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Esta es la primera pregunta que un individuo hace cuando se acerca al buddhismo y las respuestas que recibe invariablemente le envían al departamento de Librería y, justo después, al de Sectas, como en una tienda departamental. Todo a gusto del cliente en el Supermercado Espiritual.
Lo que no dicen es que es un infierno con veinte puertas de entrada, y sin puerta de salida, donde siempre serás bienvenido
Lo difícil es escapar sin haber recibido demasiado castigo.
Para dar el primer paso correctamente o bien hay que saber muchísimo buddhismo o no saber absolutamente nada.
Lo primero que tienes que saber antes de meterte en algo es su utilidad. Para qué sirve. Para hacerlo corto, sirve para evitar nacer. Si evitas esto, evitas todo lo demás, que debe serte especialmente desagradable. Si te gusta estar condicionado, mal vamos. Nibbāna es la libertad absoluta, así por lo pronto.
¿Tienes espíritu de esclavo? ¿No?
Entonces sigamos.
¿Recuerdas eso de que cualquier cosa que lleve a un instante más de existencia es como la mierda que poca huele mal? Eso lo dijo el Buddha y es verdad. Así que, eso de enredar aquí no cabe. Vamos a lo que vamos.
Lo otro que debemos saber es que para liberarse, encontrar el escape del Samsara, se necesita a un experto, a uno que sepa por donde se sale. Esto es de cajón.
¿No se te ocurrirá ir a un tipo que no tiene ni idea?
Bueno, eso es lo que hacen todos. Y eso que para salir del Samsara hay que zafarse de la ignorancia, no zambullirse en ella, chapotear y hozar como cerdo.
Aquí hay dos opciones, o buscas a un experto o te haces tú mismo un experto.
En otras palabras, lo primero que tienes que decidir es si te buscas a un Buddha o te pones tú mismo a hacerte un Buddha. A elegir.
Si quieres optar por hacértelo por ti mismo, debes hacer justo eso, hacerlo por ti mismo. Solo debes contar con tus propias fuerzas, sin auxilio exterior. Además ¿Qué clase de auxilio te pueden dar los esclavos ciegos encadenados? Además de eso tienes que cumplir otras tres condiciones: irte de casa bien lejos, hacer jhānas y tener deseo de aprender.
En caso contrario, la otra opción es buscarte un Buddha. El problema es que sale uno cada mucho, pero como no puedes dejar de nacer, eso no es mucho problema. Tienes que trabajarte poder conocer a ese Buddha en una de esas vidas y que te pille siendo humano, porque si eres un perro…
O lo que es más patético, que tengas al Buddha a tu lado y estés tan pendejo que no seas capaz de reconocerlo. Un Buddha no va detrás de nadie, más bien hay que ganarse el que te ayude. El mismo Ānanda, que se pasó un montón de años asistiendo al Buddha no lo aprovechó, estaba más interesado en trapichear con las túnicas que en iluminarse.
Así le fue.
Tu trabajo es encontrar al Buddha. Es tu trabajo, no el suyo. Esto es algo importante.
Si no pones de tu parte, el Buddha no lo hará. Sabe que actúas movido por tu propio kamma y que si no estás maduro, no hay nada que hacer.
Hay millones de buddhistas en Asia haciendo méritos para encontrarse con el Buddha. Ahora veremos si lo que les gusta es acaparar méritos, como el avaro que muere de hambre por no gastar, o verdaderamente están maduros para Nibbāna.
Y de esos pelaos que van con cortinas y viven de esperar… mejor ni hablamos.
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