top of page

¿En Qué Consiste el Buddhismo?

Foto del escritor: Tomás Morales y DuránTomás Morales y Durán

Si me pongo a decir en qué NO consiste, no acabaría nunca. El catálogo de lo que no es buddhismo lo tenéis por todas partes. Lo han convertido en un hipermercado de barbaridades que solamente las sostienen o la fe, o a la tradición o directamente a la amenaza. Vamos a dejarlo claro de una vez por todas.

El Buddhismo trata exclusivamente de acabar con la existencia, de erradicarla, para no volver a renacer. Es estúpido dedicarse a cualquier cosa, por beneficiosa que sea, si después de esta vida vuelves otra vez a empezar de cero. Recuerda la película “El día de la Marmota”. Lo que hagas para mañana, sirve para mañana, pero sigues atrapado ahí. Lo que tienes que hacer lo tienes que hacer ahora.

Es por eso que el Buddha decía claramente que cualquier cosa que lleve a un solo instante más de existencia es como la mierda que, aunque poca huele muy mal. El nunca alabó hacer méritos, ser buena persona, ser popular, ser amable, ser cortés… Solo hay un objetivo y es la iluminación.

La iluminación, aunque sea poquita, es suficiente. Sabes que hay cuatro niveles. El nivel más básico y, por tanto, más accesible es la “entrada en la corriente”. Una vez que entras ya, quieras o no, te pongas como te pongas, hagas lo que hagas, en un máximo de siete vidas te fundes en Nibbāna.

Puedes aspirar a más, por supuesto, pero entrar en la corriente es lo más perentorio. Tanto es así, que los ganadores de la corriente, los sotapannas, son llamados “aprendices”, son los nobles de menor rango, pero ya no son personas corrientes. Un sotāpanna está por encima, en rango, de toda la estructura monacal buddhista mundial, ya que ésta está constituida por sólo por personas corrientes, no por nobles.

Una vez el objetivo claro, el siguiente es dejar de sufrir que se hace de tres formas, una de las cuales es aplicar el Noble Óctuple Camino, que funciona, pero no es radical y es algo complejo de implementar. Lo ideal es arrancar la dependencia de la felicidad de raíz, y con ello conseguimos que la reacción emocional no exista ya que nada es “agradable” y nada es “desagradable”.

Disminuyendo el sufrimiento habrás logrado el estado de un retorno, o sakadagami. Si logras erradicar el sufrimiento, serás un anagami y no retornarás más. Lo normal es que a tu muerte en el “sorteo” te toque fundirte en Nibbāna directamente, y es rarísimo que te toque quedarte “de guardia” como Mahabrahma, que tampoco es mal asunto.

Y luego, más allá está la erradicación de toda ignorancia, te convertirás en un arahant, en un sabio. Verás las cosas como son, pero llegar ahí es un plus para aquellos que logrando el no retorno, quieran llegar a lo más alto.

Bien, el asunto es ¿y cómo se hace?

Para empezar, es imprescindible hacer jhānas, y hacerlas diariamente. Esto tiene múltiples utilidades, pero quizás la mas significativa es que desaparecen los pensamientos no deseados. Desaparece el mono loco. Esto es importante porque funciona como un antivirus de la mente de forma que podemos trabajar con ella directamente sin estar escapándose cada veinte segundos.

Si sabes respirar, aprender a hacer la primera jhāna no debe llevarte mas de seis sentadas. Primero aprendes a generar los neurotransmisores necesarios para el cóctel: dopamina, serotonina y anandamida (placer, felicidad y alegría). Una vez los tres en el cerebro, se agitan con la epinefrina y llegado al punto de máxima tensión se liberan las encefalinas y se entra en jhāna. Un estado en el que no hay pensamientos, todo es negro, no se respira y quien observa “se va”.

Después de un mes o dos, verás que los pensamientos reactivos ya no te aparecen durante el día. Te puedes asustar porque no estas acostumbrado a que no haya ayer o mañana, pero no te preocupes, el cerebro sabe avisarte de lo que es importante para ti.

Más adelante, un día, tan solo con sentarte entrarás en jhāna, sin ejercicio alguno. Tu cerebro ya sabe a qué vas y te la regala directamente. Seguirás experimentando placer, felicidad y alegría, pero no necesitarás ningún ejercicio para hacerlo, solo sentarte. Es la segunda jhāna material. Además, es más profunda y te servirá para tomar control de la mente. Con ella podrás ver que no hay “nadie” ahí dentro, que todos son procesos impermanentes que surgen y cesan. Podrás verlos y verás su dinámica y podrás programarlos.

Pasados unos meses, un día te sentarás y entrarás en jhāna, pero, olvídate del placer, solo habrá felicidad y alegría. Estás en la tercera jhāna material, y como verás es más profunda. Sigue así, y un día al sentarte entrarás en jhāna sin placer, ni alegría ni felicidad. Tu cerebro ya sabe en qué modo ponerse sin que tú se lo tengas que decir. Estás en a cuarta jhāna y ahí pasan cosas muy interesantes, como ver vidas pasadas, por ejemplo. Una vez que lo hayas experimentado, no tendrás dudas acerca de ello.

En este punto, debes tratar de exprimir la felicidad hasta hartarte de ella, lo necesitarás después. Ya sabes como disparar la serotonina, pero vamos a más. Emplea el binomio Mettā-Mudita, amor incondicional más alegría por el bienestar de los demás, siempre que puedas. Por ejemplo, por la calle sonríe de felicidad a todo el que te cruces, enviándole todo tu amor. Si te responde con una sonrisa de felicidad, “róbasela”, haz tuya esa felicidad con Mudita. Esto te llevará literalmente a hartarte de felicidad, lo que será útil más adelante.

En este punto, es hora de pasar al ejercicio siguiente, que consiste en la meditación de concentración que consiste en concentrarse en un punto dado de forma que abarque todo el campo de la conciencia.

Una vez que tengas una buena maestría en concentrarte absolutamente en lo mínimo, es el momento de hacer el asalto a la corriente. Se hace de una vez y una sola vez. Consiste en concéntrate absolutamente en un punto y se deja a la atención que vaya cambiando de objeto, al principio despacio y cada vez más deprisa. Al cabo de las horas ira tan rápido que te concentrarás absolutamente en todos los puntos sensibles de tu cuerpo. Será como una explosión que te dejará agotado.

Empezarás a ver que, entre otras cosas, las ceremonias, procesiones y esas bobadas te parecen ridículas, que ya no tienes dudas. Si antes dudabas de todo, ya no. Simplemente eres incapaz de dudar, el sufrimiento de la duda desapareció, y por último también desaparece el concepto de “yo”. Sabes que no hay un “yo” ni nada por el estilo y además es así, el cerebro no es un teatro cartesiano con un bicho que es quien observa. Todas tus neuronas piensan y las decisiones no las toma “la voz” interior. Es más, verás que primero haces las cosas y “después” la voz dirá que las quieres hacer.

Enhorabuena, ya entraste en la corriente. Pero fíjate que la felicidad se ha barrido. Es por eso que los ejercicios de Mettā-Mudita los debes hacer antes de entrar en la corriente.

Te puedes tomar un respiro, pero lo suyo es seguir.

No dejes la práctica de las jhānas materiales,

Ahora, podemos usar el ejercicio del noble Óctuple sendero que lo que busca es que no hagas nada ni por apego ni por aversión ni por ignorancia. El objetivo es reprogramarte la conducta lo que te llevará 90 días, más o menos, siempre que lo estés haciendo constantemente, sin despistes. Una vez que haya pasado este tiempo ya no harás nada motivado mas que por su conveniencia, no por pasiones o ignorancia.

Lo primero es el entendimiento correcto, que es un primer engranaje de la rueda. En él iremos sabiendo cómo hacer el ejercicio cada vez mejor, sabremos que es “correcto” en cada vuelta de la rueda. Una vez sabiéndolo vamos a poner nuestra intención, no programaremos para hacer lo “correcto”. Después, es la acción correcta, que es no matar, ni robar ni tener relaciones sexuales problemáticas. Esto es fácil porque saber que es robar o matar o con quien no debemos relacionarnos es fácil, No hay que evaluar nada, solo no se hace y esto es porque esas tres conductas se hacen exclusivamente o bien por apego, o por aversión o por simple ignorancia. El consumo de embriagantes hay que evitarlo porque induce a actuar con ignorancia que es lo peor de lo peor. El cuarto engranaje es la palabra correcta, y aquí sí hay que ponerle más atención. La idea es no mentir, pase lo que pase, a lo más callar, pero NUNCA mentir. La exageración si ánimo de engaño, más bien para acentuar no es inaceptable. Tampoco lo es decir lo que se siente tal como lo sientes, decir las cosas francamente, a veces, incluso con palabras fuertes que no se hacen para mentir o para herir o para herirte, sino para reafirmar lo que dices.

Y ahora viene lo bueno, el correcto modo de vida, lo más difícil. Te toca evaluar si las cosas que haces continuamente, cada una de ellas, las haces o las evitas movido por apego o por aversión o por ignorancia. Es fundamental estar muy atento, porque si nos despistamos el cerebro no se reprogramará y seguirá con sus nefastas tendencias. Es obvio que solo con la correcta atención y el esfuerzo correcto podrás lograrlo.  La unión de todo esto, y no descuidar la práctica de jhānas, te llevarán a saber que debes hacer y como lo debes hacer para evitar las tres raíces del mal, el apego, la aversión y la ignorancia. Eso es la sabiduría correcta que culmina con la liberación del sufrimiento. Esa sabiduría reconecta de nuevo con el primer engranaje, el entendimiento correcto que, como vimos, a cada vuelta de rueda lo iremos afinando.

Al cabo de tres meses, 90 días, habrás dicho adiós al sufrimiento. Que ya está muy bien.

Para erradicar la existencia y no renacer, debes hacer esto mismo, erradicar el apego y la aversión, en los modos en los que la conciencia puede funcionar en el futuro. Como ya has entrado en la corriente solo puedes renacer como humano o deva. Bien, debes entrar en las esferas de los devas y hacer este trabajo del noble óctuple sendero ahí.

Y ¿Cómo accedes?

Solo se accede mediante la práctica de las jhānas inmateriales. En lugar de basarse en neurotransmisores, las inmateriales son más afines a estados similares a los hipnóticos, pero mucho más profundos.

Este es un trabajo que lleva más tiempo, porque son diferentes niveles y ahí es más sutil y menos burdo el apego y la aversión

Cuando hayas arrancado el apego a la existencia esta quedará arrancada y no renacerás y habrás concluido tu trabajo.

Este es el plan y esta es la ruta.

¿Cuánto estudio ves aquí? ¿Cuántos suttas? ¿Rezarle a Buda donde está? ¿Vestirte con una cortina de qué sirve?

Esto es pura práctica y lo que experimentarás no podrás describirlo de forma que una persona normal pueda entenderlo. Por muy monje famoso que sea, no entenderá nada, porque no posee las qualias para hacer las comparaciones y las palabras sin las qualias carecen de significado.

En resumen, así es y así se hace. Que una pandilla de fracasados e ignorantes no te digan que es imposible, si sabes respirar. Que, si no, déjalo.

Ya estás tardando en ponerte.

2 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page