He aquí, ha aparecido en Magadha antes de ti, un Dhamma no claro, divisado por las mentes impuras.
Abiertas están, para aquellos que escuchen, las puertas de lo inmortal; hagámosles renunciar a su fe.
Abre esta puerta a lo inmortal y hazles escuchar el Dhamma que es sin mancha y conduce al Despertar.
Desde la Cima del Mundo es fácil ver. Es fácil verlo todo hasta lo más evidente. Las palabras del Brahma Sahampati resuenan hoy día como lo hicieron hace 2600 años: “Habiendo aparecido en Magadha (aquí) un Dhamma no claro, divisado por mentes impuras…” No hablamos de un Dhamma erróneo, o un Dhamma falso, sino de un Dhamma no claro y que es divisado por mentes impuras. Mentes de gente que no se ilumina, que no lo logra, que tiene la mente impura. Gente que vislumbra erróneamente un Dhamma abstruso, mal transmitido y peor interpretado. Porque lo que se ve no necesita interpretación, y lo que no se ve necesita fe en la interpretación. Y es esa fe a la que hay que hacerles renunciar. Sin esa renuncia, no se les puede hacer escuchar y sin escuchar, las puertas de lo inmortal no se les abren. La puerta que conduce al Despertar. Este es el objetivo y hacerles escuchar es la tarea. Y la compasión, la motivación.
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