Hackeando el Samsara. A éstas alturas todo buen informático ya se está preguntando dónde encontrar las vulnerabildades. De momento, existen. Y existen porque los modelos pueden ser muy buenos, buenísimos, pero nunca perfectos. La perfección tiene un coste inasumible. Hay cosas que se pueden hacer, y sólo es cuestión de medios el lograrlas. Pero hay otras que no. Imposible. “Lo que no se puede hacer, no se puede hacer y, además, es imposible”, viejo aforismo cuya autoría se achaca al mítico torero Rafael Guerra. Y bueno, a bote pronto, se me ocurren cuatro vulnerabilidades bastante obvias, que tienen que existir, porque no hay otra. La primera es que el modelo, por grande y amplio que se construya no puede ser infinito. Podemos recurrir a todo tipo de trucos para que “parezca” que es infinito, pero sólo son trucos, y detrás del truco está el desconchón, y hurgando, nos acabaremos saliendo del decorado. La segunda es la conciencia. ¿Dónde está la conciencia? Fue una pregunta que me hice en este mismo blog hace unas semanas. Pues bien. Si la conciencia está en todas partes, sólo tenemos que expandirla un poco más, y nos saldremos del modelo. La tercera es la nada. Es imposible implementar la nada. La nada de nada. El vacío sí es programable. Pero el vacío más vacío no está del todo vacío. Este vacío, el vacío cósmico, contiene una densidad de energía equivalente a tres átomos de hidrógeno por metro cúbico. Es poco, pero no es nada. La Nada es improgramable. Si apartas todo, el escenario empieza a transparentarse hasta diluirse. La cuarta es que el modelo no puede ser contínuo. La continuidad implica infinitud. Y la infinitud implica costes a su altura: infinitos, y de eso nada, todo tiene su límite en un presupuesto, y por alto que sea, es finito. De esta forma comprobamos que la energía no puede ser infinitamente divisible. Llegamos al cuanto, bueno, a él llegó Max Planck. ¿Por qué la energía está cuantificada? Porque toda representación digital lo está. Se puede simular una variable analógica con una digital pero hasta un punto, de ahí para allá, los costes son altísimos y el resultado cada vez más pobre. Si te “cuelas” entre dos cuantos, te sales del Samsara. Así, a bote pronto, tenemos cuatro lugares por dónde atacar. Ahora bien. Fíjate bien en las pistas que nos dejó el Buddha en el mismísimo Mahanidana Sutta:
Atthavimokkha – Ocho liberaciones
“Ananda, existen estas ocho liberaciones. Y, ¿cuáles son esas ocho? “Provisto de formas, uno ve las formas. Esta es la primera liberación. “No percibiendo las formas internamente, uno ve las formas externamente. Esta es la segunda liberación. “Pensando, ‘esto es bello’, uno intenta solamente esto. Esta es la tercera liberación. “Habiendo trascendido completamente la percepción de la forma, con la desaparición de la percepción de la resistencia, al no atender a la percepción de la diversidad y pensando ‘el espacio infinito’, uno entra y permanece en la base del espacio infinito. Esta es la cuarta liberación. “Habiendo trascendido completamente la base del espacio infinito, pensando ‘la conciencia infinita’, uno entra y permanece en la base de la conciencia infinita. Esta es la quinta liberación. “Habiendo trascendido completamente la base de la conciencia infinita, pensando ‘no hay nada’, uno entra y permanece en la base de la nada. Esta es la sexta liberación. “Habiendo trascendido completamente la base de la nada, uno entra y permanece en la base de la ni-percepción-ni-no-percepción. Esta es la séptima liberación. “Habiendo trascendido completamente la base de la ni-percepción-ni-no-percepción, uno entra y permanece en el cese de la percepción y la sensación. Esta es la octava liberación. “Cuando el monje alcanza estas ocho liberaciones, en orden ascendente y en orden descendente, cuando las alcanza y emerge de ellas donde quiera y cuando quiera, y por el tiempo que quiera, entonces, al poner fin a las contaminaciones mentales, entra y permanece en la liberación del conocimiento y en la liberación de la sabiduría, libre de contaminaciones, habiéndolo descubierto y conocido directamente por sí mismo aquí y ahora; este monje, Ananda, se llama ‘uno liberado de ambas formas’, y no existe liberación alguna que sea más sublime y más perfecta que ésta”. Aquí el Buddha habla de ocho liberaciones. Liberación como tal, es la octava. Las tres primeras son una “toma de conciencia”, es un primer paso para ver dónde estamos. Las cuatro siguientes, mira qué casualidad, son las vulnerabilidades apuntadas en posts anteriores en este blog, y que acabamos de mencionar. Y por qué habla de “Liberación”. Con la TdT es bien obvio: siendo un programa vagando por el Samsara, salirse de él no es ni más ni menos que una liberación. La primera liberación es “Provisto de formas, uno ve las formas.” Esta primera liberación es verse a uno mismo provisto de forma dada por un modelado 3D que es el proceso de desarrollar una representación matemática de cualquier objeto tridimensional (ya sea inanimado o vivo) a través de un software especializado. Se puede visualizar como una imagen bidimensional mediante un proceso llamado renderizado 3D o utilizar en una simulación por computadora de fenómenos físicos. Los modelos pueden ser creados automática o manualmente. El proceso manual de preparar la información geométrica para los gráficos 3D es similar al de las artes plásticas como la escultura. La segunda liberación es “No percibiendo las formas internamente, uno ve las formas externamente.” Cuando empiezas a darte cuenta de que eres puro software pero ahí fuera ves formas: calles, coches, gente, tu gato, el vaso, la compu… La tercera liberación es “Pensando, ‘esto es bello’, uno intenta solamente esto”. Aquí, sólo la flipas. Es increíble. ¡Qué trabajo tan bueno!. ¡Esto es mucho mejor que cualquier realidad! Además tiene sentido. Así que sólo lo piensas. Las cuatro liberaciones siguientes, se han mencionado anteriormente. La forma de implementarlas es a través de expandir y descontextualizar la conciencia y esto se hace a través de Jhanas, la única meditación que el Buddha enseñó en varios suttas entre ellos, el Mahasatipatthana y el Anapanastati. En posteriores posts os enseñaré cómo lograr estos estados de forma eficiente y sin mucho esfuerzo. La octava es la experiencia de Nibbana: “Habiendo trascendido completamente la base de la ni-percepción-ni-no-percepción, uno entra y permanece en el cese de la percepción y la sensación. Esta es la octava liberación”. Luego se expone la forma y combinatoria de implementación. Y el Buddha concluye señalando: “no existe liberación alguna que sea más sublime y más perfecta que ésta”. Él sabrá…
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