En este discurso se señalan los factores del no-retorno como seis: ver la transitoriedad en todas las formaciones, la insatisfacción en lo que es transitorio, el no-yo en lo que es insatisfacción, el abandono, la desaparición y el cese. Estas seis cosas forman parte del conocimiento verdadero, pero no son el conocimiento verdadero. Aquí volvemos a ver cómo el Buddha no enseña lo que sabe y restringe el conocimiento de sus discípulos a lo mínimamente imprescindible. Lo más significativo, sin duda, del estado de no-retorno es la erradicación del sufrimiento, consecuencia de las erradicaciones del apego y la aversión. Sin embargo, este extremo tan evidente, no se trata. Es más, incluso el presunto anagami se encuentra afligido, “y no lo está tolerando bien. Unas fuertes sensaciones dolorosas están acrecentándose y no disminuyen.”. Un anagami puede tener sensaciones dolorosas pero se toleran perfectamente porque no conllevan clase alguna de sufrimiento. No se habla en este sutta de “fe”, solo confianza firme en la figura física del Buddha, con quien mantiene mensajes, el Dhamma que el Buddha le enseña y el Sangha Noble con quienes trata. Querer trasladar esa confianza en algo que funciona, que se vive, que fue enseñado por una persona física que tenía una doctrina oral que trasmitía personalmente y que era acompañado por sus discípulos iluminados, en fe ciega a hoy, a los más de 2.500 años de su desaparición fisica resulta más que arriesgado. Tratar una vaga tradición poética falsa (la del principe Siddhatta) asimilándolo por pura fe como un maestro físico, real que te enseña un Dhamma que solo él conoce es delirante. Pero como no está nos arriesgamos aún más y, por fe, ese Dhamma que él solo conocía y trasmitía de persona a persona oralmente, asimilamos que está comprendido en centenas de miles de libros que otros escribieron, tradujeron, editaron, distribuyeron y vendieron cientos y hasta miles años después. Y aún no satisfechos, en el acto final de fe ciega, asimilamos el Sangha Noble de los discípulos iluminados del Buddha como cualquier asamblea de individuos que se ponen de acuerdo para llevar unos ropajes de época y un estilo de vida más bien extravagante. Colección de discursos agrupados temáticamente Dighavupasaka Sutta 55.3. El discípulo laico Dighavu En una ocasión el Bienaventurado estaba morando en la arboleda de los bambúes, en lugar donde la gente alimentaba a las ardillas, cerca de Rajagaha. En esa ocasión Dighavu, un seguidor laico, estaba aquejado, afligido y gravemente enfermo. Entonces el seguidor laico Dighavu se dirigió a su padre, el hombre hogareño Jotica, de esta manera: “Ve, hombre hogareño, acércate al Bienaventurado, ríndele homenaje en mi nombre con tu cabeza a sus pies y dile: ‘Venerable Señor, el seguidor laico Dighavu está aquejado, afligido y gravemente enfermo; él rinde homenaje al Bienaventurado con su cabeza a sus pies’. Entonces dile: ‘Sería bueno, Venerable Señor, si el Bienaventurado llegara a la residencia del seguidor laico Dighavu gracias a su compasión’”. “Sí, querido”, respondió el hombre hogareño Jotika y se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje, se sentó a un lado y le entregó el mensaje. Y el Bienaventurado consintió en silencio. Acto seguido, el Bienaventurado se vistió y, tomando se cuenco y hábito externo, fue a la residencia del seguidor laico Dighavu. Estando allí se sentó en el asiento que estaba preparado para él y dijo al seguidor laico Dighavu: “Espero que lo estés tolerando bien, que estés mejorando, que tus sensaciones dolorosas estén disminuyendo, no acrecentándose, y que se pueda discernir una mejora y no empeoramiento”. “Venerable Señor, no lo estoy tolerando bien y no estoy mejorando. Unas fuertes sensaciones dolorosas están acrecentándose y no disminuyen. Y lo que puede discernirse es el empeoramiento y no la mejora”. “Por eso, Dighavu, debes entrenarte a ti mismo de esta manera: ‘Voy a ser uno que posee una confianza firme en el Buda así: «El Bienaventurado es un arahant perfectamente iluminado, consumado en el verdadero conocimiento y la conducta, el Afortunado, conocedor de los mundos, insuperable líder de personas que han de ser amansados, maestro de los devas y los seres humanos, el Iluminado, el Bienaventurado». “‘Voy a ser uno que posee una confianza firme en el Dhamma así: «El Dhamma está bien expuesto por el Bienaventurado, directamente visible, inmediato, que invita a uno a llegar y ver, aplicable, experimentable directamente por el sabio». “‘Voy a ser uno que posee una confianza firme en el Sangha así: ‘«El Sanga de los discípulos del Bienaventurado practica de buena manera, practica de manera recta, practica de manera verdadera, practica de manera apropiada; es decir, los cuatro pares de personas, los ocho tipos de individuos: este Sangha de los discípulos del Bienaventurado es digno de las ofrendas, digno de hospitalidad, digno de dádivas, digno de reverenciales saludos y es un campo insuperable de mérito para el mundo». “‘Voy a ser uno que posee la virtud querida por los nobles: inquebrantable, no estropeada, inmaculada y pura, liberadora, alabada por los nobles, no asida y conducente a la concentración’. “De esta manera, Dighavu, debes entrenarte a ti mismo”. “Venerable Señor, así como estos cuatro factores de la entrada-en-la-corriente fueron enseñados por el Bienaventurado, estas cosas existen en mí y yo vivo en conformidad con ellas. Puesto que, Venerable Señor, poseo una confianza firme en el Buda.. en el Dhamma… en el Sangha… poseo la virtud querida por los nobles… conducente a la concentración”. “Por eso, Dighavu, establecido en estos cuatro factores de la entrada-en-la-corriente, debes desarrollar las siguientes seis cosas que forman parte del conocimiento verdadero. He aquí, Dighavu, mora contemplando la transitoriedad en todas las formaciones, percibiendo la insatisfacción en lo que es transitorio, percibiendo el no-yo en lo que es insatisfacción, percibiendo el abandono, percibiendo la desaparición y percibiendo el cese. De esa manera, Dighavu, debes entrenarte a ti mismo”. “Venerable Señor, así como estas seis cosas que forman parte del conocimiento verdadero fueron enseñados por el Bienaventurado, estas cosas existen en mí y yo vivo en conformidad con ellas. Puesto que, Venerable Señor, moro contemplando la transitoriedad en todas las formaciones, percibo la insatisfacción en lo que es transitorio, percibo el no-yo en lo que es insatisfacción, percibo el abandono, percibo la desaparición y percibo el cese. Sin embargo, Venerable Señor, este pensamiento ocurre en mi: ‘Después de que me haya ido, ¿puede este hombre hogareño Jotika no caer en la pena?’”. “No te preocupes de eso, querido Dighavu. Ven ahora, querido Dighavu, pon mucha atención a lo que te dijo el Bienaventurado”. Entonces el Bienaventurado, habiendo ofrecido esa exhortación al seguidor laico Dighavu, se levantó de su asiento y partió de allí. Y no mucho después de que el Bienaventurado se hubiera ido, el discípulo laico Dighavu murió. Entonces un grupo de monjes se acercó al Bienaventurado. Luego le rindieron homenaje, se sentaron a su lado y dijeron al Bienaventurado: “Venerable Señor, aquel seguidor laico de nombre Dighavu, a quien el Bienaventurado le ofreció una breve exhortación, ha muerto. ¿Cuál es su destino? ¿Cuál es su futuro nacimiento?”. “Monjes, el seguidor laico Dighavu fue sabio. Practicó de acuerdo con el Dhamma y no me preocupó por los asuntos del Dhamma. Monjes, con la total destrucción de los cinco grilletes menores el seguidor laico Dighavu ha llegado a ser uno del nacimiento espontáneo, para alcanzar el Nibbana allí sin retornar más de aquel mundo”.
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