top of page
Foto del escritorTomás Morales y Durán

Jhānas y Jhānas

La meditación buddhista son las jhānas. Existe una enorme confusión entre los diferentes términos cuando se habla sobre meditación, debido fundamentalmente a que nunca se practicó correctamente y, por tanto, los diferentes comentaristas lo que han hecho son ideaciones a base de conceptos de otros comentaristas. Así hay conceptos erróneos que son los que se usan cuando se habla de “meditación”. Por ejemplo, la palabra “samadhi” significa meditación. Sin embargo, hay sectas que la asocian a términos como “tranquilidad” puesto que, por alguna razón, identifican “samadhi” a “samatha”, quizás porque ambas tienen la raíz “Sam”, como “santo”, es decir, pacífico. Pero “samatha” que significa “tranquilidad” es la herramienta que se usa para lograr la intuición o “vipassana” o “conocimiento introspectivo”. Incluso han usado la palabra “vipassana” fuera absolutamente de todo contexto y la han asociado a “pañña” o sabiduría e incluso se han inventado una “meditación” que supuestamente genera “pañña” o sabiduría en base a dispersar pensamientos y sensaciones, algo no solo absurdo, sino que, además, es contraproducente ya que entrena a la mente a la dispersión lo que impide la concentración que es lo básico en samadhi. Como siempre el problema es el mismo: si nadie practica, si todo el mundo está ciego y perdido, cualquier definición es aceptable o no, no dependiendo de su veracidad sino de la fe en el que te la enseña. Por tanto, es esperable un importante embrollo relativo a los términos de la meditación. Los textos son bastante claros en esto, siempre y cuando se sepa qué se está leyendo, y no se use cualquier clase de distorsionador de suttas tales como los Comentarios o las enseñanzas de tal o cual “maestro”. También es cierto que para entender los suttas se debe tener cierto dominio de las jhānas, que, sin ellas, lo que lees te puede parecer sencillo y atractivo, pero no sabes de qué te están hablando y a qué se refieren. Lo de siempre: la comunicación solo es posible si emisor y receptor comparten las mismas qualias. Si no, hablarán usando las mismas palabras, pero como si fuera en otro idioma. Si añadimos a esto la tendencia estúpida de enrollarse en los conceptos buscando etimologías improbables como si las palabras fueran entes esotéricos capaces por sí mismas de desvelar los misterios de la naturaleza, la fórmula del desastre está completa. Resulta incluso hilarante escuchar a “sabios” budistas pontificando acerca de la ineficacia de las jhānas en base a los suttas en los que viene que el Buddha cuando aún era un bodhisatta lo primero que hizo fue buscar maestros, el error que normalmente se comete, y que éstos le enseñaron a acceder a la esfera de la nada, Alara Kalama y a la esfera de la ni percepción ni no-percepción, Uddaka Ramaputta, y que en ellas no encontró el fin de la insatisfacción. Obvio. Es que así, solas, no valen para nada. Las jhānas sirven para lo que sirven, cada una para algo. Y, aunque todas se llamen jhānas, no tienen nada que ver las jhānas “materiales” con las jhānas “inmateriales”. Resumiendo, mucho, podemos decir que las jhānas materiales son accedidas mediante un conjunto de drogas endógenas y su misión consiste en cambiar el modo de funcionamiento del cerebro de forma que sea accesible y se pueda tomar control total sobre él. Resulta más que absurdo, es imbécil imaginar en purificar la mente si ni siquiera eres capaz de pensar cuando quieres pensar, cuando tu cerebro hace lo que le viene en gana. ¿Cómo puedes decir que quieres ser piloto de carreras si ni siquiera dominas tu vehículo y estás viendo que hace lo que le parece? ¿Cómo te sientes si te colocan delante de una computadora y te ordenan hacer tu trabajo si está plagada de virus? ¿Se apaga, se enciende, los ficheros desaparecen, las letras se caen… hasta corren emojis por la pantalla…? Creo que usé la palabra imbécil… me quedé corto. Lo primero, antes de empezar nada de nada, es remover todo pensamiento no deseado y que nunca vuelva a aparecer. Y para eso están las jhānas materiales. Específicamente la primera. Eliminando los pensamientos que se piensan a sí mismos conseguiremos inmediatamente centrarnos en el presente (el pasado y el futuro vienen de la mano de esos “virus” mentales), también las ideaciones espurias que generan aversión y apego también desaparecen. Y con ellas, una buena parte del sufrimiento. No todo, pero una buena parte. Así se dice que las jhānas suprimen el apego, pero no lo erradican, lo que es cierto. Pero es la base para empezar a trabajar. Las sucesivas jhānas materiales sirven para tomar el control total de la mente cuando se aplican decretos a procesos físicos y mentales específicos. También sirven para conocer cómo funciona la mente que no es un teatro cartesiano donde alguien mira y decide. No hay “alguien”, y como no hay “nadie” se comprueba por uno mismo que el cambio de la conducta se hace en base a reprogramación de procesos mentales porque la “voluntad” incondicionada no existe. Las cuatro jhānas materiales abren la puerta de la entrada en la corriente a la que se accede también mediante la concentración. Después el trabajo consiste en aplicar el noble óctuple sendero de forma que en un plazo de 66 a 90 días de entrenamiento continuo el apego y la aversión se acaban erradicando. Luego entran en escena las jhānas inmateriales. En esencia lo único que tienen que ver unas y otras es que son estados de trance extático y alguien que lo vea externamente le podrá parecer que se hace lo mismo. Hasta ahí. Las jhānas inmateriales que, siendo cuatro, son realmente cinco. Utilizando la traducción clásica se dividen en: esfera del espacio infinito, esfera de la conciencia infinita, esfera de la nada, esfera de la ni percepción ni no-percepción y cese. En el capítulo anterior va vimos en qué consisten y cuál es su mejor traducción. Las jhānas inmateriales son espacios de experimentación diferentes totalmente a la esfera humana. Penetrar en estos estados es fundamental para poder erradicar todo apego en cada uno de ellos y de esa forma acabar con la existencia y no volver a renacer nunca más. Pero hacen falta las dos cosas: la herramienta: el noble óctuple camino y el acceso a esas esferas. Por tanto, es lógico que el Buddha comprobara que el acceso no sirve para erradicar la insatisfacción puesto que no es suficiente. Es condición necesaria para arrancar de raíz la ignorancia evitando así volver al eterno vagar samsárico. Tras erradicar en el plano humano el sufrimiento, lo siguiente es hacerlo en los planos inmateriales. Otra de las consecuencias de la inexistencia de una práctica correcta es negar todo aquello que tenga que ver con “devas” y “cosas espirituales” extrañas. Pero cuando tu trabajo diario se ha centrado durante mucho tiempo en ir arrancando de raíz las hierbas de la ignorancia en esos planos, oír esas cosas te enseña que la ignorancia es la raíz y reina del Samsara. Que si están aquí es por algo. Y lo seguirán estando. Majjhima Nikaya 85 Bodhirajakumara Sutta El príncipe Bodhi “Habiendo renunciado, príncipe, en busca de lo que es saludable, buscando el estado supremo de la de paz sublime, fui junto a Alara Kalama y le dije: ‘Amigo Kalama, quiero llevar la vida santa en este Dhamma-y-Disciplina’. Alara Kalama me contestó: ‘El venerable señor se puede quedar aquí. Este Dhamma es tal que un hombre sabio puede entrar pronto y morar en él, alcanzando por sí mismo a través del conocimiento directo la doctrina de su maestro’. Y así, pronto aprendí aquel Dhamma. En cuanto a la mera recitación y enumeración [de los puntos] de su enseñanza, podía hablar con conocimiento y seguridad; entonces, afirmé: ‘Conozco y veo’. Y hubo otros que hicieron lo mismo. “Entonces, consideré esto: ‘No es solamente a través de la mera fe que Alara Kalama declara: «Alcanzándolo por mí mismo con conocimiento directo, entro y permanezco en este Dhamma». Ciertamente, Alara Kalama permanece conociendo y viendo este Dhamma’. Entonces, fui junto a Alara Kalama y le pregunté: ‘Amigo Kalama, ¿de qué forma declaras que, alcanzándolo por ti mismo con el conocimiento directo entras y permaneces en este Dhamma?’. Y contestando, me declaró la base de la nada. “Entonces, consideré esto: ‘No solamente Alara Kalama tiene la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. Yo también tengo la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. ¿Qué tal si me esfuerzo por alcanzar el Dhamma en el que Alara Kalama declara que entra y permanece, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’. “Y así, pronto entré y moré en ese Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo. Entonces fui junto a Alara Kalama y le pregunté: ‘Amigo Kalama, ¿es de esta manera que declaras que entras y moras en este Dhamma habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo?’. ‘Esa es la manera, amigo’. ‘Es de esta manera, amigo, que también yo entro y resido en este Dhamma, habiéndolo alcanzado por mí mismo con el conocimiento directo’. ‘Es una ganancia para nosotros, amigo, una gran ganancia para nosotros, que tengamos semejante venerable señor como compañero en la vida santa. Así que el Dhamma en el que yo declaro que entro y permanezco, habiéndolo alcanzado por mí mismo, con el conocimiento directo, es el Dhamma en el que también tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo. Y el Dhamma en el que tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo, es el mismo Dhamma en el que yo declaro que también entro y permanezco, habiéndolo alcanzado por mí mismo con el conocimiento directo. Así pues, conoces el Dhamma que yo conozco y yo conozco el Dhamma que tú conoces. Así como soy yo, eres tú; y cómo eres tú, soy yo. Ven, amigo, dirijamos esta comunidad juntos’. “De esta manera, Alara Kalama, mi maestro, me puso a mí, su alumno, en el mismo nivel que él y me otorgó el honor más elevado. Pero se me ocurrió esto: ‘Este Dhamma no conduce al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al Despertar, al Nibbana, sino solo a la reaparición en la base de la nada’. No estando satisfecho con ese Dhamma, decepcionado, me marché. “Siguiendo con la búsqueda de lo que es saludable, buscando el estado supremo de la de paz sublime, fui junto a Uddaka Ramaputta y le dije: ‘Amigo, quiero llevar la vida santa en este Dhamma-y-Disciplina’. Uddaka Ramaputta contestó: ‘El venerable señor se puede quedar aquí. Este Dhamma es tal que un hombre sabio puede entrar pronto y permanecer en él, alcanzando por sí mismo a través del conocimiento directo la doctrina de su maestro’. Así que pronto aprendí ese Dhamma. En cuanto a la mera recitación y enumeración [de los puntos] de su enseñanza, podía hablar con conocimiento y seguridad; entonces, afirmé esto: ‘Conozco y veo’. Y hubo otros que hicieron lo mismo. “Entonces, consideré esto: ‘No fue solamente a través de la mera fe que Rama declaró: «Alcanzado por mí mismo con conocimiento directo, entro y permanezco en este Dhamma». Ciertamente Rama permanece conociendo y viendo este Dhamma’. Entonces fui junto a Uddaka Ramaputta y le pregunté: ‘Amigo, ¿de qué forma declaró Rama que, alcanzado por él mismo con el conocimiento directo entró y permaneció en este Dhamma?’. Y contestando, Uddaka Ramaputta declaró la base de la ni-percepción-ni-no-percepción. “Entonces, consideré esto: ‘No solamente Rama tiene la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. Yo también tengo la fe, la energía, la atención consciente, la concentración y la sabiduría. ¿Qué tal si me esfuerzo por alcanzar el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’. “Y así, pronto entré y permanecí en ese Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo. Entonces fui junto a Uddaka Ramaputta y le pregunté: ‘Amigo, ¿es de esta manera que Rama declaró que entró y permaneció en este Dhamma alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo?’. ‘Esa es la manera, amigo’. ‘Es de esta manera, amigo, que yo también entro y permanezco en este Dhamma, alcanzándolo por mí mismo con el conocimiento directo’. ‘Es una ganancia para nosotros, amigo, una gran ganancia para nosotros, que tengamos a semejante venerable señor como compañero en la vida santa. Así que el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció, alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo, es el mismo Dhamma en el que tú entras y permaneces, habiéndolo alcanzado por ti mismo con el conocimiento directo. Y el Dhamma en el que tú entras y permaneces, alcanzándolo por ti mismo con el conocimiento directo, es el Dhamma en el que Rama declaró que entró y permaneció alcanzándolo por sí mismo con el conocimiento directo. Así pues, conoces el Dhamma que conoció Rama y Rama conoció el Dhamma que tú conoces. Como fue Rama, eres tú; cómo eres tú, fue Rama. Ven, amigo, dirige ahora tú esta comunidad’. “De esta manera, Uddaka Ramaputta, mi compañero en la vida santa me puso en la posición de un maestro y me concedió el honor más elevado. Pero se me ocurrió esto: ‘Este Dhamma no lleva al desencanto, al desapasionamiento, al cese, a la paz, al conocimiento directo, al Despertar, al Nibbana, sino solo a la reaparición en la base de la ni-percepción-ni-no-percepción’. No estando satisfecho con ese Dhamma, decepcionado, me marché. En este mismo sutta, más adelante, el Buddha descubre por sí mismo las jhānas materiales, después de haber ensayado y fallado muchas veces con todo tipo de experiencias que se le iban ocurriendo: Majjhima Nikaya 85 Bodhirajakumara Sutta El príncipe Bodhi “Entonces, príncipe, recordé: ‘Un día, cuando mi padre, del clan de los sakyas, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del aislamiento y va acompañada de ideación y reflexión’. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?’. “Y, a la luz de aquel recuerdo, comprendí: ‘Éste es el camino hacia la iluminación’. “Entonces pensé: ‘¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo que es perjudicial?’. “Y me dije: ‘No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo perjudicial’. “Entonces, príncipe, pensé: ‘No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo llegado a tanta extenuación, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?’. “Así que comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión me acompañaban cinco monjes que pensaban: ‘Si el asceta Gotama logra la Enseñanza, nos lo dirá’. Pero, por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron pensando: ‘El asceta Gotama se pega la buena vida, ha dejado de lado el esfuerzo dándose a la buena vida’. “Así que, tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerza, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento, y va acompañada de ideación y reflexión. “Luego, al cesar la ideación y la reflexión, alcancé y permanecí en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior. “Luego, al desvanecerse el gozo, permanecí ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: ‘Vivir feliz, atento y ecuánime’, con lo que alcancé y permanecí en la tercera abstracción meditativa. “Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, alcancé y permanecí en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad. “Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, la dirigí hacia el conocimiento y recuerdo de mis vidas anteriores. Recordé mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: ‘Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí; allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí’.

2 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page