Vipassana o Mindfulness son las meditaciones que más éxito comercial ostentan en la actualidad. Es un hecho que no se puede despreciar. Estas actividades merecen un estudio higiénico acerca de sus efectos a medio y largo plazo. Habiendo detectado que los practicantes de estas disciplinas se invalidan a sí mismos para cualquier clase de progreso en el camino a la Iluminación, vamos a tratar de diseccionar las razones por las cuales puede ser así. PÚBLICO OBJETIVO La forma de venta de estos productos se hace en dos entornos diferenciados, pero con algo en común: son prácticas dirigidas a occidentales. Éstos tienen dos rasgos interesantes: son crédulos a todo lo que proceda del lejano oriente y, además, tienen un alto poder adquisitivo. El primero destacable es la “meditación vipassana”, que se origina en la década de los 50’s del siglo pasado en la Birmania profunda, dirigida al establecimiento de centros de meditación especializados con interés en redes de franquicias en Occidente para budistas, afines y new agers en general. La segunda, la “meditación mindfulness”, dirigida hacia los terrenos de la psicología en forma de terapia para la reducción del estrés. Esta última se basa en estudios de posgrado en universidades. PUBLICIDAD Este producto se vende como la meditación que enseñó el mismísimo Buddha en el Mahasatipatthana Sutta, meditación cuyo objetivo es la Sabiduría. Rotulan este producto con la palabra “vipassana” queriendo decir con ella “Sabiduría”, pero que significa “intuición”. Se hace hincapié que, a pesar de que no aparece por parte alguna en los suttas, es la verdadera enseñanza que lleva directamente a la Liberación. Los vendedores de vipassana alegan constantemente que las jhānas, a las que se alude constantemente en los Nikayas, no son necesarias para la iluminación. En resumen, venden un producto en base al engaño, porque:
El Mahasatipatthana Sutta, es el método de acceso a jhānas.
La meditación vipassana es una creación moderna para su venta.
Vipassana, es intuición, lo que nada tiene que ver con esta práctica. Cualquiera que haya desarrollado la intuición como método de razonamiento (matemáticos, ingenieros, físicos, etc.) sabe que lo que necesita es tranquilidad, o sea, “Samatha”, para que surja.
Al asociar “vipassana” con el Mahasatipatthana Sutta, se vende como la única vía para la liberación de los seres, además de hacer pasar al Buddha como su autor.
En los entornos universitarios, psicológicos y de coaching solo dicen que tiene un origen “budista”, sin entrar más en ello. Como “budista” abarca toda la cultura y entornos de los países de religión budista, al ser Birmania uno de ellos, la palabra podría aceptarse. DIFUSION En Occidente se han propagado redes de centros, verdaderas franquicias, de esta práctica. Aunque tratan de hacer ver que es gratuita, realmente no lo es. Las estrategias son variadas. Por ejemplo, la franquicia “Goenka” hace pagar el curso como “donativo” a la promoción siguiente. Esto tiene unas ventajas múltiples, como el practicante va con el curso, la comida y el alojamiento gratis, no tiene posibilidad de protestar por nada, porque no paga. Se le insiste en que es gratis, a la vez que se le insiste en que fue uno antes que él que mediante su “generosidad” él “puede” hacer el curso. Y, al final, se aceptan gustosamente los donativos para mantener el negocio funcionando. Siempre alegan que es gratis, pero realmente si lo fuera, estas franquicias habrían cerrado nada más empezar. Los centros basados en la red theravadin de monasterios es otro tipo de difusión que comparten practicantes. Estos sí ponen precio a la estancia, sean retiros cortos de fin de semana o largos de 10 días. Esto sirve como una importante entrada de dinero negro a los centros, lo que incrementa, además, ingresos por lavado de dinero. No es extraño ver que parte del pago del retiro se haga en efectivo al ingresar el monasterio. ORIGEN Las prácticas en los países de origen distan mucho de éstas. La actividad principal de los monjes budistas es la magia en todas sus acepciones: magia negra, venta de suerte, amuletos, bendiciones, numerología, etc. Prácticas, en principio, impresentables a la clientela occidental. Aunque es posible que, con el tiempo, estas actividades podrían tener el mismo éxito que en los países budistas originales. El vipassana o el mindfulness es lo mejor que el budismo theravadin pudo llegar a ofrecer a Occidente. Un budismo donde “los logros espirituales no son posibles” (Rey Rama IV). MÉTODO La meditación vipassana se basa en dejar pasar sin apegarse o rechazar todo tipo de pensamientos o sensaciones que se experimenten en la sesión. Se usa el reloj para controlar el tiempo del ejercicio, siendo lo habitual las sesiones de una hora. Se introducen las posturas de sentado, acostado, de pie y caminando con la idea de alternarlas para poder cubrir más tiempo de práctica, sobre todo pensando en los retiros. Alternando meditaciones sentado de una hora con meditaciones caminando de medial, se puede cubrir todo el horario. Se complementa con alguna tutoría y una charla sobre un tema prefijado en el retiro. El objetivo es hacer retiros de bajo costo para que los ingresos se transformen en beneficios. FUNCIONAMIENTO La meditación vipassana es una meditación de Dispersión, justo lo contrario de la Concentración que es a la que el Buddha se refería. Para ello usan el término “atención plena” que no es más que “dispersión plena”. La función de la atención es señalarnos qué estímulo externo es el más relevante para llevarnos a él. Funciona como un chip manejador de interrupciones. O sea, no se permite mantener ninguna clase de concentración. La mente sin cultivar es una olla de grillos, pensamientos reactivos que vienen y van, sin control. El objeto de meditación son precisamente estos virus mentales. Se trata de observarlos tratando de no inmiscuirse en ellos. Si son agradables, se resiste su atracción, si son desagradables se trata de no generar aversión hacia ellos. Si no son agradables ni desagradables ayudan a entrar en la rutina y la distracción que en algunos casos lleva a la somnolencia. Por ejemplo, un episodio de la vida del cual el practicante se siente culpable, cada vez que aparece va gastando poco a poco la aversión que se tiene hacia él, dejándolo ir. Se parece enormemente a la confesión, salvo que en lugar de enfrentar a un tercero es a uno mismo. Usando este mecanismo con el tiempo, el perdón y el dejar ir, acaba cicatrizando heridas profundas. Pero no más que la típica confesión y menos aún una confesión pública. En una persona con gran cantidad de estrés los pensamientos son muchos e intensos y habitualmente desagradables. Esta técnica termina por calmar la mente que, aunque los pensamientos no dejen de surgir y cesar, no provocan demasiados conflictos. El mindfulness se actúa así: relaja y disminuye el estrés. Todo lo que se necesita es prestar atención. Como habitualmente no se hace, los pensamientos reactivos entran y salen sin desgaste. También es habitual en la vida normal que si se presta atención se acaba por implicarse con esos pensamientos, y así lo que hacen es hacer crecer el apego o la aversión que generan. Esta técnica puede malinterpretar el dejar ir con el reprimir, que aumentaría el resultado negativo de los pensamientos reactivos. Se usa la atención para evitar el despiste en primer lugar y en segundo para identificar cual es el pensamiento o sensación que es más relevante. Así, la atención va saltando de pensamiento en pensamiento o de sensación en sensación. EFECTOS NEGATIVOS Ir saltando de pensamiento en pensamiento, dejándolos ir, es justamente lo contrario a la concentración. La concentración consiste en centrarse en un objeto y no se deja ir en ningún caso. Si aparece otro que trata de ser relevante se ignora. La atención, así, queda ignorada. Un practicante asiduo de vipassana o mindfulness acaba siendo reprogramado para dejar ir a la sensación que primero aparezca. Lo que sucede cuando el practicante quiere desarrollar la concentración correcta, que es la base del desarrollo meditativo, es que simplemente es incapaz. No le es difícil identificar el objeto, pero en cuanto trata de centrarse en él, automáticamente lo dispersa, e inmediatamente su atención busca otro objeto para posarse en él. Este es un resultado a largo plazo en meditadores habituales. CONSECUENCIAS Esto provoca la incapacidad de generar la concentración necesaria para el logro de jhānas, con lo que ningún progreso se hace posible. De esta forma, vipassana o mindfulness entran por derecho propio en la categoría de “concentración incorrecta” denostada por el Buddha y de la que advertía que lleva al infierno. Estas prácticas dejan la mente dañada de forma permanente. Se necesitaría un tiempo igual de largo para desprogramar la mente para que no disperse y para que pueda lograr concentrarse, lo que es un esfuerzo extra además del necesario para jhānas. ERROR EN EL METODO El apego y la aversión, aunque no dependen de los pensamientos reactivos, los potencian sobremanera ya que aparecen cada vez que la mente reacciona aun estímulo, o bien externo, o a otro pensamiento (un pensamiento que lleva a otro). Enfrentarse a esos verdaderos virus con el ánimo de que no afecten es una estrategia absurda. El primer efecto de las jhānas es la supresión de todos los pensamientos reactivos, con lo que se logra el objetivo de que los pensamientos no arrastren apego y aversión de forma radical: no hay pensamiento por lo que se suprimen tanto el apego o la aversión. Aunque los efectos de las jhānas permanecen a lo largo del tiempo, necesitan de una práctica más o menos regular, para que se mantengan. En el segundo estadio de iluminación, sakadagami, la aversión y el apego se debilitan, y en el tercero, anagami, desaparecen definitivamente, llevándose con ellos al sufrimiento. CONCLUSIÓN Si tienes un agujero en tu pared desde donde están permanentemente saliendo cucarachas y corriendo por la sala… ¿Qué resulta más inteligente, que las contemples toda tu vida, dejándolas ir, o que tapes el agujero? De lógica básica.
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