En este nivel vamos a contemplar la función de la conciencia y con ello, podemos definir de forma general lo que consideramos “vida”.
El Samsara permanece como una inmensa cinta de video que, si no se lee, puede contener cualquier cosa. La cinta, como vimos es estática. Lo que “corre” por ella son las conciencias que son los observadores de la realidad.
La realidad no se coagula hasta que una conciencia la observa.
De esta forma, la conciencia o el observador, es quien tiene el lector de la realidad y su propio reloj. Y observador es cualquier cosa capaz de observar, desde un animal o planta pasando por cualquier dispositivo capaz de captar una señal y procesarla.
Si nos vamos a la nomenclatura clásica buddhista, entenderemos más fácilmente el papel del interfaz de la conciencia, namā-rūpa, conceptos o almacenamiento y entrada/salida. El interfaz remite la lectura de la realidad y la preprocesa para entregarla a la conciencia. Así es como sucede la experimentación que el lo que coagula la realidad. Mientras que esto no suceda, la realidad es un conjunto infinito de posibilidades.
Una cámara de vídeo tiene su propio interfaz y actúa también como observador capaz de coagular la realidad. Por tanto, a nivel físico actúa funcionalmente como cualquier “ser vivo”. Hay que alejarse de la idea de organización orgánica para definir una conciencia. Por ejemplo, un animal muerto, es un ente orgánico pero que es incapaz de observar.
Aquí el Samsara toma su verdadero concepto, su mismo nombre. Vagar. Las conciencias vagan en el Samsara continuamente, tomando diferentes interfaces, pero en un vagar perpetuo. Las conciencias son paquetes de condiciones y son esas condiciones las que condicionan el tipo de interfaz que usan, y el interfaz que también es un paquete de condiciones está sujeto a su propia condicionalidad.
Aunque se condicionen mutuamente, interfaz y conciencia son paquetes diferentes, como el conductor y el vehículo. Son información pura, o sea, son energía pura.
El Samsara es un espacio fijo donde las conciencias corren, pero de forma individual. Para una conciencia todas las demás son parte del Samsara. Son actores en un escenario gigantesco, donde las demás son parte del decorado. Una conciencia no puede “prestar” su reloj a otra, y diferentes conciencias podrán observar a la primera en diferentes momentos de su vagar.
En un ahora mismo de una determinada conciencia, ésta está observando tu muerte.
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