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Foto del escritorTomás Morales y Durán

La Cima del Mundo

Como un hombre que estuviera de pie en la cima de una montaña, pudiendo observar la gente abajo, aunque estuviera muy lejos,

Desde la Cima del Mundo es fácil ver. Es fácil verlo todo. Desde la perspectiva total, todos aparecen en formación, haciendo lo mismo, dando vueltas sobre el mismo círculo. Unos disfrazados de una cosa, otros de otra. Sobre sus cabezas signos sin sentido que toman como divinos. Y siguen dando vueltas. Unos a derecha, otros a izquierda. Cuando se juntan, se agreden.  Cuando se separan, lloran. Un baile con el mismo sentido que fin. Huevos vacíos llenos de palabras vacías, de los que gotea una sustancia amarillenta, viscosa con el olor acre de la putrefacción del dolor. No puedes entender si es que son así, o se lo hacen. Sonámbulos de la pesadilla de la que manifiestan pánico de despertar. A ratos se agitan, a ratos se calman. Y siguen en su danza. Es igual lo lejos que lances la mirada. Todos son muy parecidos. La única diferencia es el color con el que se decoran y el concepto que llevan sobre su cabeza. Y vueltas, y vueltas. Una vez hubo un modo para despertar a unos pocos, que se quedaron estupefactos al verse haciendo lo que habían hecho siempre, con la cabeza vestida del rojo de la vergüenza y del ridículo. Una vez despiertos, huyeron de la diabólica orgía. Los demás, siguen y siguen. Mueren, por una parte, nacen por la otra. Alguno se suicida sin saber que lo que hace es adelantarse en la cola que se dirige infinita a su propia espalda. Desde la Cima del Mundo es fácil ver, pero es imposible que te vean a ti. Invisible te hace la capa de la Sabiduría. Puedes pasar junto a ellos, a través de ellos y no logran verte. Si les hablas se tapan violentamente los oídos, porque hablas con la lengua afilada de la verdad. Y la verdad quema como el ácido sulfúrico en la carne descompuesta. Alguien que estuvo por aquí protestaba diciendo que tienen mucho polvo en los ojos. Miras bien, y no es polvo, es esa cosa amarilla lo que tienen por ojos. Y detrás de los ojos el huevo vacío lleno de palabras. Personajes tan lejos como están de cerca. Algo cercano es aquello que se presenta frente a ti, pero no hay nada más lejano que aquello que no se concibe y que no tiene una palabra en el torbellino de palabras vacías de su huevo vacío. La ranura en el huevo donde otros huevos meten más palabras vacías es lo que llaman entendimiento, y el huevo hueco, conocimiento. Dormidos sin forma de despertar. Quizás, alguno lo haga. ¿Serás tú, o esperarás otra eternidad? Majjhima Nikaya 85 Bodhirajakumara Sutta El príncipe Bodhi He aquí, ha aparecido en Magadha antes de ti, un Dhamma no claro, divisado por las mentes impuras. Abre esta puerta a lo inmortal y hazles escuchar el Dhamma que es sin mancha y conduce al Despertar. Como un hombre que estuviera de pie en la cima de una montaña, pudiendo observar la gente abajo, aunque estuviera muy lejos, asimismo hazlo tú, ¡Oh, poseedor de la preciosa sabiduría! ¡Oh, tú que ves todo desde la terraza más alta de la verdad! Mira hacia abajo, desde la liberación del dolor, hacia la gente hundida en el dolor, oprimida por el nacimiento y la vejez. ¡Levántate, héroe! ¡Conquistador de la batalla! Tú, que eres liberado sin resto alguno, el Hombre de la Caravana, que camina delante del mundo; Qué el Bienaventurado Enseñe el Dhamma

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