La vida de un Buddha tiene pocas alegrías al no encuentra placer alguno en las cosas que gustan a las personas corrientes y evita la felicidad como algo cansino.
Sin embargo, lo que sí que enciende a un Buddha son esas ocasiones en las que aparece un imbécil exponiendo bobadas, muy serio y circunspecto y que, además, se atreve a criticarle…
Una reacción de ebullición le sube al rostro iluminándole mientras sus ojos se encienden y brillan como al tigre hambriento ante una serpiente desafiante que le espeta: «cómeme!»
Una oportunidad así amerita de todo un ritual de lidia con el objetivo de que se prolongar el juego lo más posible. Pero, enseguida, la serpiente siente la amenaza cierta, se le nubla y amarga el rostro, se revuelve sobre sí misma, va perdiendo las formas hasta dejarse la dignidad mientras el odio le lleva al insulto y su razonamiento se ofusca cayendo en falacias.
Su amargura es el kamma de su propia ignorancia. Nada hay más divertido para un Buddha que ser agente del kamma.
Colección de Discursos de Mediana Longitud MN 36. Con Saccaka
Cuando habló, Saccaka le dijo:
—¡Es increíble, Maestro Gotama, ¡es increíble! Cuando el Maestro Gotama es atacado repetidamente con críticas inapropiadas e intrusivas, la tez de su piel se ilumina y el color de su rostro se vuelve claro, como un Buddha perfecto, un Buddha completamente despierto.
Recuerdo haber enfrentado a Pūraṇa Kassapa en debate. Eludió el tema, distrayendo la discusión con puntos irrelevantes y mostrando molestia, odio y amargura. Pero cuando el Maestro Gotama es atacado repetidamente con críticas inapropiadas e intrusivas, la tez de su piel se ilumina y el color de su rostro se vuelve claro, como un Buddha perfecto, un Buddha completamente despierto.
Recuerdo haber enfrentado a Makkhali Gosāla, Ajita Kesakambala, Pakudha Kaccāyana, Sañjaya Belaṭṭhiputta y Nigaṇṭha Nātaputta en debate. Todos esquivaron el tema, distrayendo la discusión con puntos irrelevantes y mostrando molestia, odio y amargura. Pero cuando el Maestro Gotama es atacado repetidamente con críticas inapropiadas e intrusivas, la tez de su piel se ilumina y el color de su rostro se vuelve claro, como un Buddha perfecto, un Buddha completamente despierto.
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