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Mientras que el análisis de la experiencia es la clave para entender nuestra relación con el Samsara, el cómo estamos aquí, se da la tremenda paradoja, otra más, de que es el aspecto no solo más incomprendido sino, además, el más maltratado por parte de traductores y gurús que lo han ido arrastrando, dejándolo del todo irreconocible.
Y es normal.
Sabemos que los mayores avances en la comprensión de la conciencia no vienen de la neurociencia, ni de la psicología y ni de la filosofía sino del campo de la informática. Conceptos derivados de la teoría de la información y su manejo son los más útiles para comprender los procesos de condicionamiento que son, obviamente, los que gestiona la conciencia.
¿De qué está hecha la conciencia? ¿De carne?
La conciencia está construida en base a algoritmos condicionales y las formas de implementación, que son solo formas de expresión, no son la conciencia en sí. Es irrelevante para un árbol en qué idioma lo describas. Al árbol le da lo mismo.
Por tanto, vamos a centrarnos en los aspectos funcionales, que son los verdaderamente relevantes. Lo que importa es saber cómo funciona, no de qué está hecho ni con qué, siendo el objetivo que nuestro modelo explique todos los aspectos de la experiencia del Samsara, independientemente de sea una experiencia humana, animal, infernal o divina.
Así que vamos a agarrar la escalera y subir algunos escalones en el nivel de abstracción.
Lo primero que hay que dejar claro es que todo es mente. La experiencia se desarrolla en su totalidad en la mente y, por tanto, todos sus componentes que analizaremos, son componentes mentales. No hay componentes «materiales» porque la materia es un concepto, no es experimentable más allá del puro concepto, lo que lo hace, evidentemente, una experiencia exclusivamente mental.
Son cinco módulos diferenciados de procesos informativos los que están implicados en el conjunto de la experiencia. Sin embargo, en ciertas esferas (Ayatanas), como veremos, hay módulos que simplemente no existen.
El primer módulo son las Qualia (rūpa) que es una especie de manejador de recursos virtuales. Es el encargado de entregar los datos procedentes de los sentidos. Es quien puede transformar las señales de los sensores en datos codificados útiles, aunque no es necesaria la existencia de señales «externas», sino que pueden ser virtuales,
Es quien entrega las qualia, o sea, los colores, los sonidos, los olores, los sabores, las sensaciones táctiles, etc. Puede hacer cosas curiosas, como cambiar unos por otros, como la sinestesia, o cosas así. Para ver colores no se necesitan «ojos», ni oídos para oír, ni nariz para oler, ni lengua para gustar ni cuerpo para sentir. La experiencia onírica es completa y no usa sensores. Las alucinaciones son también ejemplo de qualia virtuales. Toda la riqueza sensorial la entrega este módulo. Su equivalente en informática es la capa de drivers de dispositivos, que transforma las señales eléctricas en datos puros listos para ser procesados. Y, de igual forma, podemos manejar dispositivos que físicamente no existen sino que son emuladores, por tanto son virtuales.
El segundo módulo es la Emoción, más específicamente Reacción Emocional (vedana). La palabra emoción que proviene del latín motere o moverse. Las emociones sirven para establecer la posición con respecto a la experiencia., que es el motor del movimiento. Las reacciones emocionales son de tres clases: agradable, desagradable o indiferente. Una reacción emocional agradable induce a la inmovilidad. La reacción emocional desagradable incita a la huida y la reacción emocional indiferente no altera el comportamiento previo. Esto lo podemos observar en todos los seres vivos, incluso en las amebas. La emoción es casi siempre, previa la observación.
El tercer módulo es la Percepción (sañña). Este módulo integra todos los datos provenientes de los dos anteriores tratando de darles sentido.
El cuarto módulo es la Situación Condicional (saṅkhāra), que es el estado actual donde se ubica la experiencia, siendo ésta muy dinámica. Las mismas qualia inducirán reacciones emocionales muy diferentes según la situación y las experiencias previas. Pasear por un lugar oscuro una primera vez provocará más reacciones de aversión que las sucesivas. La percepción se comporta de forma similar. Es más efectivo dar sentido a una experiencia ya conocida que a una inédita.
El quinto módulo es la Cognición (viññāṇa) palabra derivada del latín cognoscere, “conocer”, es la facultad de procesar y adquirir información a partir de las qualia, la reacción emocional, la percepción y la situación condicional. La situación condicional cambia debido a la incorporación de nueva información. Pero para que los datos sean información es condición necesaria una ignorancia previa. Los datos conocidos no informan, no son información. La información es energía y necesita una diferencia de potencial. Sin información no hay cambio en la situación condicional, por tanto, sin ignorancia no hay información y, por tanto, no hay cambio en la situación condicional. Es por esto que la ignorancia (avijjā) condiciona a la información (cetanā) y ésta a las condiciones (kamma). De esta forma la consunción de la ignorancia implica la extinción del kamma, es decir, del Samsara.
Podemos llamar Conceptualización (namā) al conjunto de las reacciones emocionales, de la percepción, de la situación condicional y de la cognición. Un concepto se forma con estos cuatro módulos, a partir de la qualias.
La reacción emocional agradable incita al apego, la desagradable a la aversión y la indiferente es ignorancia en sí misma, porque no aporta nada. Es importante saber que la emoción hace que la conciencia se implique, que se tome la experiencia como algo propio, la hace participar en el juego, es decir, tomar cualquier módulo como uno mismo, como «yo», como «soy eso», como «es mío». Esta es una forma de encadenar cada uno de los módulos al conjunto de las experiencias, esto es, al Samsara.
Como la misión de estos módulos es alimentar la condicionalidad a base de aportar información, son el motor de la existencia, de la permanencia en el Samsara. Es por esto que los cinco módulos podemos denominarlos como Factores del Aferramiento a la Existencia (khandhas).
Destruir esa existencia es abandonar todo condicionamiento, abandonar el Samsara, es la extinción, el Nibbāna, el único objetivo.
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