Nada es por casualidad y nada depende de una sola condición.
Hay gente que pasa por la vida pero no se entera de que está viviendo.
Hay gente que se da cuenta de que está viva, pero no entiende su situación.
Hay gente que, entendiendo su situación, no hacen nada para resolverla.
Hay gente que, entendiendo su situación y tratando de resolverla, no encuentran la forma y se pierden.
Hay gente que, entendiendo su situación y queriendo resolverla se encuentran con la solución, prefieren no verla.
Hay gente que ven la solución, pero ni se pone a resolverla ni se esfuerza en hacerlo.
Hay gente que se esfuerza, que es seria, que se pone a practicar de verdad y no lo logra.
Hay gente que, sin esfuerzo, practica y lo logra, pero que cuando lo logra, lo rechaza.
Para todos estos, el Dhamma está fuera de su alcance. Y la razón no es otra que la carga de kamma que lleva arrastrando encima que les hace tontos, paralíticos, desorientados, ciegos, vagos, inútiles o incapaces.
No es que el Dhamma no funcione, es que eres tú el que no funciona.
Es mentira que el Dhamma sea para todos.
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