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Foto del escritorTomás Morales y Durán

Cuatro Clases de Buscadores

Hay gente que le gusta buscar y que busca.

Que le guste buscar, que se aficione a buscar es el principal impedimento de encontrar. El que encuentra ya no busca más, abandona su afición, debe desprenderse de lo que ama: buscar.

La gente que le gusta buscar y que busca mira con ojos vidriosos, ojos muertos que miran para no ver. Mirar es su ocupación, no ver es lo que la mantiene.

Zombis del camino, de un camino, de cualquier camino, de todos los caminos. Son los que van murmurando su mantra “todos los caminos sirven”. Y es cierto, todos los caminos sirven para caminar. Caminantes con camino, caminantes por andar, caminantes sin meta, caminantes por el mar.

Son los esclavos preferidos del Māra, porque siendo esclavos, en sus vagabundeos capturan a más caminantes y se los entregan al Māra.


Hay gente que le gusta buscar y que no busca.

Es una tribu muy extendida. Son los que estudian lo que los que caminan dicen que han encontrado. Su misión y meta es coleccionar grandes cantidades de referencias de caminos y les gusta imaginar como será caminar, pero en su atalaya de la comodidad se sienten superiores a los zombis que buscan, porque cambiando de libro, cambian de paisaje, cambian de ruta y no tienen que hacer ningún esfuerzo.

Son gente de fe. Gente que cree. Creedores.  Son los que sostienen que la verdad está en el libro que han leído, porque el libro que tienen es el mejor libro de los libros porque lo que pone en su libro es la verdad porque está en su libro.

Son buscadores por poderes, cerdos revolcándose en la ignorancia de otros. Son tan ignorantes que ni siquiera poseen ignorancia propia, la tienen prestada.

Māra ni siquiera se ocupa de ellos.


Hay gente a la que no le gusta buscar y busca.

Estos son los menos, y los que ocasionalmente son los que le dan trabajo al Māra. Son gente que anda buscando a pesar de que les repugna andar por ahí viendo más que mirando, desechando lo que no les sirve y con prisa de aviso de cierre de hipermercado para encontrar algo que sirva y dejar de buscar.

Los que encuentran son los que pertenecen a este grupo. El Māra confía en que los zombis los recojan, bien unos, bien otros, de forma que nunca encuentren.

Son los que desprecian a los Creedores, y si logran aborrecer a los Zombis, tendrán su oportunidad de encontrar.

Cuando encuentran, es cuando el Māra se les aparece con la misión de sembrar dudas sobre la validez de su hallazgo o, si eso le falla, para tratar de que no muestren a nadie su hallazgo, para no estropearle su juego inmundo de Zombis y Creedores, y contener la derrama.


Hay gente a la que no le gusta buscar y que no busca.

Es la inmensa mayoría. Son los idiotas, los que están y no participan, los que miran el decorado y se especializan en sacarle provecho, en ser parte activa de él, en ser figurantes de este circo llamado Samsara.

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