Hay fechas que aparecen como mágicas cuando se agarra un libro de Historia. El 711 es una de ellas. Al buscar por esa fecha nos encontramos la invasión musulmana de la península ibérica que marca el comienzo de lo que se llamaría muchos siglos después la “reconquista”. Lo primero que llama la atención es cómo puede ser posible que un pequeño contingente de fuerzas islámicas someta la península y conviertan al islam a sus habitantes en solo un par de años, establezcan el dominio musulmán e implanten su cultura a todos sus habitantes. Bueno, como en Astérix, a todos no, sólo un reducido grupo de héroes montañeses asturianos resistió por intercesión de la virgen de Covadonga a las avasalladoras tropas árabes, siendo así el germen de la cristiandad que, casi 800 años después, acabaría expulsando a los musulmanes de la tierra hispana.
Como historieta es hasta buena. Eso sí, debemos dar por supuesto que los árabes hablan árabe y son musulmanes desde que salieron de una piedra del desierto arábigo en el camino entre La Meca y Medina. Y que son los malos, por supuesto. Y para dar realce a una “reconquista” que duró tantísimo tiempo la caballería árabe era mágica, un jinete podía arrasar y ocupar él solo nada menos que 20 km2 a la velocidad del rayo. Eran tan malos como fantásticos. Por tanto, la “reconquista” fue muy dura porque el adversario era correoso.
Esta estupidez no resiste el más mínimo análisis serio. Para empezar, gentes del desierto, llámense beduinos, árabes, sarracenos, agarenos, caldeos o nabateos han estado ahí desde tiempos inmemoriales y cada uno hablando en su lengua. El árabe clásico tal y como hoy lo conocemos se construye en Bagdad al final del siglo VIII. Los árabes no nacen con el islam. El islam es una religión derivada de El Corán que se compila también en Bagdad en ese mismo momento. Mahoma no es el padre de los árabes musulmanes que hablan árabe porque su biografía se escribe también ahí en el mismo tiempo.
Si vemos la historia de adelante hacia atrás, cualquiera ve que los árabes son musulmanes y hablan árabe. Esto es perfecto para simplificar y dar a entender que siempre fue así. Esta visión mágica que confunde consecuencias con causas lleva necesariamente al creacionismo. Si vamos atrás en el tiempo debió haber un tipo con ese perfil, como Adán, el Adán musulmán. Pues ese ese tipo fantástico era Mahoma y su paraíso terrenal son las piedras del desierto de Arabia.
Vamos a no volvernos locos con el delirio eurocentrista.
Por qué no nos preguntamos primero acerca de las coordenadas espaciotemporales. ¿Dónde está Europa en el mundo? ¿Qué pinta Europa en 711?
La respuesta es tan clara, como evidente y deprimente: Europa es el ultimo rincón del planeta. De ahí para allá está la nada. El quinto pino, vamos, para todos los efectos.
Si, ya sé. Si nos ponemos a fecha de hoy que nos hemos construido el mundo poniendo a España en el centro de todo, esto no tiene sentido sin vamos hacia atrás, pero sí lo tiene de atrás hacia adelante.
El mundo se partía en el Océano Atlántico. No había habitación humana en las pocas islas que hay en el medio, como las Azores, o Cabo Verde. Por otro lado, el Pacífico estaba poblado, isla a isla, y los amerindios vinieron de Asia, con rasgos asiáticos. De esta forma, debemos poner el mapamundi así:
Los puntos claros representan cada uno un millón de personas en 711. La gente vivía en India y China, era el centro del mundo y Europa es el extremo occidental. El mediterráneo es mucho menos importante que el golfo de Bengala o el Mar de China Oriental. Y la cultura estaba allí. Y el comercio porque su objeto estaba en China. China era el centro del comercio mundial y lo ha sido desde siempre, excepto durante el periodo de decadencia de la dinastía Qing hasta hoy. China tenía todo, inventaba todo, desarrollaba todo. Desde la seda o el té a la producción de acero pasando por el papel y la imprenta o las armas de fuego. La India en esa época acababa de pasar un momento de cultura esplendorosa y la riqueza india era tan famosa que los europeos querían llegar a ella como fuera y a los que se encontraron, sin querer por el camino, aun se les llama “indios”.
La ruta de la seda era el centro del comercio mundial. Era la ruta principal durante el imperio romano, y no solo se intercambiaban mercancías. China era la fuente del conocimiento y aquellos que tuvieron contacto con ella, como Italia al comienzo de renacimiento fue gracias a ella. Leonardo da Vinci se pasó la vida copiando libros que trajeron los chinos pocos años antes. La revolución industrial en Inglaterra sin la intervención de los chinos jamás se podría haber producido.
El ansia por el oro que embriagaba a los occidentales era solo para cambiarlo por mercancías. Los chinos tenían de todo y solo admitían oro, y después la plata mexicana, el real de a ocho, el famoso “Carolus”, la primera moneda en valer mucho más que su peso en plata, en pleno siglo XVIII. El imperio británico y el holandés se basaron en conseguir plata mexicana que la cambiaban diez veces su valor en mercancía en china, y con esas mercancías conseguían más plata. Un negocio de diez a uno.
Cuando los ingleses, presas del pánico porque China no les vendía te si no era a cambio de oro, promovieron el cultivo del opio, hicieron drogadictos a los chinos, y les vendieron opio por té. La reacción china, de la decadente dinastía Qing, se tradujo en las vergonzosas guerras del opio y acabaron con el gigante mundial. Pero ya está de vuelta, como ha sido desde siempre. Europa tuvo un momento de gloria que la llevó a creerse el centro del mundo, cuando el Imperio del Medio fue, es y será China.
En cualquier caso ¿Qué es Europa? La habita la misma raza que domina la India y habla en las mismas lenguas de la familia indoeuropea. Europa es el extremo del mundo que vivía y progresaba gracias al cordón umbilical que la unía con el centro del mundo, India y China donde vivía la gente.
Ese cordón umbilical se comienza a partir en la batalla de Nínive, cuando el imperio romano de oriente se desangra contra el imperio sasánida. La caída y muerte de Yazdegerd III supone el caos para occidente.
Ambos imperios quedan tan agotados que no tienen presupuesto para seguir matándose entre sí por lo que las tropas mercenarias quedaron sin trabajo con un imperio moribundo del que habían vivido y habían formado parte; igual que la flora intestinal descompone al cuerpo en cuanto éste deja de funcionar. Esas topas eran árabes de diversos orígenes, árabes que se apoderan del imperio sasánida y crean el suyo propio en base a unificar a todos esos pueblos desde la recién creada Bagdad dándoles una lengua unificada, una fe, la islámica mezcla de todas las herejías cristianas con elementos zoroastrianos, como las Kaabas. Y les dieron una historia y un profeta: Mahoma.
Pero mucho antes, eso pueblos habían infiltrado el imperio romano de oriente y el de occidente, descompuesto desde 476. Pueblos que hoy llamamos árabes estuvieron saqueando la península ibérica desde que Bizancio se retira de Spania y los visigodos deciden suicidarse. El canto del cisne se produce cuando Roderico se da el golpe a un estado inestable y quiere ponerse, una vez más, a reprimir a cristianos unitarios y a judíos. Los que habían regresado de su refugio en el norte de África al levantarse la represión por Egica al llegar Witiza al trono decidieron no dejarse matar y llamaron a sus hermanos al otro lado del estrecho y esa fuerza derrota a Roderico y acaba con lo poco que quedaba de reino visigótico. Un reino donde la cultura era la fe cristiana, una degradación brutal del pensamiento romano y griego. Una caricatura de civilización.
Es normal ver a los judíos haciéndose de Toledo y acabando con Oppas.
Lo que sucedió es que se abrieron las columnas de Hércules, no a gentes del Oriente que siempre entraron por el mar de Cartagena, sino bereberes en proceso de arabización que vivían justo al otro lado del estrecho.
La idea eurocéntrica da por supuestas las invasiones de los bárbaros del norte, que se asimilan a la cultura existente. Sin embargo, en Spania lo que vemos es lo mismo, salvo que son “barbaros” o sea “bereberes” del Sur y la diferencia es que poco tienen que asimilar de una Spania aculturizada. Así que se traen su propia cultura, que a poco que fuera buena era mucho mejor que la heredada del fanático Lactancio.
La clave de esto está en que los árabes cortan el cordón umbilical del Mundo con Europa y ésta se sume en la Edad Oscura.
Después ya sabemos qué sucede.
El mundo árabe florece maravillosamente porque seguía en el planeta Tierra mientras que Europa se revuelca en feudalismo, iglesia católica, ratas y peste. Europa se convierte en la paria del mundo.
Comparar la Córdoba andalusí con Aachen, la capital de Carlomagno es tan ridículo como comparar Nueva York con Guatemala City.
Carlomagno, hijo de Pipino del Breve, el mismo que usurpa el reino franco a los merovingios y negocia con el Papa repartirse el poder en Occidente gracias a la famosa falsificación de la Donación de Constantino, se hace coronar emperador romano de Occidente por el Papa; ya sabemos que en su componenda es el Papa de Roma, separado de la Iglesia de Oriente que no le reconoce, quien ya puede coronar reyes.
Este individuo quiere imponer su yugo a Spania, pero ésta reacciona inmediatamente y le manda de vuelta a su rancho en Aachen, dejando a su sobrino Roldán para carne picada lista para su uso en un poema épico, no sin dejar una zona de tampón, la Marca Hispánica que devolverá en 1258 como condados catalanes.
De esta forma, la frontera entre el reino franco y posteriores reinos cristianos trinitarios supone la frontera entre el Mundo y Europa, al igual que en el antiguo imperio sasánida. La frontera entre la Cultura y la barbarie. La carrera de los descubrimientos españoles o «as descobertas» portuguesas era para saltarse el tapón y llegar antes que los demás a India y China. Esto devolverá a Europa al Mundo, como los viajes de Marco Polo.
¿De dónde surgió el “Renacimiento”?
De las cloacas de Europa, no.
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