El poder de la fe se sigue implementando hoy día como forma transversal para propiciar las guerras entre grupos de interés.
La forma más empleada para reclutar al público occidental se basa en despertar en ellos el deseo de justicia e incluso el de venganza. Para ello el relato típico se basa en fabricar a una víctima, regodearse en el terrible sufrimiento de la misma, y acabar dirigiendo la responsabilidad de esos terribles padecimientos al mismo que quieren enganchar despertando en él el sentimiento de culpa, de la necesidad de reparación y, lo más importante, despertar en él el sentimiento de “converso” que le llevará a actitudes cainitas extremas respecto a aquellos que son como él; de esta forma reclutas a un enemigo para que se enfrente a tu enemigo.
No es que sea genial, es que la gente es estúpida hasta decir basta.
El relato del pobre Jesucristo colgado de una cruz, desnudo, humillado, sangrando por todas partes, con terribles padecimientos, contados paso a paso, y rememorados cada año en la semana santa, que mueve a la piedad, a la compasión, a la culpa, a la pena… y a la reparación, por supuesto, es un ejemplo de esto. “Él murió por ti” te dicen y te instalan el módulo de la culpa mediante el cual consiguen atraparte.
Y es igual que el relato sea falso, o incluso absurdo. En este mismo ejemplo resulta delirante:
Dios que es infinitamente bueno y sabio crea al hombre a su imagen y semejanza y le instala en el jardín del edén con la condición de que no coma de un determinado árbol sabiendo que lo va a hacer, y lo hace, por supuesto, y entonces Dios se enfada tanto que lo echa del Edén y le echa mil maldiciones no solo al culpable sino a todas sus generaciones. Tal es la irritación que tiene que Él mismo, en forma de persona, se hace pasar por el jefe de una banda terrorista judía para lograr que el gobernador romano le crucifique para dar pena y echarles la culpa a los mismos judíos. Y como todo suicida se va al infierno. Enseguida se cansa del averno, resucita y se vuelve a ir en forma de despegue vertical.
De esta forma se queda a gusto. Pero no del todo.
Ahora bien, como el cabreo lo provocó un presunto antepasado tuyo, tú eres el culpable de tantísimo padecimiento de una pobre víctima que nunca hizo mal a nadie y que hacia de médico sin título a ratos. Y como eres el culpable te toca pagar y hacerle caso al encargado del negocio que dejó en la Tierra. Y ándate con ojo porque amenazó con volver y te va a juzgar y a mandar al infierno (a pesar de todo) si no haces caso del tipo de negro.
A pesar de lo infantil y absurdo que resulta el cuento, el éxito del timo es palmario.
Veamos los elementos:
Víctima: es el elemento central. La víctima por serlo la hacemos irresponsable, es decir, jamás se entra en valorar su participación en los hechos. Debe dar pena para mover a la compasión, o sea, genera aversión en el que se quiere engañar, el primo, que solo se elimina con acciones a favor de la víctima.
Recreación de los elementos más sádicos y terribles de los que padece la víctima tratando que el primo se ponga en su lugar e imagine que es pasar por toda esa ideación macabra siendo inocente (como toda víctima).
Señalamiento del culpable de tales horrores, describiéndolo con tintes negativos para crear la máxima aversión hacia él.
Relación entre el culpable en el relato y el primo. Esta relación debe ser tal que sea una condición irrenunciable; por ejemplo, en el caso que hablamos, el mismo hecho de ser humano hace al primo descendiente del culpable y heredero de la culpa. El primo no puede librarse de su condición de humano.
Inventario de daños de los que el primo es responsable y por las que debe pagar.
Arrepentimiento; se debe lograr que el primo se arrepienta de algo que él no hizo, que reprueba pero que han conseguido que se responsabilice.
Reparación, o conjunto de acciones que debe realizar el primo para saldar la deuda contraída y aceptada por él mismo.
Autoridad delegada. El relato debe contener la designación de alguna clase de autoridad cercana que sea la encargada de recoger las reparaciones para la víctima. Obviamente, esa autoridad es el timador.
Con este esquema, por ejemplo, se monta una organización criminal que viene actuando exitosamente desde el año 325 y que ha enganchado a un tercio de la humanidad. Las divisiones entre la autoridad delegada son normales en cualquier mafia establecida que acaba dividida en familias a cuenta del reparto del botín.
Podemos decir, sin ningún género de dudas, que ese tercio de la humanidad está constituída por puros pendejos, tontos y estúpidos a partes iguales.
Es obvio que semejante negocio no puede pasar desapercibido para otros grupos de delincuentes dispuestos a echar mano del bolsillo, o algo peor, de tantísimo primo como hay esparcido por el mundo.
La dinámica se crea fundamentalmente para generar una revuelta social dividiendo la sociedad con el fin de robar derechos a todos aquellos que no se sumen a la causa. Ya se vió con Teodosio que aquellos que no fueran cristianos a su muerte no podían ser heredados por sus hijos y sus bienes pasaban al Imperio; o cuando se decretan expulsiones de unitarios, judíos o moros; o cuando se les enviaba directamente a la esclavitud después de confiscarles sus bienes. Y, por supuesto, para garantizar que los adeptos no se volvieran en contra, la muerte quedaba reservada para aquellos “afines” que osaran rebelarse contra del dogma impuesto, ardiendo en la hoguera por “herejes”, palabra que significa “elección libre” u “opción”. Está claro que, como siempre, después de la Verdad es la Libertad es la que pasa por el verdugo. La libertad de pensamiento, por supuesto, queda suprimida en aras de la compasión debida a la víctima.
Aparte de ser un instrumento de lucha política también sirve secundariamente para motivar guerras.
Y aquí entra el tema de hoy.
El neofeminismo de tercera ola.
No hace falta demasiada imaginación para ver que el esquema se repite, como no, de nuevo. Veremos que el feminismo es la nueva religión para ateos. Y eso demuestra que ser ateo no implica necesariamente no ser pendejo, simplemente se ejerce de otro modo.
Repasemos los 8 puntos en los que se define el esquema del “Timo de la Víctima” esta vez dirigido a timar a los hombres.
La Víctima. En este caso, en lugar de escoger a un “héroe legendario” para identificarse con él se construye una figura difusa de “La Mujer”, no una mujer en concreto, sino una mujer abstracta que sirva para que las mujeres puedan de alguna manera identificarse con ella, y los hombres imaginarla como un pobre muñeco de trapo inocente al que vamos a clavarle todo tipo de agujas.
La recreación de todo tipo de humillaciones y vejaciones que sufre “La Mujer” es la totalización de cualquier clase de perversión social, económica, sexual, criminal o laboral que cualquier mujer en el planeta ha podido sufrir real o imaginariamente. La mujer es considerada siempre “víctima” evitando así cualquier clase de responsabilidad de la misma. La victimización tiene como objetivo dibujar a “La Mujer” como un ser inmaduro e irresponsable por ser perfectamente inocente.
Se dibuja la figura del violador sádico, del asesino de mujeres, empresario explotador o padre autoritario; acosador sexual o novio dominante. Por insignificantes que sean los sucesos estadísticamente se amplifican por parte de los medios afines llegando al linchamiento mediático e incluso a la conculcación de los derechos humanos para señalar, acusar y denigrar a estas figuras. A la vez, se va construyendo la figura del “Macho” que viene a ser el sumatorio de todo esto, de forma que se pueda presentar al “Macho” como el ejemplo de lo más repugnante y abyecto de la sociedad y, por supuesto, digno merecedor de todos los males imaginables que le puedan caer.
Está claro que el primo en este timo es el hombre, ¿a quién si no, se le puede asociar la figura de “El Macho”? Así que se procede a identificar a ese ser infernal con absolutamente todos los hombres que no demuestren arrepentimiento y sumisión. Como es obvio que el hombre medio, o sea, el primo, no es un violador o un asesino, la identificación se hace a partir de la definición de actitudes que indican “necesariamente” que el primo “es” un “Macho”. Y para ello inventan los “micromachismos”, es decir, conductas absolutamente inocuas en sí mismas pero que demuestran que el primo es un “Macho”, y, por tanto, puede actuar sádicamente contra cualquier mujer “por el hecho de ser mujer”. Este delirio exagerado hasta el ridículo lleva a considerar un acto de educación como decir una palabra amable en una violación en toda regla. Se da el caso en ciertas sociedades actuales de hombres que bajan la vista y cambian de acera al cruzarse con mujeres; igual que los negros en Alabama en los años 50.
El inventario de daños es extensísimo; pero en extensión como en falsedad. Por ejemplo, se clama por la cantidad de mujeres que son asesinadas cuando representan una de cada cinco víctimas. Pero eso no es todo, bien sabido es que las condenas a muerte en el mundo recaen principalmente en hombres, los accidentes laborales son copados también por hombres. En la guerra mueren muchos más hombres que mujeres; incluso en accidentes de tráfico hay más muertos que muertas; y no debemos olvidar los suicidios que son también masculinos. Es decir, ser hombre es muchísimo más peligroso que ser mujer. Todas estas estadísticas son deliberadamente ocultadas y son difíciles de encontrar porque desarman este inventario de daños. Pero no solo hablamos de violencia, sino también de supuestas discriminaciones políticas, sociales y económicas. Aquí las mentiras se sacan de antiguas reivindicaciones superadas en la segunda ola de feminismo, concedidas una vez más por los hombres, como es la igualdad ante la ley, que, a pesar de estar contemplada incluso como un derecho constitucional se obvia y el inventario de daños se toma de las vejaciones que sucedieron hace cuarenta años como si la legislación fuera aquella y los tiempos no hubieran cambiado. De esta forma, a cada golpe de exigencia las leyes van logrando la discriminación legal de los hombres, lo que es “justo” por ser responsables de la existencia de “El Macho”. No deja de ser curiosas las reivindicaciones económicas que se basan en que “el conjunto de mujeres” gana “menos” que el conjunto de hombres; pero sucede algo curioso: no logran encontrar ni un solo caso para que a igual trabajo diferente salario. El misterio se resuelve fácilmente: el hombre no tiene reparos en aceptar cualquier clase de trabajo por dinero, mientras que la mujer no. Trabajos peligrosos en altura se pagan un poco mejor que aquellos que no comportan riesgo lo que lleva a reivindicar a las limpiadoras que ganan menos que los que limpian cristales en el exterior de los edificios, alegando que les pagan más no por jugarse la vida sino por ser hombres. Otros casos están en el mundo de la construcción donde las mujeres ocupan puestos de trabajo con mínima exposición al riesgo y al esfuerzo físico. Es también el caso de las industrias extractivas donde bajo tierra se ven hombres y por encima, mujeres. Y no solo eso. La naturaleza ha concedido a las mujeres la posibilidad de ser madres y a los hombres no. Aquí está la desigualdad insuperable. Las mujeres pueden optar por trabajar o ser madres, cosa que los hombres no pueden. Es evidente que si una mujer opta libremente por ser madre, compatibilizar serlo con el trabajo resulta difícil y, evidentemente, dos cosas a la vez hace que se descuiden las dos: acaban siendo malas trabajadoras y pésimas madres que en cuanto pueden meten a sus hijos en perreras humanas como si de cachorros se tratase para que durante los primeros años de vida cuando el cerebro se desarrolla la única estimulación que reciban sus hijos sea la de otros niños que solo saben llorar, cagar y mear. No es de extrañar la cantidad de tontos que la sociedad genera. Por otro lado, al ser su prioridad la maternidad no es lógico que las empresas inviertan en un capital humano tan poco fiel. Para rematar el inventario de daños no vamos a olvidar el famoso “techo de cristal” que hace que las mujeres no ocupen puestos ejecutivos en grandes empresas. Aquí la trampa está en que se obvia que existe la libre empresa y que cualquier mujer puede invertir y crear empresas y que estas lleguen a la cima empresarial. El problema es que las mujeres son muy poco dadas al riesgo y prefieren puestos en los que no se estén jugando cada día todo su patrimonio, algo que los hombres hacen muy a menudo, por eso se arruinan con más frecuencia. Curiosamente estos “techos de cristal” son puestos de alta administración sin aportar capital, porque cualquiera que aporta el suficiente capital entra en un consejo de administración. Y no hay ninguna legislación que prohíba a las mujeres ganar dinero ni ser ricas y menos aún, inmensamente ricas. Tampoco hay leyes que obliguen a las mujeres a enredarse con individuos detestables, ni que las obliguen a adoptar conductas de riesgo psicosocial y menos aún que las obligue a envenenarse a diario con efectos irreversibles; y, sin embargo, lo hacen. Se mezclan con delincuentes, con psicópatas, con violadores a la vez que se llenan la cara y el pelo de metales pesados y se tatúan también con carcinogénicos demostrados en humanos. Todos estos daños son infringidos por “El Macho”, por definición, y todo hombre, a no ser que se arrepienta y se meta a gay, es un “macho” también por definición por lo que es responsable de todo el inventario de daños.
Arrepentimiento; se debe lograr que el hombre se arrepienta de ser hombre y, por tanto, “macho responsable” de “El Macho” genérico cuya naturaleza comparte, aunque él nunca hizo ni haría nada que resultara denostable y que, además, personalmente y humanamente, reprueba pero que han conseguido que se responsabilice. Así ya tenemos al primo.
Reparación, o conjunto de acciones que debe realizar el primo para saldar la deuda contraída y aceptada por él mismo. Aceptar legislaciones discriminatorias en pos de la “igualdad” palabra que significa lo contrario a lo que viene en el diccionario, es decir, “supremacía” y que lo que pretende es la implantación de una discriminación “positiva” por razón de género ilimitada porque la idea es que nunca sea suficiente. Lo que se obvia, una vez más, es que una discriminación “positiva” implica necesariamente otra “negativa” igual y de signo contrario.
Autoridad delegada. El relato debe contener la designación de alguna clase de autoridad cercana que sea la encargada de recoger las reparaciones para la víctima. Obviamente, esa autoridad es el timador. En este caso se trata de organizaciones dirigidas por grupos de presión que no esconden sus intenciones.
Las dos más significativas son por un lado el feminismo trotskista, de corte marxista revolucionario, que recoge sus esencias “filosóficas” de la Escuela de Frankfort, un grupo de judíos comunistas que al acabar la Gran Guerra y al comprobar que el cuento de “clase” no funcionó en los trabajadores tan bien como el cuento de “patria” al preferir luchar por sus naciones en lugar de abstenerse y lanzar la revolución internacionalista de clase. Entre estos figuras, tenemos en su primera generación a jázaros como Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Friedrich Pollock, Erich Fromm, Walter Benjamin o a Leo Löwenthal. La idea es crear un “nuevo proletariado oprimido” amplio en número capaz de enfrentarse al resto de la sociedad y destruirla desde su base, o sea, desde la familia y la economía. Y se les ocurrió que las mujeres les servirían de soldados ciegos y estúpidos para su obsesión de destruir el capitalismo. Curiosamente ninguna mujer estaba ahí. Es muy habitual ver a machistas sin escrúpulos al mando de organizaciones feministas de tercera ola por su desprecio absoluto a las mujeres.
El otro feminismo que usa también a las mujeres como carnaza es financiado por el capital jázaro como forma de venganza contra Europa a la que quiere destruir en base a acabar con la natalidad fomentando las consabidas consignas feministas de aborto, homosexualidad y neopuritanismo extremista. Lo que los jázaros pretenden es sustituir a la población europea por poblaciones semitas y camitas de la órbita islámica que consideran eficaces para destruir la cultura y sociedad europeas, como está sucediendo en Suecia, país donde los inmigrantes han tomado las ciudades e implantado la Sharía. Curiosamente decir que los refugiados islámicos violan a las suecas se pena con la cárcel mientras que la violación “es un hecho cultural de estos pueblos” y por tanto “muy respetable”. De igual forma, el feminismo es escrupulosamente respetuoso con las mujeres que aceptan el islam y se sumergen en la edad media del burka y el gineceo. Por el contrario, es extremadamente crítico con aquellas mujeres que optan por tener la vida que quieran si es diferente a sus postulados fanáticos pseudorreligiosos.
En cualquier caso, lo que se busca es la reacción violenta del hombre que desencadene la persecución ciega de las mujeres, lo que sucede cada vez que se ha impuesto por el matriarcado en la Historia.
Nada hay más peligroso para las mujeres que el miedo de los hombres.
Pero, si algo hay que estar de acuerdo con los de la Escuela de Frankfort es que, si los hombres son estúpidos, las mujeres lo son aún más. Estarán dispuestas a luchar sin descanso para lograr ser sacrificadas.
Al final, todo es kamma. Cada cual recoge lo que va sembrando, independientemente de que sepa que siembra, si rosas o minas.
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