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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Empatía

Después de revisar la utilidad tanto de karuṇā (compasión) como de mettā (amor incondicional), vamos a abordar el uso de mudita (empatía).

La empatía es la capacidad de comprender o sentir lo que otra persona está experimentando desde su marco de referencia, es decir, la capacidad de colocarse en la posición de otro. Hay muchas definiciones de empatía que abarcan una amplia gama de estados emocionales. Los tipos de empatía incluyen empatía cognitiva, empatía emocional y empatía somática.

La compasión y la simpatía son términos asociados con la empatía. Las definiciones varían, lo que contribuye al desafío de definir la empatía. La compasión a menudo se define como una emoción que sentimos cuando otros están necesitados, lo que nos motiva a ayudarlos. La simpatía es una sensación de cuidado y comprensión para alguien que lo necesita. Algunos incluyen con simpatía una preocupación empática, un sentimiento de preocupación por otro, en el que algunos estudiosos incluyen el deseo de verlos mejor o más felices.

La empatía es distinta también de la compasión y el contagio emocional. La lástima es sentir que otro está en problemas y necesita ayuda, ya que ellos mismos no pueden resolver sus problemas, a menudo descrito como «sentir pena» por alguien. El contagio emocional se produce cuando una persona (especialmente un bebé o un miembro de una mafia) «capta» imitativamente las emociones que otros muestran sin reconocer necesariamente que esto está sucediendo.

Dado que la empatía implica comprender los estados emocionales de otras personas, la forma en que se caracteriza se deriva de la forma en que se caracterizan las emociones. Si, por ejemplo, se considera que las emociones se caracterizan centralmente por sentimientos corporales, comprender los sentimientos corporales de otro será fundamental para la empatía. Por otro lado, si las emociones se caracterizan más centralmente por una combinación de creencias y deseos, comprender estas creencias y deseos será más esencial para la empatía. La capacidad de imaginarse a uno mismo como otra persona es un proceso imaginativo sofisticado.

Sin embargo, la capacidad básica para reconocer las emociones es probablemente innata y se puede lograr inconscientemente. Sin embargo, se puede entrenar y lograr con diversos grados de intensidad o precisión.

La capacidad humana para reconocer los sentimientos corporales de otro está relacionada con las capacidades imitativas de uno y parece estar basada en una capacidad innata de asociar los movimientos corporales y las expresiones faciales que uno ve en otro con los sentimientos propioceptivos de producir esos movimientos o expresiones correspondientes. Los humanos parecen hacer la misma conexión inmediata entre el tono de voz y otras expresiones vocales y sentimientos internos.

En el campo de la psicología positiva, la empatía también se ha comparado con el altruismo y el egoísmo. El altruismo es un comportamiento que tiene como objetivo beneficiar a otra persona, mientras que el egoísmo es un comportamiento que se representa para beneficio personal. A veces, cuando alguien se siente empático con otra persona, se producen actos de altruismo. Sin embargo, muchos se preguntan si estos actos de altruismo están o no motivados por ganancias egoístas. Según los psicólogos positivos, las personas pueden ser movidas adecuadamente por sus empatías para ser altruistas.

Más específicamente, mudita es una empatía selectiva, en la que empatizamos solo cuando la otra persona la vemos feliz.

Como la empatía es innata, no es difícil ejercerla. Y si se hace frente a personas muy felices se obtiene un contagio emocional, por lo que nos sentiremos muy felices.

De las tres brahma-viharas (Mettā, Karuṇā y Mudita) cuyo fin es conseguir felicidad sensorial, es esta última la que más alegría y felicidad proporciona.

Mettā la empleamos cuando estamos deprimidos por haber sido dañados por un tercero para eliminar la aversión que nos provoca y así restablecer nuestro equilibrio de neurotransmisores.

Con Karuna lo que hacemos es provocarnos a nosotros mismos esa aversión simpatizando con alguien que sufre, y al superarla nos sentimos felices. Así alcanzamos mayor felicidad que con Mettā.

Y con Mudita, la felicidad es mucho mayor porque con lo que sintonizamos es con alguien feliz o muy feliz.

De ser necesario Mettā, esta es previa a las otras dos. No se puede emplear correctamente Karuṇā ni mudita si estamos dañados y con un fuerte sentimiento de aversión hacia otro.

El grupo más exitoso es el que conforman Mettā-Mudita, de forma que podemos enviar amor incondicional a alguien con el tenemos contacto visual, no para curarnos de aversión alguna) y esperamos a que la persona reaccione a nuestra mirada de amor, Si lo hace, lo que sucede en ciertas culturas de forma positiva, tomamos esa respuesta como la felicidad en el otro que nos sirve para disparar mudita y elevar aun mas el nivel que nos ha producido Mettā.

En resumen, son tres ejercicios que ocupan tres nichos de diferente nivel que nos proporcionan felicidad.

Pero esta felicidad depende de los sentidos, lo que implica que puede hacernos dependientes y provocarnos sufrimiento. Es por lo que en una fase de la desintoxicación de la adicción a la serotonina se pueden emplear, con mucho cuidado, para provocar una inundación de felicidad que nos evite buscarla mediante el apego.

En cualquier caso, estos ejercicios dejan de tener sentido después de la Entrada en la Corriente, donde se produce el Fin de la Felicidad.

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