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Foto del escritorTomás Morales y Durán

La Caja Oscura

No resulta sencilla la obviedad, sobre todo si debemos analizarla. La relación entre citta y namā-rūpa a veces se vuelve complicada. Y una de esas veces es por la limitación de namā-rūpa. Citta en condiciones normales solo puede experimentar lo que namā-rūpa le proporcione. Como si de una caja oscura se tratara. No puedes ver, por muchos ojos que tengas. No hay colores en tu conciencia, no porque tu conciencia no sepa colorear, sino porque no le llega la luz. La codependencia es total. Y es extraño el concepto de dependencia. Siempre imaginas un determinado grado de autonomía y el resto de dependencia. Por ejemplo, alguien encarcelado en una celda oscura, encadenado, al menos siempre puede pensar. Aquí no. Lo que tienes para pensar te lo da el lenguaje, te lo dan los memes y las reglas que meméticamente aprendiste y que manejas mediante lo que llamas lógica. Es también la cárcel de la mente. La cárcel de pensar se llama namā, y no puedes salir de su mazmorra. Hay quienes como Wittgenstein llegaron hasta los límites del lenguaje, a los límites de la celda y entendieron que debe haber un mundo afuera, pero con el pensamiento no pueden alcanzarlo de ninguna manera. Hay quienes se contentan con la celda. Incluso les parece grande y espaciosa. Otros ni siquiera se lo plantean. Además de namā, rūpa constriñe la experiencia a sus propias limitaciones. No vuelas porque no tienes alas. Y aun con alas no puedes escapar del universo. Te haces viejo, todo decae, pierdes vista y oído. Lo que pierdes, la conciencia no lo puede restaurar. La conciencia, a veces, se asemeja al cocinero que cocina lo que le dan para cocinar. Si Wittgenstein hubiera sabido cómo acceder a la mística, indudablemente habría abandonado su estudio pormenorizado de los límites del lenguaje porque ¿a quién le importa el límite de su celda, si por fin es libre? Y, estando fuera, miras a la celda. Vieja, desvencijada, oscura… Es hora de una buena pintadita, y arreglar un par de goteras. Al fin y al cabo, es nuestra mazmorra. Dejar el café y hacer algo de ejercicio puede venir hasta bien.

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