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Curso de Jhanas (III). Liberando Drogas Endógenas.

Foto del escritor: Tomás Morales y DuránTomás Morales y Durán

El cerebro humano puede funcionar en múltiples modos. Todo el mundo sabe que cuando está bebido, drogado, enamorado, excitado o feliz, funciona de forma diferente. Todo es diferente. Sin embargo, estos efectos son temporales. Siempre se vuelve al modo estándar. El estado “normal”. El estado normal, de normal no tiene nada. Es un estado pésimo para su usuario, pero resultó ser el más eficaz para la dialéctica evolutiva. El modo estándar del cerebro se caracteriza por un estado continuo de insatisfacción con muchas fases de sufrimiento y muy escasas de placer y felicidad. El cerebro se recompensa a sí mismo solo cuando el usuario consigue sexo o comida. Y cuando quiere libera amor para que el usuario forme pareja estable para que la reproducción sea posible. Un cerebro que solo busca sexo y comida es ideal para la reproducción. El placer y la felicidad deben ser justamente dosificados: demasiado poco y el individuo entra en depresión y suicidio. Demasiado y el individuo deja de ser activo en la busca de recursos sexuales y materiales. Un individuo sufriente se replica. Uno feliz… ¿para qué? Vamos a hacer un experimento mental. Supongamos que en un grupo de simios uno de ellos comienza a experimentar el apego. Con las bananas que tiene a disposición no le es suficiente. El apego le hace sufrir. Debe conseguir todas las bananas posibles, dejando al grupo sin medio de subsistencia. El simio apegado llegará al asesinato para proteger “sus” posesiones. Además, no permitirá compartir hembras con el grupo, así que las capturará y se quedará con ellas. De forma exclusiva coitará con ellas, asegurando así que solo los simios con el “gen” del apego se reproduzcan usando sus enormes medios materiales que no para de recolectar. Este simio sufre muchísimo y solo cuando alcanza el objetivo previsto obtiene un poco de felicidad y de placer. Sensaciones que se acaban rápido produciendo un fuerte efecto de dependencia mental y haciendo retornar al “trabajo” al simio apegado. Si además es estúpido, transformará el mundo antes de plantear que el problema lo tiene en la mente. Que es el apego es que le corroe y que jamás podrá satisfacerlo. Podrá rendirse y llorar de sufrimiento, pero nunca alcanzará a felicidad. Así es el modo estándar. Mientras tanto, el resto de los simios se quedaron sin comida y sin hembras… y efectivamente se extinguieron. La evolución te haya traído hasta aquí a hombros del sufrimiento de todos tus antepasados. Que la inmensa mayoría de la humanidad sufra no es normal. Es frecuente, pero no es normal. No solo no es normal, es una desgracia. Y la felicidad solo sirve para sobrellevar esta triste condición. El ser humano ha olvidado la capacidad de saber liberar sus propios neurotransmisores. De esta forma se ha convertido en un ser alienado por la evolución. Apegado, ignorante, sufriente. Así no hay forma de liberarlo. En la lección de hoy voy a exponeros el mi método directo de liberación de hasta 11 neurotransmisores. Es resultado de mi propia investigación, optimización y protocolización, y avalada con un número significativo de sesiones clínicas con una amplísima variedad de individuos de diferentes edades, formaciones y nacionalidades. Dimetiltriptamina, que es un alucinógeno con el que podrás visualizar vivos fractales de colores. En algún caso incluso con los ojos abiertos, pero no es lo común. Dopamina, el responsable de lo que llaman “placer”. La cocaína induce la producción de dopamina machacando el centro de recompensa del cerebro. Serotonina, eso que llamas “felicidad” y es lo que mucho ignorante piensa que producirla continuamente es el objetivo de la vida. Se puede dar en sobredosis de felicidad que cursa con diversos síntomas adversos entre ellos convulsiones. Hay que tener cuidado con ella. Anandamida, que es un endocannabinoide que es la alegría, te puede dar por reírte, por darte sueño, por hambre, o por las tres…, el tetrahidrocannabinol es muy similar a la Anandamida, por eso la marihuana o el hachís puede hacerte efecto. Epinefrina, que es un excitante. Encefalinas, que es un grupo de opiáceos cuyo efecto es muy similar al de la heroína. Todos los anteriores son necesarios simultáneamente para lograr la primera jhāna. Además, podrás activar la Oxitocina, cuyo efecto es el amor. Un amor animal, pasional, salvaje. Aunque te hayas enamorado alguna vez en tu vida, solo cuando la experimentes sabrás qué es el amor de verdad: pura química. El enamoramiento se produce, una vez con altas dosis de Oxictocina en el cerebro, cuando hueles las feromonas de otra persona. Así quedas fijado a ese olor. La naturaleza también lo usa en el parto al inducir el feto en las paredes del útero una producción masiva, de forma que, al poner al neonato en contacto con la madre, ésta queda fijada a esa criatura de por vida. Pura química. ¿Qué te habías creído? ¿Que era espiritual?… Otras drogas accesibles son las Endorfinas, la Prolactina, el Ácido γ-aminobutírico (GABA) y la Melatonina, por si tenías problemas de sueño. Cada una de ellas por separado cumple una serie de funciones necesarias no solo en el cerebro sino en todo el cuerpo. La deficiencia de alguna de ellas da lugar a enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad o los ataques de pánico, por ejemplo, y otras a enfermedades físicas. Las combinaciones de dos o más de ellas tienen efectos de todo tipo, induciendo algunas de ellas Estados Alterados de Conciencia, a partir de los cuales es posible tomar el control del cerebro, de forma que es posible cambiar definitivamente su modo de funcionamiento, a lo que el buddhismo llama efectos de la Iluminación. Por ejemplo, dejar de sufrir definitivamente. Vamos al ejercicio. Elige un lugar aislado, en el cual puedas estar seguro, donde puedas desinhibirte y donde no molestes a nadie. No hagas esto en una sala de “meditación”. A mí donde me va hacerlo es la pie de palmera enfrente del Pacífico. El lugar es muy importante, porque acabas asociándolo con las jhānas. Debe estar limpio, colocado. La orden y la limpieza relajan la mente. La postura debe ser la de sentado, con las piernas cruzadas, erguido y con la espalda recta. El ejercicio no va ser muy largo en el tiempo, pero aun así la postura debe ser tal que no nos moleste ni lo más mínimo. Esto no consiste en esperar a que pase una hora en el reloj,  ni tonterías semejantes. Aquí vamos a lo que vamos. No venimos a echar el rato. Aquí venimos a meditar. Cuando lo sacamos, acabamos. Estas son meditaciones de si o si. Esto funciona siempre. Si haces el ejercicio correctamente el efecto aparece, si o si. Y nunca te levantas igual a como te sentaste. A veces se levanta una persona diferente a la que se sentó. Te sientas y te relajas. Esto va a ser realmente divertido, vas a experimentar placer, felicidad y alegría surgidas de la meditación, no de placeres sensuales que luego cobran su peaje en sufrimiento. Esto es bueno. Realmente bueno. El formato de los ejercicios siempre es el mismo, sea la droga que sea. Te concentras en las formas que te iré mostrando mientras moldeas el aire con ellas, mientras sonríes. Nada más. Lo primero es que debes hacer es localizar tu propia zona en el interior de las fosas nasales en la que tú percibas la presión del aire, exactamente con igual intensidad tanto cuando inhalas que cuando exhalas. Debes evitar el efecto temperatura, o sea, que lo que estés percibiendo sea lo frío del aire. Esta área está ubicada habitualmente lo más arriba de las fosas nasales, justo al borde del hueso nasal. Debes concentrarte solo en la presión, porque vas a modelar el aire tanto inspirando como expirando. Si entra la temperatura en tu percepción, solo experimentarás las entradas y no las salidas, por lo que no estaremos haciendo nada. Lo segundo, por tanto, es comprobar cuál es la presión máxima que puedes aplicar en la inhalación de forma que se perciba solo la presión, no la temperatura. Esa presión máxima será pequeña. Este es un ejercicio de pura concentración. Fíjate que, aunque sea una presión muy pequeña, si aplicas toda tu concentración, o sea, solo te focalizas en ese punto, vas a idear formas cada vez más grandes en base a esa percepción. Idearás formas que suben y bajan, en las que pondrás toda tu concentración… suben con la presión de la inspiración, bajan con la presión de la espiración. Cuanto mayor sea la presión así será la pendiente de subida o bajada. El ejercicio se va desarrollando así: una vez que tienes una determinada presión, te concentras en las formas que vas creando mediante la respiración. La concentración hará que las percibas cada vez más claras, después más nítidas y finalmente más grandes. Cuando las visualices muy grandes, bajas la presión máxima y repites el proceso. Llegará un momento que la concentración será tal que una minúscula respiración te parecerá una enormidad. Sonríe siempre. La sonrisa predispone al cerebro. Debes dejarte llevar, totalmente. No te asustes porque es totalmente seguro. Puedes ayudarte mediante un ligero movimiento de cabeza… siguiendo las formas. Cuando empieces a sentir los efectos, no pares, sigue y verás cómo se van haciendo cada vez más y más evidentes. Si quieres llegar aún más allá simplemente abre tu percepción táctil a toda tu piel: es el mismo aire que estás moldeando, que te rodea, que te arrulla, que te posee. El aire y tú ya sois lo mismo dentro de un mismo movimiento. Si te sorprendes pensando, no te sientas culpable: aun piensas sin querer, con eso acabaremos pronto. Tómalo como una señal de aviso de que la atención te sacó de la concentración. Trata de atar corta a la atención. Su trabajo es avisarte de todo lo que pasa a tu alrededor, pero ahora, que estás en un área inhóspita, en un yermo, en un páramo, en la selva, al pie de un árbol o en un sitio vacío nada pasa ahí fuera que sea importante. El efecto es acumulativo, y tarda minutos en disiparse. Es por ello que una distracción si regresas enseguida no tiene la menor importancia. Pero debe ser enseguida, si no, el efecto se diluye poco a poco, pero se termina diluyendo. Lo normal es que con 10 minutos sea suficiente para cada droga inicialmente cuando eres nuevo. Según  vayas practicándolo comprobarás que el efecto aparece cada vez antes y más fuerte. Así hasta que con una solo inspiración te pongas a tope. Además, podrás con el tiempo llegar a liberar cantidades enormes. Solo deberás tener cuidado con la serotonina: la felicidad en sobredosis cursa con convulsiones, en la mayor parte de las personas. ¿Cuánta gente conoces que sea tan feliz que le den convulsiones? Matthieu Ricard “el hombre más feliz del mundo” no llega a esto, si lo hubiera hecho andaría con más cuidado. Hoy, para empezar, vas primero a localizar el área y la presión máxima. Cierra los ojos. Sonríe. Vas a respirar de forma libre. Experimenta con ella, no hagas ninguna forma definida. Relájate, concéntrate, y haz las respiraciones más y más sutiles sin perder la perfecta percepción de ellas. El ejercicio es continuo, inhalaciones y exhalaciones se sucederán hasta el final del ejercicio. A los pocos minutos empezaras a visualizar “nimittas”. Al principio aparecerán móviles, en escala de grises. Si hay luz ambiental se facilitará mucho. Aparecen como nubes evolucionando en tu campo de visión. Nunca te concentres en ellas, se disolverán y estropearán el ejercicio. Las nimittas son cantos de sirena a los que nunca debes hacer caso. Solo mirarlas sin concentrarte en ellas: aparecen porque estás concentrado correctamente en las formas con la presión. Más adelante, conforme el tiempo pasa y mantienes o mejoras la concentración, debajo de las nubes empezarás a visualizar fractales de colores, con una riqueza en complejidad increíble y serán fijos. Te recuerdo: sonríe siempre y no les hagas caso. Más adelante, como a los 15 o 20 minutos de iniciado el ejercicio podrías llegar a visualizar el gran fractal del ojo. Una especie de iris circular increíble. En cuanto llegues ahí, ya acabaste. Acabas de ver el efecto de la liberación de la Dimetiltriptamina. Nunca hagas más de dos ejercicios de concentración al día. Después de los ejercicios date un tiempo de relajación. NOTA IMPORTANTE: Si te has implicado con meditaciones erróneas, se da un efecto maligno y es que cuando quieres concentrarte en las formas, hay algo que te saca una y otra vez. Por mucho esfuerzo que pongas, “eso” te saca. Los meditadores expertos siempre señalan lo mismo. Al final si te concentras en qué pasa, verás una especia de sombra gris que te impide físicamente hacerlo. Que te saca del ejercicio. Es durísima e infranqueable. Si estás en este caso, malas noticias. Según el Buddha eres una mala persona. Así, textual. Y el kamma de una mala persona no le permite progresar. Y quien te enseñó esa práctica incorrecta es “peor que una mala persona”. Estoy trabajando en una terapia de choque para estos casos con un experto meditador que se ha recluido en un monasterio de Thailandia para su rehabilitación. El proceso es duro y penoso, lleva aislado varios meses, con resultado irregular, pero parece que podría funcionar. Espero que no sea tu caso. Podemos hacer maravillas pero no milagros.

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