad es ver la realidad como es, sin estar mediatizado por prejuicios ni experiencias previas. Si consideramos que la forma de aprendizaje habitual es acumular nuevo conocimiento relacionándolo con el antiguo, vemos aquí el mecanismo de la contaminación.

Tomar el refugio en uno mismo significa aceptar exclusivamente lo que uno mismo descubre. La coherencia del Dhamma corrompe cualquier constructo de conocimiento en el que se haya introducido algo de contaminación, provocando discordancias. Tomar el refugio en uno mismo no es solo renunciar a cualquier fe en nada ni en nadie, sino renunciar a todo conocimiento previo. Estando completamente abierto y limpio, el Dhamma se asimila naturalmente.

Otro de los requisitos en el camino del Paccekhabuddha es el deseo de aprender, que debe ser ilimitado. Sin embargo, se limita cuando se cree que “ya se sabe”, o se recurre a ideas espurias aprendidas de otros para “ahorrarse” investigar. Este es el principal impedimento en este camino.

Deshacerse de las contaminaciones sucede incluso después de alcanzar la budeidad, siendo consciente de que lo que no funciona, no sirve y que su origen fue aprendido, pensado o creído.

No por nada, la creencia correcta es el primer paso en el óctuple noble sendero.

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