No se puede negar que resulta muy atractivo poder disponer de dinero que no es tuyo para poder gastarlo en lo que tú quieras, incluso para poder seguir haciéndolo. No es una definición muy ortodoxa de gobierno, pero funcionalmente es lo que es.
Aunque parezca increíble resulta a veces muy sencillo convencer a la gente de que no sabe gastar su dinero en lo que le conviene, por lo que necesita entregarlo a personas de dudosa o nula ética para que sean ellos los que lo hagan por ella.
El gobierno es un parásito social que ha ido creciendo a lo largo de los siglos hasta ocupar, en algunas ocasiones, la práctica totalidad de la actividad económica cuando la propiedad privada es abolida y el individuo pasa a ser un esclavo del gobierno. Pero como a los esclavos hay que darles de comer, aunque sea poco, mal y frío, lo óptimo para estas sabandijas es el ciudadano-siervo, que es una forma extrema de esclavitud en la que, después de trabajar para el gobierno, tiene que buscarse los medios de vida por su cuenta, de los que también rapiña el gobierno.
Todo esto requiere de medios en abundancia, como es la programación educativa, el control social, la manipulación mediática y otros más a los que se tiene acceso cuando se dispone de dinero, o sea, cuando se alía con la banca.
El binomio satánico gobierno-banca se retroalimenta para lograr extraer lo mejor y lo peor de una sociedad en la que el individuo queda desdibujado y su papel hecho caricatura.
Vamos a hacer un repaso histórico de como fue posible que una banda de delincuentes se hiciera con el control de la sociedad y lo haya mantenido hasta hoy, creciendo más allá de cualquier lógica, sentido o necesidad y robando no solo las riquezas de este planeta, sino las de otros ocho más.
Aunque a algunos les guste decir que el origen del Gobierno fue el mismo Dios que, por su gracia divina, le otorgó tal honor a un determinado individuo, a no ser que Dios fuera el banco central que le pagara la juerga a ese rey.
Los humanos somos animales gregarios, cuya sociedad se basa en la capacidad de las hembras de organizar una cultura y de los machos en someterlas. Algo así es el gobierno respecto a la comunidad que parasita.
La fuente de riqueza entre los humanos modernos es la cooperación. Unos hacen unas cosas, otros otras, de forma que uno solo se beneficia del trabajo de todos. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Entre los segundos está la progresiva pérdida de la condición de humano debido a la degeneración genética provocada por la economía de recursos al no es necesario hacer uso del cerebro para parecer humano, siempre y cuando se sea parte de un grupo suficientemente grande. Incluso se puede sobrevivir sin aportar nada útil si, de nuevo, el grupo tiene el tamaño adecuado.
Mientras que un Neanderthal era un humano más desarrollado a nivel mental e incluso físico, el posthumano (humano actual), resulta más exitoso, aunque en comparación sea menos inteligente, más débil y más vago. Y es que el Neanderthal al vivir solo tenía que hacérselo todo, desde su propia tecnología hasta su arte. Debía pensar y trabajar para vivir. En comparación, un alto porcentaje de posthumanos viven mejor sin hacer nada de lo anterior, gracias al grupo, incluso mejor que si pensaran o trabajaran.
Esta división zoológica nos será útil para entender la dinámica social en los últimos milenios. Cuanto más proliferaron los posthumanos más grande se iba haciendo el gobierno, y éste, de una u otra forma, favorecía la idiocia de sus súbditos mediante el reparto de bienes básicos y su adoctrinamiento cultural, creando así un círculo vicioso de degradación de la especie.
Por un lado, estaban aquellos que solo pueden sobrevivir mediante lo colectivo que son cada vez más, en contra de aquellos que se resisten a su propio envilecimiento. Y entre los primeros, dos subespecies, los cabestros y los sociópatas. Es de esta ultima subespecie de donde se alimentan las filas de gobernantes y banqueros.
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