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Si la gente presumiera la envergadura de la importancia que tiene la sonrisa, surgirían centros de sonrisa por todas partes.
Podremos distinguir una sonrisa auténtica de una sonrisa falsa si aprendemos un poco más sobre cómo nuestro cerebro regula la emoción y aprende a leer pequeños detalles exactos de nuestra cara.
El hecho de que nuestro rostro tenga la habilidad de transmitir emociones es algo evolutivo no cultural y es una habilidad muy útil para la supervivencia. Mostrar emociones induce una respuesta en otras personas. Por ejemplo, si expresamos ira, la otra persona se puede asustar y así evitar una pelea. Si nuestra cara expresa tristeza puede servir para recibir ayuda de otra persona.
Algunos de los rasgos que sirven para expresar emociones son universales y todos los seres humanos los compartimos y son, por tanto, independientes de la cultura. Todos sonreímos cuando estamos alegres y todos lloramos cuando estamos tristes. Lo que modula la cultura es la exhibición o el ocultamiento de las emociones. En Japón es una descortesía mostrar las emociones en público y reprimen su expresión. La cultura sí puede determinar qué cosas nos alegran y cuales nos entristecen.
Hay dieciocho tipos de sonrisas diferentes dependiendo de los músculos de la cara que se movilizan. Cada una de esas sonrisas tiene algún tipo de emoción asociada y no necesariamente es de felicidad, como sucede con la sonrisa irónica, por ejemplo.
Hay que señalar que todo el conjunto de la cara, y no solo la boca, es la que expresa la sonrisa. En una sonrisa melancólica nuestros ojos expresan tristeza mientras nuestra boca expresaría alegría. La sonrisa social es un tipo de sonrisa que se usa para fingir emociones que no se sienten y tiene diferentes utilidades, principalmente para quedar bien.
De la que nos vamos a ocupar es de la llamada sonrisa auténtica, o sonrisa de Duchenne.
Guillaume Benjamín Amand Duchenne (1806- 1875) fue un médico e investigador francés que no hizo carrera académica ni tampoco hospitalaria. Fue un genial cultivador del empirismo clínico que llegó a convertirse en una figura clave en la constitución de la neurología moderna. La obra escrita de Duchenne es bastante extensa. Se concentra sobre todo en los años cincuenta, sesenta y principios de los setenta del siglo XIX. En su obra Mécanisme de la physionomie humaine, ou Analyse électro-physiologique de ses différents modes d’expression, en la que recoge los resultados del estudio de las expresiones de la cara mediante corrientes galvánicas, se muestra también como un excelente fotógrafo al servicio de la investigación. Una de sus primeras acciones fue la fundación del laboratorio de fotografía de la Salpêtrière. Darwin publicó alguna de estas fotografías en su obra The Expression of the Emotions in Man and Animals.
Duchenne utilizó a varios voluntarios que eran insensibles al dolor de la cara colocándoles diferentes electrodos en cada uno de los músculos del rostro, que así pueden ser activados, logrando así todas y cada una de las expresiones faciales de las que somos capaces de hacer.
Duchenne y su sonrisa inducida eléctricamente
Comprobó que se generaba una sonrisa si se estimulaba el músculo cigomático mayor que se encuentra en los pómulos y al que están conectadas las comisuras de los labios con el final de nuestros ojos. De esta manera al estimularlo genera una sonrisa en el individuo. Sin embargo comprobó que esa sonrisa que generaba no era la sonrisa genuina, no se parecía la que producía el voluntario cuando se le contaba un chiste.
Duchenne comprobó que había otro músculo que se activaba el músculo orbiculcar de los ojos y el Cigomático mayor que está alrededor de los ojos. Este músculo tiene la característica que no puede ser controlado de manera consciente.
Solamente los mejores actores pueden controlar parte del músculo pero no todo. Al activar este músculo el ojo toma una forma mucho más achinada: la parte baja del párpado sube ligeramente y se forman unas patas de gallo. Los actores serían capaces de formar las patas de gallo pero la parte interna del ojo no son capaces de elevarla de manera natural, solamente a elevarán si de verdad están experimentando esa sensación de felicidad.
Músculos implicados en la sonrisa falsa y EN la sonrisa Duchenne
La sonrisa Duchenne, que incluye ojos y boca, es la sonrisa más primigenia y pura. De hecho los bebés de diez meses son capaces de hacer la sonrisa Duchenne solo a sus madres. Al resto de las personas le hacen una sonrisa social, una sonrisa sin más y es porque el bebé aprende que sonreír le produce mucho más beneficios que no hacerlo.
Dos Sonrisas falsas y una sonrisa Duchenne
Aquí vemos ejemplos de sonrisa falsa y sonrisa Duchenne. La diferencia está en la parte baja de los párpados que lleva a que el ojo se achine más en la sonrisa Duchenne. Esto es lo que distingue a una sonrisa auténtica.
Esta sonrisa es importante por lo que dijimos, no puede simularse. Esto significa que el movimiento de este músculo está directamente ligado a la producción de tres neurotransmisores, la dopamina, la serotonina y la endorfina. Dos de ellas son necesarias para conseguir el cóctel de neurotransmisores que nos protegerán en el estado de anoxia cerebral con el que se caracterizan los estados de jhānas.
Es importante entender que la producción de estos neurotransmisores y la contracción del músculo orbicular de los ojos son inseparables. Es decir, si se induce la producción de neurotransmisores se induce la sonrisa Duchenne y viceversa.
Esto nos servirá de base no solo para el propio ejercicio sino también como testigo para verificar previamente la capacidad de producir estos neurotransmisores. Hay personas que por diversas razones, entre ellas la propia alimentación o bloqueos psicológicos, son incapaces de producir los neurotransmisores necesarios, por lo que es una condición previa para empezar el camino de la Iluminación.
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