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Foto del escritorTomás Morales y Durán

El Efecto Tequila

Existe un consenso generalizado en ocultar la existencia de un loco budismo que representa nada menos que al 46.4% de los budistas en el mundo, nada menos que casi 250 millones. Prácticamente la mitad. Casi nada.

Países con las mayores poblaciones budistas a partir de 2010

PaísPoblación budista % país

% mundoChina

244,130,00018.2%

46.4%Tailandia

64,420,00093.2%

12.2%Japón

45,820,00036.2%

9.4%Myanmar

38,410,00087.90%

7.3%Sri Lanka

14,450,00069.3%

2.8%Vietnam

14,380,00016.4%

2.7%Camboya

13,690,00096.9%

2.9%Corea del Sur

11,050,00022.9%

2.1%India

9,250,0000.8%

1.8%Malasia

5,010,000

19.8%

1%Subtotal para los diez países

499,465,520

18.1%

94.9%Resto del mundo

26,920,000

0.7%

5.1%Total mundial

526,373,0007.3%

100%

Esto contrasta escandalosamente con la presencia en Occidente de cultos absolutamente tangenciales como el lamaísmo (que incluye al budismo tibetano) que tan solo cuenta con 20 millones de practicantes repartidos por toda Asia.

Esto no es casual. Efectivamente obedece a intereses políticos bastardos interesados en presentar al budismo como algo “bueno” y “deseable”, pero aún más interesado en mantener la tesis de “China = mala”. Asi que si el budismo tibetano es un movimiento político que recurre incluso al terrorismo en su lucha contra China su budismo, no ya el lamaísmo sino específicamente el budismo tibetano es “bueno”.

Este es el mundo en blanco y negro que nos presentan desde Hollywood financiado por el Departamento de Estado. Como la realidad realmente no le importa a nadie porque todos son unos pendejos que compran lo que se les vende, se explica este extraño fenómeno. No se ve la montaña porque lo oculta un montículo de hormigas.

Y no es por defender lo indefendible, que aquí todo entra dentro de esta categoría, pero no se puede alegar, bajo ningún rubro que el budismo chino sea “peor” que cualquier otro, lo que sí resuelta es que es diferente.

Diferente porque es muy rico tanto en historia como en tradiciones, escuelas y sectas. Incluso en importancia mundial. De él se deriva todo lo que hoy se dice “Mahāyana” incluyendo el Zen japonés, el Seon coreano y el budismo vietnamita, entre otros.

También porque los textos más antiguos que se conservan están en chino tradicional antiguo una lengua que incluso hoy día se estudia en secundarias de China y Taiwan, los célebres “Agamas chinos”, escritos varios siglos antes que los Nikayas pāli.

Es curioso que habiendo una mayoría de budistas en Occidente que se califican como mahāyāna, ignoran totalmente al budismo chino. Es como decirse católico e ignorar la existencia del Vaticano.

También es diferente porque China no fue invadida o colonizada por Occidente ni tuvo que enfrentarse a la cristianización que obligó a países como Sri Lanka o Thailandia a emprender reformas radicales para acomodarse al gusto occidental y no aparecer como bárbaros. Sri Lanka, matriz histórica del buddhismo Theravada encargó esa renovación a los propios norteamericanos que desde la teosofía reformaron y pusieron a su gusto al budismo que hoy se practica allí.

El caso de Thailandia es parecido. Como el Theravada es parte de administración pública el rey no podía permitir que los agresivos misioneros evangelizadores le desmontaran su religión de Estado, desmembrando así el poder real en su propio territorio. Como la situación del budismo en Siam era inenarrable a finales del siglo XIX, el rey Rama IV lo reforma y llega hasta hoy convertido en una especie seguro social que sirve para acoger a menesterosos, ancianos sin familia y a presos con condenas leves. Con una fianza y dos bendiciones cualquiera puede convertirse en monje y vivir del cuento. Hasta ahí la reforma, porque siguen con lo de siempre, vendiendo suerte, superstición, y dedicándose a seguir escrupulosamente unas reglas del Vinaya que los convierten en lo contrario de lo que sería razonable esperar.

Lo de Laos es especial. Los monjes trabajan para el gobierno, y a temporadas son comunistas y en otras, cuando el Estado se desvanece, son emigrantes a países más ricos donde les dan mejor de comer, como Thailandia.

Es de especial mención el caso de Myanmar, la antigua Birmania. Este ha sido un estado fallido desde que se tiene noticia de él. Se compone en una miríada de etnias en conflicto permanente entre ellas y todas contra el gobierno militar. Lo único que tienen en común es el miedo a los militares y que son budistas. Birmania es uno de los tres países más cerrados del mundo, incluso más que Corea del Norte. La civilización les entró con los británicos que ocuparon violentamente el territorio y con los japoneses que fueron violentamente a visitar a aquellos. Una vez devastado, aún más si cabe, el país logra su independencia y se cierra en sí mismo para dedicarse a su principal afición: las guerras civiles. Sin nada que ofrecer al mundo, se encerró en sí mismo.

En esto que los New Ages de la década de los 50’s tuvieron el arrojo y la valentía de penetrar en su territorio a la búsqueda de técnicas maravillosas de meditación perdidas hace siglos y que suponían que deberían encontrar hurgando en el lugar más remoto de la Tierra. Buscando la raíz del budismo entre selvas inexploradas portaron con ellos algo que los nativos realmente valoraban: dólares americanos.

No tardaron mucho en entender que esos extranjeros pagaban porque les enseñaran técnicas de meditación. Así que, sin pensárselo dos veces, se inventaron una sobre la marcha que ofrecieron a sus visitantes y que les encantó. Es lo que hoy conocemos como meditación vipassana, que dio lugar al establecimiento de varias cadenas de centros de meditación en todo el mundo y que hoy día es una cuestión de Estado porque representa la imagen “amable” de un país violento dedicado últimamente a escandalizar al mundo exterminando rohingyas. Un budismo a medida del gusto occidental.

El Zen japonés se resiste a calificación. Al ser una religión étnica mezclada con el animismo sintoísta tiene rasgos propiamente nacionales. Incluso existe una secta racista y ultranacionalista que usa el budismo para expandir su poder. Solo con ver el comportamiento “compasivo” de la invasión japonesa en Asia en la segunda guerra mundial, el trato a las esclavas sexuales coreanas y su negativa rotunda a pedir perdón, es suficiente para ubicarlo.

La derrota japonesa y la posterior colonización cultural y económica norteamericana sirvieron para trocar el beisbol por el Zen, un Zen reelaborado al gusto occidental.

Nos podemos ir a otros budismos como el tibetano, que lo que vende es puro folklore étnico muy del gusto gringo. Bodhisattvas bailando junto a demonios de brillantes colores que “representan” leyendas ancestrales oídas en tradiciones en las montañas más altas del mundo, recién compuestas a demanda del cliente. Y, como no puede ser de otra forma, caro, muy caro porque el norteamericano solo valora lo que le cuesta mucho dinero.

A nadie se le ocurriría presentar el tantra tibetano en una reunión de devotos occidentales, bebiendo sangre humana recién extraída de chavales siervos sin derecho a nombre en cráneos humanos. Eso no vende, asi que no lo hacen, o al menos, no lo ofrecen en el catálogo general.

En resumen, hasta aquí, podemos afirmar que el budismo se prostituyó para sobrevivir a la invasión cultural, económica y religiosa occidental.

Y podemos afirmar, sin equivocarnos, que el buddhismo hoy ha llegado a convertirse en una religión occidental derivada de la teosofía de la Nueva Era, tanto en Occidente como en Oriente.

Pero China es otra historia.

Una historia que Occidente no quiere ni mirar.

     El budismo entró en China unos pocos siglos después del fallecimiento del Buda, en un momento en que el confucianismo y el taoísmo eran las religiones predominantes en un país que era tan grande como un continente y rivalizaba con la India en la antigüedad histórica y el pluralismo cultural. En las primeras fases de su entrada, el budismo no encontró muchos adeptos en China. Pero en el siglo II dC, ayudado en cierta medida por la simplicidad de su enfoque y algunas similitudes con el taoísmo, logró ganar un punto de apoyo firme y adquirió un número considerable de seguidores.

La llegada de muchos nuevos eruditos budistas del subcontinente indio y Asia central, como An Shih-Kao, un monje Parthiniano, y Lokakshema, un monje Kushana de Asia Central dio un impulso a la nueva religión que tenía muchas características atractivas además de una organización acercamiento al estudio y búsqueda de la religión. Durante el mismo período, muchos textos budistas fueron traducidos del pali y el sánscrito al chino.

El colapso de la dinastía Han alrededor del año 220 d. C. fue seguido por un período de confusión que continuó afectando a la sociedad china durante los siguientes 350 años. Durante este período, el confucianismo y el taoísmo cedieron gradualmente su lugar al budismo. Los nuevos gobernantes mongoles de China de la dinastía Wei del norte y algunos gobernantes del sur como el emperador Wu encontraron en el budismo una gran oportunidad para demoler el antiguo orden y establecer uno nuevo. Como resultado del Siglo 6 DC, China se estaba uniendo con millones de monjes budistas y miles de monasterios.

Durante este período turbulento en China, se produjeron dos acontecimientos importantes en el budismo. Un grupo que consistía principalmente en la nobleza sofisticada se basaba en los aspectos filosóficos y místicos del budismo, mientras que el otro grupo dominado por la gente rural seguía al budismo en sus propias formas supersticiosas y simples impartiéndole en el proceso un peculiar carácter chino.

Durante este período, muchos eruditos budistas llegaron a China desde el este y trabajaron desinteresadamente para hacer del budismo una religión masiva. Entre ellos se destacaron los eruditos como Dharmaraksha (siglo III dC) Kumarajiva (siglo IV dC), quienes obtuvieron una serie de textos budistas traducidos al chino. Por esta época, China produjo sus propios eruditos budistas eminentes con una visión extraordinaria como Seng-Chao, Tao-Sheng y Fa-hsien, quienes también contribuyeron ricamente al crecimiento del budismo en China a través de sus traducciones.

Entre el siglo VI dC y el siglo X dC, China fue gobernada por las dinastías Sui y T’ang, que también eran patronos del budismo. Durante este período, el budismo alcanzó sus gloriosas alturas en China. Al mismo tiempo, también comenzó el proceso de degeneración. Muchos monasterios budistas recurrieron a negocios serios y se dedicaron a la agricultura, el comercio y el préstamo de dinero para su propio beneficio, descuidando el lado espiritual de sus responsabilidades. Extrañamente, de una manera muy poco característica, los monasterios budistas cultivaron las tierras de cultivo, corrieron molinos y prensas de aceite utilizando mano de obra esclava y monjes de bajo rango y atesoraron grandes cantidades de piedras y metales preciosos. También se dedicaron a la intermediación de peones y préstamos de dinero.

Muchas nuevas escuelas de budismo también surgieron en China durante este período. Cada escuela derivó su autoridad de algún antiguo texto o doctrina budista. Algunas de estas escuelas se extendieron a países como Corea y Japón y contribuyeron al surgimiento del budismo como la religión predominante.

La caída del budismo comenzó durante el reinado de un emperador chino Wu-Tsung (841-847). Probablemente al darse cuenta de la codicia que caracterizaba a muchos monasterios, ordenó la destrucción general de todos los establecimientos budistas y el regreso de todos los monjes y monjas budistas a la vida laica. Esto sacudió los cimientos del budismo aunque no lo destruyó. El emperador Wu desmanteló los monasterios codiciosos, probablemente para llenar sus propios cofres, pero no el budismo. Sin embargo, sus acciones definitivamente revirtieron las fortunas del budismo en China y sembraron las semillas de su declive.

Desde el siglo XI en adelante, China fue testigo del resurgimiento del confucianismo y la reactivación del interés de las personas en sus religiones tradicionales. Por sus propios excesos y el descuido de sus deberes primarios, los monasterios budistas se convirtieron en los factores contribuyentes a la disminución de la popularidad del budismo. Durante el mismo período, el budismo se enfrentó a tremendos desafíos por la creciente popularidad del brahmanismo y las políticas agresivas de los gobernantes islámicos del subcontinente indio.

Estos nuevos desarrollos en la tierra de Buda tuvieron un impacto directo en las fortunas del budismo en China ya que durante un período muy largo los monjes del subcontinente proporcionaron una fuente recurrente de inspiración e información a sus hermanos en China. Esta disminución contribuyó en gran medida al debilitamiento de las normas en el reclutamiento de monjes y al surgimiento de algunas escuelas decadentes de budismo. Estas escuelas se desviaron de las reglas originales prescritas por el Buda para la disciplina monástica entre los hermanos y enfatizaron la necesidad de explorar el lado más liviano de la vida en la práctica del budismo en lugar del dolor y el sufrimiento. Un ejemplo prominente fue la aparición de Pu-Tai, o el Buda de la risa. No era más que una versión decadente del exaltado y venerado Buda Maitreyi.

La dinastía Yuan que llegó al poder en 1280 adoptó el lamaísmo como su religión de estado. Fue la versión tibetana del budismo que ganó ascendencia en el país montañoso después de la aparición del budismo Vajrayana en el este de la India. Durante este período también surgieron algunas escuelas secretas de budismo en China. Creían en el futuro advenimiento de Maitreya y la aparición de un nuevo orden mundial. Estas escuelas practicaban artes marciales como el Kung-fu y, a veces, se permitían las mezquinas políticas de los caudillos locales.

Aunque el budismo perdió la mayor parte de su dinamismo y vitalidad en el siglo XX, continuó floreciendo en China hasta el advenimiento del comunismo. Como es bien sabido, el surgimiento del comunismo hizo sonar la sentencia de muerte del budismo. El gobierno comunista de China logró oficialmente poner fin a la práctica de la religión mediante la abolición de todas las formas de culto público y el cierre de todos los monasterios.

Los excesos de la revolución cultural pusieron fin a las esperanzas de los seguidores del budismo sobre su resurgimiento. Hoy el budismo en China es una reliquia del pasado, un antiguo monumento que ha sido devastado y destrozado por el choque de clases y las nociones ideológicas. Es realmente difícil decir cuánto tardaría el ciclo del Dhamma en recuperar su supremacía y si alguna vez pasaría.

Un dibujo budista raro de China Una rara pintura de Buda del siglo XV de China, la dinastía Ming


Escuelas chinas del budismo

Las principales escuelas de budismo que florecieron en China fueron:

  1. La escuela de Vinaya (Lu-tsung)

  2. La escuela realista (Chu-she)

  3. La escuela de los Tres Tratados (San-lun)

  4. La escuela idealista (Fa-hsiang)

  5. La escuela Mantra o Tantric (Mi-tsung o Chen-yen)

  6. La escuela Avatamsaka o adorno de flores (Hua-yen)

  7. La escuela T’ien-t’ai o White Lotus (Fa-hua)

  8. La escuela de la tierra pura (Ching t’u)

  9. La escuela Dhyana (Ch’an)


  1. La Escuela Vinaya (Lu-tsung): Como su nombre lo indica, esta escuela se concentró en la disciplina monástica (Vinaya) de los monjes budistas y se adhirió estrictamente a lo que se debe y lo que no se les prescribe en el Vinaya Pitaka. Se dice que esta escuela fue fundada por Tao-hsuan en el siglo VII dC


  1. La escuela realista (Chu-she): esta escuela se inspiró en el Abhidhamma Kosha de Vasubhandu (316-396), un monje indio basado en Peshawar que originalmente era un Sarvasthivadin y fue fiel a las enseñanzas originales del Buda. Con el tiempo se convirtió en una parte de la escuela idealista de los últimos días.


  1. La escuela Three Treatises (San-lun):Esta escuela siguió las enseñanzas de los sutras Madhyamika del famoso monje budista del sur de la India, Nagarjuna, quien es recordado por la historia por su Sunyavada o la teoría del vacío absoluto. Su aproximación a las nociones de la realidad se asemejaba a la idea Upanishadic del no-ser y las doctrinas del Advaita o escuelas no dualistas del hinduismo. Sus ideas fueron llevadas a China por Kumarajiva (549-623) a través de la traducción de los Sutras, que luego se expusieron en forma de comentarios de Chih-Tsang (549-623). Chih-Tsnag argumentó en una de sus obras que sería posible comprender las verdades metafísicas solo a través de la negación de las cosas en vista de las limitaciones de la mente para comprender la realidad trascendental. Esta escuela también se inspiró en Shata Shastra (Los tratados de las Cien Escrituras) de Aryadeva. Con la aparición de la escuela idealista, esta escuela sufrió un declive. Más tarde fue revivido en el siglo VII dC por un monje indio llamado Suryaprbhasa.


  1. La escuela idealista (Fa-hsiang): Esta escuela se fundó sobre los ideales de la escuela Yogachara de Vasubhandu como se expone en su Vimsatika-Karika o el Libro de los Veinte Versos. La escuela se hizo popular gracias a Hsuan-Tsang (596-664) que viajó a la India en el siglo VII para recopilar textos budistas originales y traerlos de vuelta a China. Hsuan Tsang era un monje aventurero que combinaba en sí mismo los rasgos de un monje y un viajero inveterado. Sin desanimarse por la tarea que le esperaba e impulsado por su objetivo de ver la tierra del Buda, Hsuan-Tsang viajó a la India por una ruta tortuosa a través de la Ruta de la Seda a través del terreno pernicioso de las fronteras nor occidentales, y llegó a la Universidad de Nalanda en el este de la India después de una gran dificultad. Pasó un tiempo considerable allí en el estudio de la filosofía Yogachara bajo la guía de un maestro llamado Silabhadra. Desde allí fue a la corte del famoso rey indio Harshavardhana, que era un gobernante poderoso pero generoso de su tiempo y gobernaba partes del norte y el este de la India. Desarrolló una gran simpatía por el monje chino e insistió en que permaneciera en su corte durante varios años. Hsuan-Tsang cumplió con la petición del rey y se quedó en su tribunal por unos años antes de reanudar su viaje. Regresó a China después de muchas dificultades y logró llevar consigo una gran colección de unos 650 textos budistas y algunas reliquias del Buda. Pasó el resto de su vida en la traducción de los textos y en la difusión de las enseñanzas de Vasubhandu. A pesar del hecho de que las traducciones que él arregló no eran de una calidad superior, Hsuan-Tsang se ganó un lugar en la historia de China gracias a su contribución única al desarrollo del budismo chino. A través de su familiaridad con las enseñanzas de Vasubhandu, hizo de la Escuela Idealista una de las escuelas de budismo más populares en la antigua China.


  1. La escuela mantra o tántrica (Mi-tsung o Chen-yen): esta es la versión china del budismo tántrico. Floreció en China durante menos de cien años, comenzando con la llegada de Subhakarasimha (637-735) desde la India durante el reinado de la dinastía T’ang. Subhakarasimha tradujo el Sutra Mahavairochana que expuso las enseñanzas tántricas. Otros dos monjes que desempeñaron un papel clave en el crecimiento del budismo tántrico en China fueron Vajrabodhi (670-741) introdujo el concepto de Mandalas a los chinos, mientras que Amoghavajra dijo haber iniciado tres emperadores T’ang en el tantrismo. la escuela tántrica del budismo creía en magia, conjuros, dibujo de mandalas, lanzamiento de hechizos y rituales elaborados ya menudo secretos. La escuela fue luego reemplazada por el lamaísmo, que era una versión más popular del tantrismo.


  1. La escuela Avatamsaka o adorno de flores (Hua-yen): Esta escuela floreció en China durante aproximadamente 200 años, a partir del siglo VII dC y atrajo la atención de la famosa emperatriz Wu (690-705). Se basó en las enseñanzas de Buda que figuran en el Avatamsaka Sutra. Los seguidores de esta escuela creían que el sutra contenía las enseñanzas más complejas del Buda, no comprensibles para los seguidores ordinarios. La escuela Avatamsaka expuso una visión cósmica del universo que contiene los dos aspectos principales de la realidad, a saber, li y shih, un enfoque que se asemeja en cierto modo al concepto de Purusha (espiritual) y Prakriti (físico) del hinduismo, adoptado más tarde. por las escuelas tántricas. También creía que en todos y cada uno de los aspectos, la realidad cósmica reflejaba las mismas relaciones y el mismo equilibrio de fuerzas, lo que significaba la verdad última de uno en todos y todos en uno. La escuela fue fundada por Tu-shun, cuyo comentario de Avatamsaka, conocido como Ha-chieh Kuan, (Contemplando el Dharmadhatu) proporcionó los antecedentes necesarios para el surgimiento de esta escuela en el mundo budista. Le siguieron cuatro patriarcas, Chihyen (602-668), Fa-tsang (período exacto desconocido), Chiangling (738-838) y Tsung-mi (780-841).


  1. La escuela T’ien-t’ai o White Lotus (Fa-hua): Al igual que la escuela Avatamsaka, la Escuela del Loto Blanco también se basó en las enseñanzas más elevadas del Buda, pero en comparación con la primera, proporcionó una visión más elaborada de la realidad cósmica. Fue fundado por un monje chino llamado Chih-i (538-597) que vivía en la provincia china de Chekiang, y formó sus doctrinas sobre la base del Saddharma-pundarika sutra, un antiguo texto budista, que él creía que era el vehículo de todas las otras verdades. Según esta escuela, Truth operaba desde tres niveles o aspectos. En un extremo estaba el vacío o vacío, el desconocido o el no yo, sobre el cual no se podía especular mucho excepto hablar en términos de negación y negación. En el otro extremo estaba la temporaridad, que en realidad era la nada, pero que se manifestaría temporal o momentáneamente debido a la actividad de los sentidos, como una especie de ilusión o como una imagen en la pantalla de la película. El tercer nivel es un estado intermedio, «medio» para nuestro entendimiento, pero no necesariamente medio, «diferente» para nuestro entendimiento pero no necesariamente diferente, porque los une y los presenta juntos como la Verdad más Alta. Estos tres niveles de verdad tampoco están separados ni son diferentes entre sí. Son los aspectos de la misma realidad, que es universal y omnipresente. La escuela abogó por la práctica de la concentración y la comprensión (chih y kuan) para comprender la fugacidad de las cosas y alcanzar la Mente de Buda en la que los tres aspectos de la Verdad mencionados anteriormente residen en perfecta armonía. Chih-i dijo que se había vuelto muy popular durante su vida y llamó la atención del emperador que donó los ingresos de un distrito para el mantenimiento de su monasterio. The While Lotus School se introdujo en Japón en el siglo IX dC y se hizo popular como Tendai.


  1. La escuela de la tierra pura (Ching t’u): Esta escuela fue fundada por Hui-yuan (334-416), quien originalmente era taoista. Estaba basado en las enseñanzas de la escuela Mahayana y la creencia en los Bodhisattvas, los seres más elevados, que estaban al lado del Buda en el orden ya solo un paso de la salvación, pero posponían su propia salvación por el bien de los demás. Esta escuela adoraba a Amitabha y buscaba su gracia para la liberación de este mundo bajo la noción de que la salvación no podía ser ganada por los propios esfuerzos (jiriki) sino con la ayuda del otro poder (tariki), la gracia de Amitabha. La escuela practicó las formas devocionales de adoración y el canto regular de O-mi-to-fo (la representación china de Amitabha) como el medio para la salvación. Siguió las enseñanzas contenidas en los sutras Sukhavati-vyuha, más pequeños y más grandes.


  1. La escuela Dhyana (Ch’an): Esta fue la más popular de las escuelas chinas de budismo, que se hizo popular en Japón y más tarde en el oeste como el budismo zen. Chan era una «forma de ver la naturaleza del propio ser». (DTSuzuki). Aunque fue introducido en China por un monje hindú llamado Bodhidharma, alrededor del año 520 dC, Chan fue esencialmente un producto del carácter chino, que a diferencia del indio, evolucionó a partir de la filosofía de la vida práctica y realista. Chan rechazó el aprendizaje del libro como la base de la iluminación, dejó de lado todas las nociones y teorías del sufrimiento y la salvación, y se basó en los acontecimientos del día a día, el pensamiento simple y la vida ordinaria como los medios para la iluminación. La iluminación descendió sobre uno como un cambio repentino en la conciencia, no debido al estudio elaborado de los sutras budistas, la exposición de las filosofías, ni adoración de las imágenes de Buda, sino de un cambio repentino en el paradigma, de un abismo instantáneo en el proceso de pensamiento, de un tipo de experiencia Eureka, caracterizada por una apertura repentina de la mente y la eliminación de un velo, después de años de espera silenciosa y preparación constante. La escuela Chan desalentó el tipo intelectual de búsqueda de la religión, ya que creía que cualquier enfoque erudito tendería a endurecer la mente y evitar que experimentara el repentino florecimiento de Chan.

Aunque los maestros Chan no fomentaron la preocupación por los estudios dhármicos, alentaron a los iniciados a estudiar las escrituras básicas de Chan como el Lankavatarasutra, el Vimalakritinirdesa, los Sutras Vajracchedika y algunos textos Chan adicionales como parte de su preparación para las siguientes etapas de observación en la naturaleza de las cosas Al denigrar el conocimiento de las escrituras, los maestros Chan no promovieron el analfabetismo, sino que prepararon a los estudiantes para liberarse de la intelectualidad obstinada y las afectaciones académicas para emerger en un mundo de observaciones sin sentido.

La palabra ‘chan’ es una forma corrupta de la palabra sánscrita, ‘dhyana’ que significa meditación concentrada o contemplación. Dhyana era un aspecto esencial del budismo Chan, cuyo objetivo era desarrollar la quietud interna y la acumulación de energía chi entre los practicantes. Pero lo que Chan alentó, más que los aspectos mecánicos de la meditación, fue el desarrollo de una mente soltera y sin restricciones, que no se aferraría a nada y no descansaría en ningún lado y fluiría con el flujo de la vida, sin reunir nada y sin obtener nada. El budismo chan no hizo demasiado hincapié en la meditación, a diferencia del budismo zen de Japón, sino en encontrar la mente de Buda en las tareas y conversaciones más mundanas de la vida cotidiana. En resumen, Chan hizo de la vida un acto profundamente religioso destinado a romper las capas de pensamiento incrustadas.

El budismo chan sufrió un cisma durante el siglo VII, dando como resultado la formación de dos escuelas rivales, una escuela del sur dirigida por Hui-neng y una escuela del norte liderada por Shenhsiu. Mientras que la escuela del norte desapareció durante un período de tiempo, la escuela del Sur sufrió subdivisiones adicionales resultando en la formación de cinco Casas y siete subsecciones de las cuales dos sobrevivieron. Uno fue Lin-chi (Jap. Rinzai) y Tsao-tung (Jap.Soto).

El budismo chan influyó profundamente en el modo de vida chino. El arte chan se hizo famoso en la antigua China por su espontaneidad y simplicidad de expresión. Pero con el declive del budismo en China, Chan también se retiró gradualmente a monasterios remotos y gradualmente perdió su atractivo.

Lo que cualquier neófito budistoide aprende casi de inmediato es a “diferenciar” al Buddha “histórico” del alegre “Buda de la suerte”. El serio es el ‘bueno” y el divertido es el “falso”.

Si respetamos al budismo tal y evolucionó por sí mismo durante los siglos y ha prosperado hasta convertirse en el mayoritario entre sus propios practicantes, y no mediatizado por el gusto occidental, hay mucho más de Budai que de Buddha en el budismo.

Es la visión lúdica de una existencia que trata de evitar el sufrimiento dándose a la buena vida. Justo lo que el Buddha rechazó. Están también los de la Tierra Pura cuya práctica es invocar a Amithaba constantemente. Es algo difícil de digerir por un occidental: decir “amithaba” y otros mantras. Y en cierta medida no están muy descaminados. Como la iluminación no depende de uno mismo sino de un Buddha que te ayude a iluminarte, lo más que se les ocurre poder hacer es invocarle.

No hay mucho para hacer, y lo poco se hace, lo demás son esfuerzos sin sentido.

Aquel que haya oído sobre México lo primero que se le viene a la cabeza es el tequila. Cualquiera consideraría que es la bebida nacional y que todo el mundo bebe tequila. Pues no.

El tequila es destilado del agave azul que se da en el pueblo de Tequila, Jalisco. Un buen día a alguien se le ocurrió llevar ese destilado a los Estados Unidos y causó furor. A partir de ahí, muchos productores de mezcal se pasaron a la nueva bebida y a día de hoy se exporta tequila a casi todos los países del mundo.

El tequila es propiamente un producto diseñado al gusto (pésimo gusto) norteamericano, pero que se produce en México y se ha convertido en el emblema nacional. Y no faltará el tonto que venga a investigar las raíces prehispánicas de esta bebida alcohólica.

Igual que el budismo.

Este es el Efecto Tequila.

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