En esta clase vamos a culminar el asalto a la primera Jhana. Como si de una fórmula química se tratara, vamos primero a saber qué ingredientes necesitamos previamente. Estos son:
Dopamina
Serotonina
Anandamida
Se liberan los tres secuencialmente y se mantienen en el cerebro. A continuación, los agitaremos muy fuertemente usando la Epinefrina, lo que nos llevará a una tensión mental máxima. Existe un punto de no-retorno a partir del cual podremos liberar toda esa tensión de golpe mediante el uso de las Encefalinas, y alcanzar la primera Jhana.
Si regresáramos demasiado pronto, volveríamos a repetir hasta lograrlo.
Ese es el plan.
Vamos a concretarlo paso a paso.
Vamos al ejercicio:
Recuerda, elige un lugar aislado, en el cual puedas estar seguro, donde puedas desinhibirte y donde no molestes a nadie. Siéntate muy cómodamente con las piernas cruzadas, erguido y con la espalda recta.
Te sientas y te relajas.
Ya tienes localizada el área sensible a la presión. Pon atención completa a la respiración y vuelve a localizar la zona.
Una vez localizada, ensaya de nuevo la presión máxima de inhalación que puedes hacer sin que sientas la temperatura.
Ya hemos visto cómo se liberan cada uno de ellos.
Pues bien, ahora vamos uno a uno liberar los tres en cantidad significativa. Empezaremos con la Dopamina. Una vez que obtenemos el efecto placentero nos sumergimos en él e inmediatamente pasamos a liberar Serotonina. A los pocos minutos estaremos gozando de la mezcla de placer y felicidad. No sumergimos en ella y tratamos de incrementarla todo lo posible. A continuación, y de seguido, liberamos la Anandamida.
De esta forma: placenteros, felices y alegres, con la risa disparada nos preparamos para el ejercicio.
Ahora vamos a agitar son fuerza estos tres ingredientes, para ello usaremos la Epinefrina, que aumentará tu ritmo cardíaco, elevará la presión arterial y aumentará el suministro de energía.
Ésta se libera así.
Ahora, fíjate en este modelo de respiración, a lo largo del tiempo:
Epinefrina (excitación, unificación o Ekaggata):
En este punto, se unifican las tres anteriores, y se hacen cada vez más sólidas y fuertes. Es la fase de carga, de unificación de factores de jhāna. Son inhalaciones y exhalaciones cortas (esto no consiste en hiperventilar) pero rígidas, rápidas alrededor de una por segundo, decididas, que aumentan poco a poco la intensidad de la concentración. Imagina que está inflando un neumático o una llanta. A cada respiración vamos subiendo de tensión. Poco a poco, pero de forma siempre continua y en aumento. No paramos para nada. Seguimos de forma decidida. Se debe mantener esta fase hasta más allá de lo que podemos entender como soportable.
Podemos ayudarnos con la cabeza. Si alguien nos viera solo percibiría una vibración en la base de la garganta. No temas si empieza el corazón a latir con fuerza, que parece que te va a explotar la cabeza… sigue.
En este momento, difícil momento para hacerlo, decretas (te das una orden terminante) el tiempo que vas a permanecer en Jhana.
Te recomiendo de 5 a 15 minutos. No más.
Llegado el punto de no retorno después de la última exhalación epinefrínica, se hace una inhalación larga que llena los pulmones y se cierra la glotis, liberando Encefalinas, unos potentísimos opiáceos similares a la heroína:
Se permanece en este punto y se verifica que realmente se está en jhāna con los siguientes cinco ítems:
No se piensa nada.
No se visualiza nada.
No se siente el cuerpo.
No se respira. La glotis permanece ocluida.
“El que hace este checklist” se va.
En el caso de que el lanzamiento no haya logrado “saltar la valla”, o sea, ese no era aún el punto de no-retorno, volvemos con la epinefrina lo más rápido posible. Así, en escasos momentos volveremos al punto de excitación anterior, que no era suficiente, así que seguimos incrementando la tensión llevándola aún más allá. Y volvemos a lanzarnos. Como mucho, a la tercera vez lo lograrás. Los efectos de jhānas no son subjetivos, sino que tienen unas más que evidentes implicaciones neurológicas. Este campo de experimentación es muy nuevo y muy escaso, debido a los poquísimos sujetos que experimentan jhānas y, además, la extraordinaria dificultad de lograrlas por los métodos medievales basados fundamentalmente en obras escolásticas, que no prácticas, como el Visuddhimagga, de Achariya Buddhaghosa, o el Vimuttimagga. En un estudio de Éxtasis en la Meditación usando resonancia magnética y electroencefalogramas se evidenciaron las jhānas. En un estudio de Hindawi Publishing Corporation de Plasticidad Neuronal se presentó la primera grabación neural durante meditaciones extáticas llamadas Jhānas que son Estados Alterados de la Conciencia (ASC), que implica importantes cambios en el cerebro sobre la base de informes subjetivos: (1) la conciencia externa atenúa, (2) verbalizaciones internas se desvanecen, (3) el sentido de los límites personales se altera, (4) la atención está muy centrado en el objeto de meditación, y (5) la alegría aumenta a niveles altos. Los resultados de la Resonancia Magnética y los Electroencefalogramas del meditador muestran cambios experimentados en la actividad cerebral en 11 regiones demostrado estar asociados con los informes subjetivos, y estos cambios se producen inmediatamente después se introduce el éxtasis. En particular, la alegría extrema se asocia no sólo con la activación de los procesos corticales sino también con la activación del núcleo accumbens (NAC) en el / sistema de recompensa opioide dopamina. Probaron tres mecanismos por los que el sujeto podría estimular su sistema de recompensas por medios externos y fueron rechazados los tres. En conjunto, estos resultados demuestran un novedoso método de auto-estimulación de un sistema de recompensa del cerebro usando procesos mentales internos solamente para meditadores altamente capacitados. O sea, a parir de ahora, tú. BENEFICIOS DE LAS JHANAS: El primer efecto que tiene es que te levantas de la meditación completamente diferente a como te has sentado, aparte de mareado, y verificas que existen cambios a nivel neurológico, conductual y psicológico y que se prolongan en el tiempo, y a partir de practicarlas regularmente se hacen continuos. El efecto más importante es que se suprimen los pensamientos reactivos. Éstos son los pensamientos que se piensan solos, y que parasitan tu mente. Actúan en ella como los virus en una computadora: no se pueden controlar, consumen casi la totalidad del tiempo de proceso y además interfieren en él de forma indeseable. Los pensamientos reactivos son los responsables, entre otros, de los siguientes efectos indeseables:
El apego. Los pensamientos reactivos reaccionan a casi todos los estímulos que aparecen en la conciencia. Si son agradables, se montan historias estupendas con ellos, ideaciones fascinantes que llevan al apego a esas historias estúpidas, inconscientes, incontrolables, irracionales. El típico cuento de la lechera, pero a razón de 12 veces por minuto.
La aversión. De igual forma, si los estímulos son desagradables, por ejemplo, de dolor físico, las historias que se montan nos enredan en el rechazo a cualquier clase e intensidad de dichos estímulos, ahogándonos en aversión a la situación, haciendo a veces, insoportable cualquier clase de dolor. De igual forma, la aversión a todo lo que es desagradable crea sufrimiento.
Por tanto, del sufrimiento. Con jhānas el sufrimiento se suprime, no se erradica. Al no existir los pensamientos reactivos no hay forma de que te hagan sufrir, que es su principal efecto.
El concepto de “pasado”. Si no te están continuamente recordando el pasado, éste simplemente no existe porque el pasado no es más que un concepto que se ejecuta ahora, pero referenciado a ideaciones clasificadas como recuerdos, que en muchos casos no responden verídicamente a realidad pasada
El concepto de “futuro”. De igual forma, las ideaciones reactivas consiguen que se viva en un mundo futuro que nunca o casi nunca corresponde con la realidad. Se cumple el dicho de que “me he pasado la vida sufriendo por cosas que en un 95% jamás han pasado”. Este efecto de futuro trata de auto justificarse como previsión necesaria para reaccionar cuando la situación llegue. Esto no es más que un engaño. Las situaciones son siempre imprevisibles y solamente cuando llegue efectivamente a situación podremos tener toda la información para actuar correctamente. El haber estado montando reacciones solo sirve, realmente, para entorpecer la reacción óptima. Este es un punto que hace que los practicantes le de miedo mantener jhānas, porque temen que, si no están preocupados por el futuro, éste se escapará. No es cierto. Tenemos mecanismos internos que nos avisan cumplidamente de todos los puntos que hayamos incluido en nuestra agenda, siempre y cuando, nosotros los consideremos importantes. Si no, no nos acordaremos. Los pensamientos reactivos no trabajan para nosotros sino para ellos. Podemos estar preocupados durante semanas por una cita, y cuando llega el momento no acordarnos de ella. Acordarnos o no, depende de procesos temporizados reales, no de ideaciones.
Suprime el aburrimiento. Como no hay pasado, no nos agobiamos por el tiempo que ha pasado, como no hay futuro, no nos agobiamos por el tiempo que queda. O sea, no nos agobiamos, no nos aburrimos. La vida transcurre en tiempo real, solo existe ahora de ahora, porque no hay ahoras que relacionen pasados ni ahoras que apunten futuros.
Acaba definitivamente con las obsesiones, compulsiones y dependencias, incluso de ciertas drogas psicotrópicas tan poderosas como las benzodiacepinas. Por ello, es el tratamiento de elección para toda clase de adicciones, de tipo químico, afectivo o sexual.
Adicionalmente tiene estos efectos:
Regula el sueño. Con la práctica continua (dos meditaciones diarias durante los 65 primeros días, al principio, y luego solo con dos a la semana) el sueño queda reducido a 3 horas. No se necesita más entre otras cosas, porque el cerebro no está consumiendo recursos para mantener basura reactiva, así que permanece en stand-by durante la mayor parte del día, por lo que está descansado. El sueño aparece en segundos y te despiertas en segundos. Puedes dormir sentado, como interesante opción.
Desatención a las rutinas diarias. Podemos permanecer atentos permanentemente a lo que queramos, no necesitamos ocuparnos del día a día.
Comportamiento ético. Si se hace, dice o piensa algo considerado como no ético, se experimenta un cosquilleo muy desagradable por toda la superficie craneal que se hace evidente hasta remediar la situación.
Sensación de recalentamiento craneal. No es desagradable, pero es extraña, Nos indica que andamos bien.
Esto es todo. De momento. Bienvenido. Esto es meditación.
Comentários