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Foto del escritorTomás Morales y Durán

El Budismo Impostor

No hay más ciego que el que no quiere ver. Y no hay más sordo que el que no se escucha ni a sí mismo. ¿Cuántas veces has leído esto? ¿Cuántos “maestros” te han recitado esto? AN 3.65 Kalama Sutta «Ven, Kalamas, no van por la tradición oral, por el linaje de la enseñanza, de oídas, por una colección de escrituras, por el razonamiento lógico, mediante el razonamiento inferencial, por reflexión razonada, mediante la aceptación de una visión después de haber ponderado que, por el aparente competencia de un hablante, o porque piensan: ‘El asceta es nuestro gurú. Pero cuando se sabe por sí mismos: ‘Estas cosas son sanos; estas cosas son sin culpa; estas cosas son alabadas por los sabios; estas cosas, si es aceptado y llevado a cabo, conducen al bienestar y la felicidad ‘, entonces usted debe vivir de acuerdo con ellos A muchos se les llena la boca proclamar que el buddhismo sigue el método científico, que es una ciencia, que sólo la experimentación es válida. Y, sin embargo… El Buddha rechaza la tradición oral, el linaje. Sin embargo, se identifican con una tradición, con un linaje. Unos se hacen llamar Mahāyana, otros Theravadines, otros enarbolan orgullosos un linaje Zen…otros una remota escuela tibetana de linaje impecable y la exhiben como la verdad suprema. El Buddha rechaza la colección de escrituras Y, sin embargo… Solo aceptan aquello que viene escrito en los suttas, traducido según una tradición correspondiente a un linaje y lo exhiben como la verdad suprema El Buddha rechaza el razonamiento, sea lógico o inferencial, por la reflexión o la ponderación Y, sin embargo… Llenan estanterías de escritos de “maestros” llenos de razonamientos, reflexiones y ponderaciones y los exhiben como la verdad suprema. El Buddha rechaza la autoridad del cualquier maestro espiritual Y, sin embargo… Toman a cualquiera como maestro, incluso toman al Buddha de maestro y lo exhiben como la verdad suprema. La única autoridad es la Sabiduría que surge de la experiencia, que surge de la práctica. Así se gana el calificativo de “falso”, “farsante”, “hipócrita”,” impostor” y “mojigato” todo aquel que se defina como “buddhista’, ya que: O bien, se adhiere a maestros y/o admite al Buddha como maestro O bien, se adhiere a la elaboración razonada propia o de un maestro O bien, se adhiere a suttas o escritos sagrados O bien, se adhiere a una tradición y a un linaje Todas o alguna de ellas. El término “budista” se sirve acompañado de toda esta guarnición, facilitada por nuestro querido castellano, que se muestra ampliamente rico en este campo:

  1. Falso: que es engañoso, fingido, que es contrario a la verdad, que no es real, auténtico o verdadero.

  2. Farsante: que finge o aparenta lo que no siente o se hace pasar por lo que no es.

  3. Hipócrita: que finge sentimientos, ideas y cualidades, generalmente positivos, contrarios a los que se experimentan.

  4. Impostor: que finge o engaña, suplantador, persona que se hace pasar por quien no es.

  5. Mojigato: que tiene o finge un recato exagerado y se escandaliza fácilmente.

Y, usando el mismo diccionario, el término “budismo” se reduciría a esto, a un:

  1. Camelo: simulación, fingimiento, engaño que intenta parecer verdadero. O un

  2. Paripé: simulación, fingimiento.

Y, en algún caso, además se agrava con la Ignorancia, que es la matriz del Samsara y raíz última de todo sufrimiento. El Buddha no lo pudo decir más claro: la Sabiduría que surge de la práctica, la sabiduría que surge de ti. Tú eres tú maestro, tú eres tú refugio.

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