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Foto del escritorTomás Morales y Durán

El Descubrimiento del Buddha Expresado en 1.789 Palabras.

Introducción. Poner fin al sufrimiento fue la causa por la que el Siddharta salió de casa. Y éste fue su principal descubrimiento. Después de haber desgranado el sutta de Los Cuarenta, donde se relacionan los factores del sendero entre sí, y de haber estudiado los ocho preceptos de la ética, una vez comprendido todo esto, vamos a proponer un ejercicio para desarrollar durante toda la vida, instante a instante. Al principio, se hará de forma consciente. Más adelante, inconsciente, cuando hayamos reprogramado la conciencia de forma que ya no pueda surgir en ella el apego y, con él, el sufrimiento. Primera Noble Verdad. Hablamos sobre La Primera Noble Verdad. Ahí vimos que el sufrimiento existe. Que es una realidad. Nos fuimos a la clínica y vimos que el sufrimiento es el resultado de la sensación que produce la ruptura de sinapsis en el cerebro. Si hay ruptura de sinapsis, hay sufrimiento. Segunda Noble Verdad. ¿Y cuándo se producen esas rupturas sinápticas?  Cuando la conciencia se enfrenta a algo que no tenía previsto y ver perder toda la construcción mental que hizo. Al recuperar esas neuronas para hacer frente a la nueva situación debe romper las sinapsis inútiles. Ese es el sufrimiento. Entonces, el origen es la construcción mental que hace la mente para prever un futuro que se muestra diferente. Esa construcción mental, o bien, se puede hacer proyectando sobre el futuro. O bien, o por estar prefijada. Lo primero se llama apego.  Lo segundo es la condición de lo que llamamos aversión, o sea, cuando el fenómeno va en contra de lo que consideramos fijo. El cerebro es una máquina cuya misión es prever el futuro. Y el mal uso es su miseria. Hay que distinguir entre prever el futuro e instalarse en el futuro, respecto al apego, y tratar de proyectar un pasado agradable sobre un presente desagradable, que es la aversión. En ambos casos, la proyección es la condición del sufrimiento. Y la propia proyección es condicionada por la ignorancia. Por no saber usar adecuadamente la mente. Tercera Noble Verdad. Y ¿cuál es el fin del sufrimiento? Hay dos. O bien dejar de proyectar sobre un fenómeno sujeto siempre a la entropía, o sea, al desorden y por tanto, a cualquier cosa, incluido raramente lo que hemos previsto. O bien, entrar en un entorno donde la entropía no puede existir. Y eso, es nada menos, que Nibbāna. La entropía se basa en la Ignorancia. Nibbāna es la no-Ignorancia. O sea, a elegir. Cuarta Noble Verdad. Óctuple Noble Camino. Esta es la Noble Verdad menos comprendida de todas. Se expresa por un procedimiento óctuple, porque son ocho funciones que deben confluir en cada instante. Es un procedimiento de mejora continua, que va retroalimentándose con lo aprendido de forma que se mejora a cada ejecución. Esto que llamamos “aprendido” es la sabiduría.

  1. La función por la que todo arranca se llama “Entendimiento Correcto”, que no es más que entender la génesis y funcionamiento del sufrimiento, o sea, las tres Nobles Verdades anteriores, inicialmente, y entender como retroalimentación, que no generando apego ni aversión, en la práctica, el sufrimiento no surge, y ese conocimiento se retroalimenta al programa. Es sabiduría.

  2. La segunda función es la Intención Correcta. Que no es más que querer poner el programa de mejora en marcha, ponerse a ello. Está claro que sin Entendimiento Correcto no hay Intención Correcta, y ésta a su vez es condición de todas las funciones siguientes.

  3. La tercera función es la Acción Correcta, que no es actuar haciendo algo, sino abstenerse de todas aquellas acciones corporales que conlleven necesariamente apego y/o aversión. Esta es la parte más evidente, porque simplemente estas acciones se evitan, no se necesita estar calibrándolas. Quitar la vida solo se hace por aversión, o por un apego a la ventaja o por simple ignorancia. Lo mismo sucede con tomar lo que no ha sido dado. Se toma por apego a la ventaja, o por aversión al pretender hacer sufrir a la víctima, y si se hace sin darse cuenta, por pura ignorancia. El sexo en sí no implica aversión o apego. Pero sí su mal uso. El sexo incorrecto no solo es consecuencia del apego, sino también se puede usar para dañar, impulsado por la aversión.

  4. La cuarta función es la Palabra Correcta. Aquí también se trata de abstenciones. Pero son mucho más frecuentes y sutiles. No son burdas como las anteriores. Pero es una amplia gama de situaciones. La más evidente es mentir. Si entendemos que no es correcto, ¿Qué la impulsa? El apego a conseguir algo con ella, o la aversión hacia quien nos recepciona. O ambas. O la aversión a que una situación que hemos construido mediante el apego, se desmorone y que se salva mediante la mentira. La mentira ha construido naciones. Y así les va. Fuentes de muerte y destrucción.

El habla frívola o el chismorreo es producto de sutiles acciones del apego a impresionar o de aversión que busca maltratar a alguien solo por el apego a quedar bien. El habla malsonante no es una cuestión solo de estética, sino que encierra el interés en incidir, en señalar, en remarcar. Es el puro apego a lo que se está diciendo. O la aversión a quien escucha.

  1. Ahora viene la función central de todo el proceso: el Modo de Vida Correcto. Es el modo, forma, manera, en el que se vive. Por supuesto, abarca a lo que nos dedicamos, pero no solo eso. De hecho, el Modo de Vida Correcto incluye tanto la Acción Correcta como la Palabra Correcta.

Consiste en verificar continuamente si estamos proyectando. Por ejemplo, vas por la calle y pasas al lado de una tienda y ves papas fritas. Te preguntas: ¿es conveniente? ¿llevo dinero? ¿hay algún problema? Si crees que tienes elementos suficientes para responder (con información has bajado el nivel de entropía) entonces si parece todo correcto, viene la pregunta: ¿y si no las compro? Si sientes aversión a la idea de perderlas, entonces NO se compran. El ejemplo simétrico sería que es correcto (si entendemos que tenemos información suficiente para calificarlo) ir a ver a Menganito, pero no quiero ni verle. Pues bien, se va. Otro ejemplo es trabajar por dinero. Si lo hacemos proyectando el apego hacia los presumibles bienes que podremos adquirir, eso es Modo de Vida Incorrecto. Al igual que un bhikkhu que desea que le den una determinada comida. Ambas son fuentes de sufrimiento si, al final, no se obtiene lo que se desea, vamos, como siempre. Otro ejemplo es el dolor físico. El cuerpo reacciona evitando el daño de forma automática. No necesita de la aversión para que el dolor se transforme en sufrimiento. Para nada. El dolor sin sufrimiento es solo un aviso de que algo anda mal y que debemos actuar. Pero la señal, en sí, por intensa que sea, sin aversión no es sufrimiento. Es sólo una señal. Sólo eso. ¿Qué es cuerpo se encoge? Normal, trata de preservarse, pero nada más. El Modo de Vida correcto es el centro del sistema. Contiene dos de los ocho preceptos: no hacer nada por apego, no dejar de hacer nada por aversión, hacer sólo si se tiene suficiente información.

  1. Atención Correcta. Es imprescindible para el Modo de Vida Correcto. No podemos actuar en la vida si la perdemos, funciona mal o está alterada. Por eso, está el precepto de la Abstención de Intoxicantes, pero no es solo eso, que es evidente, sino tener claro que sólo se actua si el sistema está centrado en hacer el Modo de Vida Correcto, y no de otra forma.

  2. El Esfuerzo Correcto corre paralelo a la Atención Correcta para ejecutar el Modo de Vida Correcto. Alimenta a ambos. Sin Esfuerzo no hay Atención, sin Atención no podremos evaluar.

  3. Por último, está la Concentración Correcta que es el sumatorio de los siete elementos anteriores descritos. Son todos juntos, al unísono, concentrados en un solo procedimiento. La Concentración Correcta es el marco donde cada función se ejecuta y lo hace de forma coordinada. Por ejemplo, la Recta Palabra por si, no sirve de mucho o mas bien de nada. ¿Para que la queremos? Evitar decir un chisme sin que la Concentración actúe no vale de nada. No deja restos en la mente.

Sin embargo, con la Concentración Correcta, hemos verificado el intento de proyectar, lo hemos atajado y HEMOS APRENDIDO. Es por eso que existe un Noveno ramal del Sendero Óctuple, la Sabiduría Correcta, que es el resultado del aprendizaje. Gracias a aprender, podremos mejorar. Mejorando iremos creando rutinas subconscientes de eliminación del apego, de forma que mejoraremos el Entendimiento Correcto que es el inicio del sistema, retroalimentándolo, realizando así la mejora continua. Es por eso que todas las funciones se llaman “Correctas”. Cuanta más sabiduría tengamos mejor podremos discriminar lo Correcto. Y así mejorar todo el sistema. Y, por fin, todo esto lleva a la Liberación Correcta que es la erradicación del apego y con él la erradicación del sufrimiento. ¿Dónde está el Camino Medio? Aquí está: ni apego ni aversión. No hacemos nada buscando el placer. No hacemos nada por evitar la aversión. Que era Lo Que Se Quería Demostrar. ANEXO: Este ejercicio parece muy sencillo de ejecutar, y lo es. El problema surge cuando estamos parasitados por pensamientos reactivos, pensamientos que se piensan solos y que no responden a la voluntad. Si no aprendemos a no pensar previamente, el ejercicio se hará muy dificultoso por tres razones: los pensamientos reactivos suelen tener componentes muy fuertes de apego, componentes muy fuertes de aversión o simplemente nada de lo anterior. Solo que al estar ocupando la atención interfiere en todo el proceso, en forma de interferencia. ¿Y qué se puede hacer? Con Jhānas. Con maestría en Jhānas se suprimen los pensamientos reactivos y solo se piensa cuando se quiere pensar. Y así usamos todo el poder de la mente en realizar el proceso de la Concentración de las funciones de Noble Sendero. Eso, o simplemente la tenemos desactivada a la espera atenta de otro fenómeno. Es por esto que la meditación que enseñó el Buddha fueron las Jhānas. Jhānas no es la liberación. La liberación como estamos viendo se realiza por medio de la Sabiduría. Pero ¿se puede llegar a la Sabiduría Correcta con la mente parasitada por pensamientos reactivos? Me parece dificilísimo, y al Buddha también, pero dejó la puerta abierta a que alguno lo intentara porque esa posibilidad le pareció en extremo remota, pero no nula. En resumen, en seis páginas, tenemos el núcleo de la doctrina del Buddha. Lógica, coherente, práctica, útil y maravillosa. Después de esto ¿a qué esperas para dejar de sufrir?

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