El Dhamma es difícil de ver para muy pocos, para el resto resulta invisible. En este segundo caso, no sirve de nada hacerles escuchar porque, o bien no oyen o si oyen, como no ven, de nada les sirve. ¿Eres tú de esos? ¿Eres ciego al Dhamma? ¿Eres sordo a la escucha? El Dhamma no es para ti si:
Tienes fe
No tienes tiempo
Crees que tú no puedes
Prefieres pagar para que otro te lo haga
Te gusta tu vida
Piensas que esto es lo que hay
Te gusta rezarle al Buddha
Piensas que las ceremonias sirven para algo que no se ve
Prefieres creer a razonar
Te gusta razonar sin entender
Crees entender sin ver
No tienes tiempo para practicar
Buscas la felicidad
Crees que en los libros están las respuestas
Crees en un Dios o un ente creador de todo
Crees que todos somos uno
Piensas que todos los caminos te llevan a la iluminación
Crees que hay tiempo
Consideras existe algo más importante que la Iluminación (familia, amigos, dinero, trabajo…)
Piensas que las personas que van con túnica, hábito o ropajes extraños son dignas de veneración
Crees que beber un poco de alcohol no tiene importancia
Crees que es mejor decir lo que se espera que digas
Piensas que cuantas más horas estés meditando mejor será
Practicaste vipassana intensamente
Estás enfermo
Lo tuyo es sentarte sin más
Esperas que la Iluminación te caiga de cielo
Te va lo esotérico
Crees en espíritus y demonios
Crees en la buena suerte
Crees en la mala suerte
Consideras que la práctica sirve para hacer amistades, hacer o decir gassho y tomarte un té al terminar
No estás dispuesto a cambiar tu vida
Te gusta meditar en grupo
Si tienes un maestro
Si eres un maestro
Si lo sabes todo
Si tienes un libro que lo sabe todo
Si tienes mil libros que lo saben todo
Si conoces a un maestro que tiene un libro, mil libros, un millón de libros que lo saben todo
Si no ves temor en las faltas
Si no ves temor en los mundos venideros
Si no tienes buena disposición
Si tienes mucho polvo en los ojos
Si tus ojos son libros
Si tienes las facultades adormecidas
Crees que no hay nada más allá de las palabras
Sostienes que el dominio del lenguaje es el dominio de la sabiduría
Si, en resumen, eres sordo, ciego o necio.
Majjhima Nikaya 85 Bodhirajakumara Sutta El príncipe Bodhi dijo al Bienaventurado: “Venerable Señor, cuando un monje encuentra al Tathagata para que le entrene, ¿cuánto tiempo tarda para descubrirlo por sí mismo y con el conocimiento directo, en esta presente vida, entrar y permanecer en aquella meta suprema de la vida santa, por la cual los hombres de clan correctamente abandonan la vida hogareña y asumen el estilo de vida sin hogar?”. “En referencia a eso, príncipe, le haré una preguntaré de retorno. Contéstela como mejor le parezca. ¿Qué cree Usted, príncipe? ¿Es usted experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”. “Sí, lo soy, Venerable Señor”. “Y, ¿qué opina, príncipe? Imagine a un hombre llegando aquí que pensara así: ‘El príncipe Bodhi es un experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante; voy a entrenarme en ese arte bajo su tutela’. Si él no tuviera confianza, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que tiene confianza; si se encontrara muy enfermo, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es libre de enfermedad; si fuera un hombre fraudulento y mentiroso, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es honesto y sincero; si fuera perezoso, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es enérgico; si fuera necio, no podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es sabio. ¿Qué opina, príncipe? ¿Podría ese hombre entrenarse bajo su tutela en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”. “Venerable Señor, incluso si él tuviera solamente una de esas deficiencias, no podría entrenar bajo mi tutela, y menos si tuviera las cinco”. Y, ¿qué opina, príncipe? Imagine a un hombre llegando aquí que pensara así: ‘El príncipe Bodhi es un experto en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante; voy a entrenarme en ese arte bajo su tutela’. Si él tuviera confianza, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que tiene confianza; si estuviera libre de enfermedad, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es libre de enfermedad; si fuera un hombre honesto y sincero, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es honesto y sincero; si fuera enérgico, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es enérgico; si fuera sabio, podría lograr lo que puede ser logrado por alguien que es sabio. ¿Qué opina, príncipe? ¿Podría ese hombre entrenarse bajo su tutela en el arte de esgrimir la lanza mientras monta un elefante?”. “Venerable Señor, incluso si él tuviera solamente una de esas cualidades, podría entrenar bajo mi tutela, y más si tuviera las cinco”. “De la misma manera, príncipe, he aquí estos cinco factores del esfuerzo. Y, ¿cuáles son esos cinco? He aquí, un monje tiene confianza, deposita su confianza en la Iluminación del Tathāgata de esta manera: ‘El Bienaventurado es realizado, completamente iluminado, perfecto en el verdadero conocimiento y la conducta, Sublime, el conocedor de los mundos, el incomparable líder de personas que han de ser amansadas, maestro de los dioses y seres humanos, Iluminado, Bienaventurado’. “Entonces es libre de enfermedad y aflicción, posee una buena digestión, la cual no es demasiado fría ni demasiado caliente, sino moderada, capaz de soportar la tensión del esfuerzo. “Además, es honesto y sincero, y se muestra a sí mismo tal como realmente es, tanto al Maestro como a sus compañeros de la vida santa. “Además, es enérgico en el abandono de los perjudiciales estados mentales y en la realización de los estados mentales beneficiosos; es resuelto, pone en marcha su esfuerzo de cultivar los estados mentales beneficiosos con firmeza y perseverancia. “Además, es sabio, posee la sabiduría con respecto al surgimiento y desaparición, la cual es noble y penetrante, y que conduce a la completa destrucción de la insatisfacción. Estos son los cinco factores del esfuerzo. “Príncipe, cuando un monje que posee estos cinco factores del esfuerzo encuentra al Tathagata para que lo entrene, podría permanecer siete años hasta que lo descubra por sí mismo y con el conocimiento directo, y en esta presente vida, entre y permanezca en aquella meta suprema de la vida santa, por la cual los hombres de clan correctamente abandonan la vida hogareña y asumen el estilo de vida sin hogar. “Por no hablar de siete años, príncipe: cuando un monje posee estos cinco factores del esfuerzo y encuentra al Tathagata para que lo entrene, podría permanecer seis años… cinco años… cuatro años… tres años… dos años… un año… Por no hablar de un año, príncipe: …podría permanecer siete meses… seis meses… cinco meses… cuatro meses… tres meses… dos meses… un mes… medio mes… Por no hablar de medio mes, príncipe: …podría permanecer siete días y siete noches… seis días y seis noches… cinco días y cinco noches… cuatro días y cuatro noches… tres días y tres noches… dos días y dos noches… un día y una noche. “Por no hablar de un día y una noche: cuando un monje posee estos cinco factores del esfuerzo y encuentra al Tathagata para que lo entrene, entonces, siendo instruido por la tarde, podría llegar a la distinción por la mañana; siendo instruido por la mañana, podría llegar a la distinción por la tarde”. Cuando se dijo esto, el Príncipe Bodhi dijo al Bienaventurado: “¡Oh, el Buda! ¡Oh, el Dhamma! ¡Oh, qué bien ha sido proclamado el Dhamma! Alguien instruido por la tarde, podría llegar a la distinción por la mañana, y alguien instruido por la mañana, podría llegar a la distinción por la tarde”.
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