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Foto del escritorTomás Morales y Durán

El fracaso del Buddha

El Fracaso del Buddha: Contestación a Dhamma-Darsa Tomás Morales Lo primero de todo es la perspectiva. Si no nos colocamos en el lugar adecuado, no será posible entender el problema. Lo primero es que el Dhamma es una verdad objetiva que no depende de quien la observe, ni cuando lo haga, ni en que época lo haga. El Dhamma no es del Buddha. El Buddha lo descubrió por sí mismo sin ayuda de maestros y además tuvo la capacidad de enseñárselo a miles de personas que por sí mismas no hubieran podido encontrarlo. Esto le convierte en un Sammasambuddha. Hay tres formas de acceder al Dhamma. Una difícil, otra muy difícil y la tercera es imposible. Lo muy dificil es más dificil que lo difícil. Sin embargo, lo imposible es infinitamente más dificil que lo muy dificil. Lo difícil es el Paccekabuddhayana, el vehiculo del Buddha solitario. Lo muy dificil es el Sammasambuddhayana, el vehiculo del Buddha. Lo imposible es el Aranhatyana, o sea, llegar al arahantado siguiendo al Buddha. Analizaré los requerimentos para cada yana o vehículo: Paccekhabuddhayana: Inteligencia al nivel de Altas Capacidades Intelectuales, un CI 155-174. Trastorno Bipolar. Formación muy amplia en muchos campos diferentes y especialmente en física, informática y procedimentación. Recursos económicos suficientes para dedicarse a la exploración por años a tiempo completo. Estar solo. No tener maestro, u orientador o compañeros de viaje. Una causa suficiente para que deje su exitosa vida profesional y se ponga a explorar. Que, de alguna forma, hubiera tenido algún contacto previo con jhānas. Sammasambuddhayana: Igual que lo anterior y además: Tenga motivación para enseñar Quiera hacerlo. Sepa hacerlo. Arahantyana: No tiene especiales requerimientos ni de capacidad intelectual ni de formación. Se hace en compañía. Normalmente es a tiempo parcial, mientras se ocupa con traducciones, cursos, retiros, etc. Puede vivir de ello. Requiere de un Sammasambuddha que sea su maestro. Arahantyana: el vehículo averiado. En vista de lo anterior, el quinto punto del Arahantyana, o sea, que tenga a su disposición un Sammasambuddha, lo hace físicamente imposible puesto que en no se ha conocido ningún otro desde el mismo Buddha. Y el Buddha está muerto. Lleva muerto dos mil quinientos años. Y un maestro muerto no enseña. Y un arahant no puede alcanzar la iluminación sin un maestro totalmente iluminado. Esta evidencia es sistemáticamente ignoraa por la práctica totalidad de los practicantes del Buddhayana en el mundo. Sin embargo, el Buddhayana subsite mediante estos parches: Negacionismo. Lo más habitual es negar la iluminación asimilándolo a un mito. Pontifican que es algo para alcanzar, pero en miles de vidas. Mientras tanto se han fabricado religiones más o menos devotas donde el altruísmo, la generosidad y la compasión se venden como marca. Otros Maestros. Muchos otros aseguran que es necesario contar con un maestro que enseñe los secretos esotéricos del Buddhayana. Así, adoptan a un hombre corriente al que le adornan con cualidades diversas. Éstos son los que peor lo llevan, están cometiendo uno de los seis grandes males actos, cometéndolo en la ignorante seguridad de que hacen algo “bueno”. El Buddha ausente. Y luego están los que piensan que tener una idea vaga del Buddha, un maestro mítico, les vale. Recuerdan en su metodología al más famoso “maestro” fantasma telépata judío: el tal Jesucristo. Es por ello que en Occidente esta via sea tan popular, ya que vienen culturalmente adoctrinados. El maestro es el Pāli. Estos dicen que la doctrina del Buddha es suficiente, que en los miles de suttas está todo lo que el maestro pudiera haberles dicho. Así que se embarcan en la tarea de estudiarlos palabra a palabra, con el convencimiento de que así es como se hace, que no hay otra forma, y que es el modo de alcanzar la iluminación. De esta forma cambian al maestro por textos. La wikipedia está accesible a miles de millones de personas. No hay miles de millones de sabios. Los suttas están accesibles a miles de millones de personas: no hay miles de millones de iluminados. Esta clase de pensamiento mágico no necesita más aclaración, pero la haré: El Dhamma es qualia Volvemos a la definición de arriba: “Lo primero es que el Dhamma es una verdad objetiva que no depende de quien la observe, ni cuando lo haga, ni en que época lo haga.” El Dhamma se observa. No se estudia. El Buddha ya lo estableció en varios suttas y principalmente en uno de sus discursos más célebres y más recitados: el Kalama Sutta. Ahí deja claro que recurrir a doctrinas, o a la tradición o al mismo Buddha es inválido: sólo sirve la propia experiencia. ¿Por qué aquí la erudición es estéril? El Dhamma se experimenta, es un qualia. Y los qualia son inexpresables por definición. Solo entre dos personas que la hayan experimentado el mismo qualia es posible su comunicación. El Dhamma es comunicabel entre ariyas sin dificultad a pesar de la distancia y del tiempo. La situación actual del Dhamma del Buddha Los suttas del Buddha nos han llegado a partir de dos ramas diferentes: los agamas chinos y los nikayas pāli. Los agamas chinos son más antiguos y con origenes geográficos diferentes lo que les da una gran verosimilitud. Además el chino antiguo aún se estudia en secundaria de países como Taiwan, y puede ser perfectamente leído por alguien que conozca esta antigua lengua. Sin embargo, a pesar de su gran popularidad, la historia de los nikayas pāli, es más sombría. El pāli no es la lengua que usó el Buddha, sino una lengua creada ad-hoc para contener las escrituras. Además, su uso está supeditado a sus gramáticas que datan de los siglos XII-XIV DEC, o sea, son muy modernas y además, se basan en casos muchos de ellos basados en los Comentarios, que son el intento de forzar a los suttas a que refrenden el engendro escolastico llamado Abhidhamma, creación tardía de la que se tiene primera noticia en el mal llamado “tercer concilio” que agrupó a un puñado de sectas de India. Este refendo se basa principalmente en traducciónes interesadas de términos clave. Tan poco fiable resultó la tradición Nikaya el más famoso editor pāli, Achrariya Buddhaghosa, antiguo brahmin indio reconvertido en editor cingalés del siglo VI, usa los agamas y no los nikayas como fuente. Hoy día las traducciones son malas, las gramáticas con malas, y las mismas palabras pāli no conocemos su origen. Aunque quienes hubieran transmitido los suttas fueran arahants perfectamente iluminados, aunque los que lo escribieron los suttas fueran arahants perfectamente iluminados, aunque los traductores de esos suttas fueran arahants perfectamente iluminados, si el que lo lee no es un arahant perfectamente iluminado, la comunicación tendrá errores. Si quienes hubieran transmitido los suttas fueran arahants perfectamente iluminados, si los que lo escribieron los suttas fueran arahants perfectamente iluminados, si los traductores de esos suttas no son arahants perfectamente iluminados y el que lo lee no es un arahant perfectamente iluminado, la comunicación será muy difícil. Si quienes hubieran transmitido los suttas fueran arahants perfectamente iluminados, si los que lo escribieron los suttas no fueron arahants perfectamente iluminados y si los traductores de esos suttas no eran arahants perfectamente iluminados y el que lo lee no es un arahant perfectamente iluminado, la comunicación será imposible. Si quienes hubieran transmitido los suttas no fueron arahants perfectamente iluminados y los que lo escribieron los suttas no fueron arahants perfectamente iluminados y los traductores de esos suttas no eran arahants perfectamente iluminados y el que lo lee no es un arahant perfectamente iluminado, la comunicación no se da. El papel de las jhānas en la recuperación parcial del mensaje Sin embargo, Si quienes hubieran transmitido los suttas no fueron arahants perfectamente iluminados y los que lo escribieron los suttas no fueron arahants perfectamente iluminados y los traductores de esos suttas no eran arahants perfectamente iluminados y el que lo lee es alguien maestro en jhānas, la comunicación es reconocible y si el sutta es falso se detecta inmediatamente. La maestría en Jhānas es fundamental en la comprensión del los suttas. En ese estadio aun no puedes ver la dimensión completa del Dhamma, pero sí puedes entrever el mensaje que aporta cada sutta. En diversas ocasiones, el Buddha advirtió que si la práctica de la concentración correcta se perdiera, el Dhamma se perdería con ella. Y ser maestro en Jhānas, dentro del marco de la realización es prácticamente el primer paso dentro del mismo. No estamos hablando de grandes exigencias. No estamos hablando de ariyas, solo practicantes correctos. Tanto es así, que en el esquema de traducción del pāli a español, resulta invaluable añadir a final un análisis semántico a la traducción formal en cinco pasos. Reescribir el sutta dándole el sentido que tiene, de forma que el mensaje quede explícito, en lugar de empañado en vulgares traducciones literales que a duras penas son capaces de sostener un texto coherente. Aún más. Se da el caso que a partir de una traducción del inglés más o menos acertada, pasada por un traductor automático, un maestro en jhānas puede reconstruir el mensaje, al menos para que sea reconocible. Aún más. Si quien lo reconstruye es un anagami incluso puede reescribirlo de forma que su significado y sus implicaciones en el marco general del Dhamma queden claras a la vista de cualquiera que lo lea. Siendo esto así, lo lógico es realizar jhānas antes de ponerse a estudiar las técnicas de traducción. Así, los vicios históricos que las gramáticas arrastran son detectados y subsanados en el momento de usarlas. Sin embargo, sin razón aparente, existen individuos no realizados que traducen y venden sus traducciones y la gente las compra y las sigue. Y existen individuos no realizados que, en base a esas dudosas traducciones pontifican acerca del Dhamma, diciendo qué es y qué no es Dhamma. Es por esto que la erudición es estéril. El Dhamma inservible El Dhamma del Buddha (la visión que el Buddha dio a conocer del Dhamma que descubrió) no ilumina. No sirve. Es un instrumento estéril. La única utilidad real que tiene es que sirve para ser reconocido, repito: re-conocido. Es decir, una vez conocido puede ser reconocido leyendo los suttas. Es una herramienta a posteriori. Por lo que ni es herramienta ni es nada. Solo sirve para poner etiquetas a la experiencia de forma que la gente que no ve, que no conoce que no experimenta, pero sabe de suttas, sepa de qué les hablas. Pero a esas alturas el Dhamma ya es visible y las formas de describirlo son mucho más eficaces usando terminología actual que terminología india prehistórica. De forma que el Dhamma expresado en términos de Física Estadística es inmediatamente reconocido por Fïsicos, Ingenieros, Informáticos y personas con formación matemática. Y mucho más rico. Los símiles arcaicos a los que el Buddha tuvo que recurrir porque en su momento cultural el conocimiento era primitivo resultan a veces patéticos. Por ejemplo, el término piti. Se traduce como placer. Y placer se traduce como “la sensación que siente el viajero que se ha perdido en el desierto y ve a lo lejos un oasis de aguas cristalinas donde poder descansar y calmar su sed”. No se puede negar que es poético pero patético. Hoy día, esa sensación se describe como la experimentación de la dopamina en un cerebro sano. El primer símil sirve para pregunta de examen en una universidad buddhista thailandesa. El segundo sirve para pregunta de examen en una universidad seria. Y además, para poder hacer examenes de EEG y TAC a los practicantes y verificar que realmente lo están experimentando y a qué nivel. Un Buddha bipolar El Buddha tenía fases de depresión que alternaba con fases de euforia. El se sabía un Sammasambuddha, pero lo que también veia eran su limitación: a él no le era difícil producir arahants. A miles. Sin problema. Pero un Sammasambuddha no puede producir otro Sammasambuddha. Así, a su muerte, no le dejó su Sangha a nadie (no había un solo maestro en el grupo). Y esto se avala además con la historia de Subadda, también en el Mahaparinibbāna sutta: interrumpe su proceso mortal para enseñarle.., pero si tenía allí mismo a miles de arahants… ninguno le podía enseñar al asceta… O sea, él previó en numerosos suttas que, a su muerte, su Dhamma se corrompería y sería sustituido por dhammas negros de bellas palabras que conducirían a la gente al infierno. Se resitió a ello y formó un Sangha para que, al menos, el Dhamma descubierto se prolongaran en un tiempo en el que la escritura no existía y si no contabas con varios centenares de arahants (gente con todos los qualia) la transmisión del Dhamma se corrompería. Y así fue. El tiempo que transcurrió entre la muerte del último arahant y el primer cisma fue cortísimo. Y aquí nos encontramos que, (las cifras son las que la tradición folklórica theravadin maneja) desde el 404 AEC del primer cisma y el 94 AEC de la primera versión escrita en cingalés, pasó el Dhamma más de tres siglos vagando de boca a oreja de gente que no entendía lo que estaba transmitiendo. Y, además, en Sri Lanka se escribe en cingalés y posteriormente se pasa a un idioma hecho ad-hoc para estos textos: el Pāli. Y además, son reeditados por Buddhaghosa otros seis siglos después y, qué curioso, no usa los Nikayas… usa los Agamas, tal como confiesa en el prólogo del Gran Comentario. Y nada menos que otros siete siglos más tarde aparece la gramática Pāli más antigua de las tres que usamos los traductores. La situación actual El Arahantyana está cerrado, al no vivir el Buddha. Ahí están los datos: ¿cuántos iluminados produce este vehículo considerando que cuenta con cerca de 500 millones de adeptos? Cuando el célebre rey Rama IV de Siam hizo el cálculo, después de una intensiva búsqueda de 29 años, la cifra fue elocuente: “0”. Así que proclamó oficialmente que los logros espirituales ya no eran posibles en estos tiempos. Sin embargo, una cola que no se mueve resulata siempre ser un espléndido negocio. Puedes pasarte la vida viviendo del cuento como lo hacen los sacerdotes católicos, solo con negar la iluminación o posponerla a otra vida… lo que relaté antes. Caldo de cultivo para estafadores, vendedores de suerte, traficantes de personas, blanqueadores de dinero, traficantes de drogas, traficantes de armas, genocidas de rohinghas, etc. en resumen, las actividades propias del clero theravadin que todos conocemos…, desde bendiciones de campos de cultivo desde su jets privados pasando por la lavadora de dinero más grande del mundo, más grande aún que el mismísimo estadio Santiago Bernabéu. El Circo de la propaganda Y aquí de poco sirve mirar para otra parte, porque ese dinero sucio es el que mantiene los monasterios occidentales, deficitarios por sí mismos, cuya función real es servir de venta de imagen de los regímenes corruptos del sudeste asiático, y dar así una imagen de compasión, bondad, equilibrio a los occidentales que cuando les dices la palabra buddhismo no ven la miseria de los campos de exterminio de Camboya, ni los niños rohingyas masacrados en los márgenes de los ríos, ni las niñas prostituídas de la calles de Bangkok, ni de los niños esclavos en los buques factoría pelando gambas hasta que cumplen once años y los arrojan por la borda, porque sus manitas son demasiado grandes. Esa es, hoy, la función real de tanto mendigo occidental post new age que se mete en monasterios theravadines. Ser parte del circo de propaganda de los regímenes más que corruptos que pagan las necesidades de sus monasterios, mientras ellos creen que estudian dhamma, que practican dhamma, que son algo o alguien en el dhamma. Y lo son. Son los pontífices de lo que le Buddha llamó dhamma negro, el dhamma corrompido, el dhamma que conduce inexorablemente al infierno. Curiosamente, y es un hecho comprobable, aquellos bhikkhus que están recien ingresados puede ser recuperados hacia la práctica correcta. Los más viejos, atenazados por un kamma pesado que le ahoga, ya no pueden ver ni su situación ni la salida a su situación, y todo lo embarran y todo lo corrompen. El Dhamma es algo más que el Dhamma del Buddha Una vez visto que el Dhamma del Buddha fracasó y que no hay más, es hora de darse cuenta que el Dhamma trasciende todos estos “detalles”. El Paccekhabuddhayana sigue disponible las 24 horas, como las farmacias de guardia. Y es un camino recto, directo al corazón del Dhamma. Pero no es un camino para no aptos. Para los seres corrientes solo queda esperar que algún paccekabuddha, después de haberse reallizado completamente, tenga la misma conversación con aquel brahma que tuvo el Buddha y le convenza de perder su ahora valiosísimo tiempo en enseñar a gentes con menos polvo en los ojos, porque la gente con mucho no merece la pena ni plantearlo. Y ya sabes. En cualquier caso, el Samsara sabe esperar.

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